Mauricio García - Desde la platea
Bendito deporte
'Si algo hay que agradecerle a Sergio y sus hombres es que juegan para seguir haciéndonos creer'
El fútbol es ese bendito deporte que cada partido demuestra que casi nadie sabe nada. Donde la lógica no impera y donde los planteamientos se los lleva el diablo. Y a lo mejor, hasta hay que dar gracias a Dios de que eso siga siendo así en un deporte cada vez más tecnificado donde se controlan hasta los gases que emanan del sudor del jugador.
Pero al final, casi nadie sabe nada. Nadie, ni los árbitros saben cuando las manos son manos , cuando las rojas son rojas o cuando los saltos con choque al contrario son amarillas. La intuición y el ambiente, hostil o no, influye.
Casi nadie sabe que empezando con un error de tu portero y poniéndote el marcador en contra, es decir, pateando el planteamiento inicial, vas a dar la vuelta a la situación hasta el punto de que la España futbolística reconozca que no has merecido perder. Es verdad que merecer no puntúa y a estas alturas lo que se necesita es sumar, pero demuestra que casi nadie sabe de esto.
Igual que casi nadie sabe de cómo puede funcionar un jugador. Recuerde que en las redes 'asociales' se bramaba porque nos íbamos a reforzar con un suplente de segunda que ahora, cosas de este bendito deporte, se ha convertido casi en un estandarte para el equipo y la afición. Un tipo con una calidad y una implicación que cualquiera diría que ha nacido en la calle Lubet y le duele esto tela marinera.
Y es que el fútbol es un deporte bendito y loco, hasta el punto de hacer que con un empate salgas decepcionado y viendo que el abismo está cerca y dos semanas después, con menos puntos por disputar y con una derrota, salgas esperanzado.
Porque el fútbol es un bendito deporte en el que casi nadie sabe nada. Y en ese juego nos movemos. En la montaña rusa que supone ver el vaso medio lleno o medio vacío según las sensaciones, sin mirar la lógica, por pura creencia y contagio. Y si algo hay que agradecerle a Sergio y sus hombres es que juegan para seguir haciéndonos creer. Pase lo que pase, diviértanse.