Desde la platea
Nuestros 'once cabrones'
La mítica frade de un entrenador galés John Benjamin Toshack nos viene ahora a muchos cadistas al recuerdo
El kilombo en el que estamos es gordo. Cierto es que sigue estando en manos del equipo, pero las sensaciones no pintan bien. Se podría estar jugando todavía en Mallorca y aún estaría a cero el casillero de goles a favor. A poco que nos enfrentemos a un equipo ordenadito atrás parece que somos incapaces de generar ocasiones de gol. Los balones más peligrosos que llegan al área los pone un tipo con las manos desde la banda, a partir de ahí....
Cierto es que en el fútbol está casi todo dicho o escrito y que tras una derrota donde te juegas parte de tu vida futura el pensamiento de cualquier aficionado puede ser aquel de Toshack: 'el lunes pienso en cambiar a diez, los martes a ocho, los jueves a cuatro, el viernes a dos y el sábado ya pienso que tienen que jugar los mismos cabrones de siempre'.
Tampoco es menos cierto que en el equipo amarillo 'esos cabrones de siempre' son lo que hay. Sin más. Sergio se ha rodeado de una guardia pretoriana y con eso tiene que sacar esto adelante , que al fin y al cabo son los suyos y, por ende, los nuestros, los de la afición.
Tampoco es tiempo para excesivos reproches , ya vendrán a final de temporada. Aunque no podemos caer en que esto es jauja, que la vida es maravillosa y que las nubes son de algodón de azúcar y las podemos coger para comer mientras que vemos al Cádiz. Las soluciones dependen del míster y del vestuario. Ellos saben lo que se cocina cada día dentro y dónde poner las claves, si en la intensidad, en la recuperación y salida, en el bloque alto, en el bloque bajo o en la escalera de la entreplanta.
Ahora nos jugamos la vida contra el Valladolid . Que tampoco es que tenga arriba una dupla formada por Haland y Kane. También adolece de gol. Jugamos en casa. El campo será una olla a presión. Si no hay cojones de ganar, porque esto ya va de cojones, dejen de soñar porque será que no merecemos lograr el ansiado objetivo. Hasta entonces, sigamos apoyando y empujando a nuestros 'once cabrones'.