Julio Camacho - Opinión

Theo siempre era fiel a sí mismo

«Se queda mudo hoy el cadismo más popular y verdadero, el más sufridor, el más auténtico. Buen viaje, Theo»

Julio Camacho

Él era el mismo en el campo del Torredonjimeno que en el flamante nuevo San Mamés. Cambiaba el entorno, el rival, el clima y la hora, pero él siempre era el mismo.

Enemigo de la impostura, Theo era natural, auténtico, cercano . No se preocupaba por lo que pareciera: él lo era y quien se lo quisiera creer, que lo disfrutara.

Es fácil mentir en la radio. Crear atmósferas que no existen. Exagerar lo que no pasa. Nadie te ve, y en tiempos en los que no estaban tan extendidas las redes sociales, no había un chivato en cada esquina.

Pero pese a ello, Theo siempre era fiel a sí mismo . Cuando en campos de 2ªB él decía en cualquier final de partido ajustado que a ver si el Nazareno nos echaba una manita, en ese justo momento tocaba la estampita del Greñúo que ponía abajo del aparato de RDSI que aseguraba el mejor sonido para la retransmisión. No mentía, no impostaba . Contaba en la radio las anécdotas más mundanas tal y como eran o le habían ocurrido: que si había ido a este bar, que si los dulces del pueblo de al lado eran muy típicos, que en la puerta del estadio se habia encontrado tal cosa o que si desde la cabina se veía la otra. Esos relatos tan llenos de verdad y espontaneidad lo conectaban con la audiencia de una manera especial.

Así era él y así lo transmitía en ese preciso momento, en una atmósfera siempre cargada por la tensión banal pero sentida del fútbol y de nuestro Cádiz. Y así era en el trato personal: sin dobleces, tendiendo puentes a la confianza, cariñoso y noble como pocos. En las buenas y en las malas. Buena persona sobre todo lo demás.

Se marcha un eje de mi vida en los años más intensos, el que me ligó a una pasión que siempre tendré y que me ha querido de verdad . Ese trozo que se me parte del alma no encuentra palabras hoy para expresarse. Se queda en el fondo del dolor y trataré de recuperarlo desde los recuerdos felices, que son innumerables con él. Hoy no puedo.

Creo que con él se va una forma de hacer radio , tan peculiar como inalterable desde que me recibiera con los brazos abiertos, respeto y cariño a finales de los 90, cuando yo aún no tenía 10 años y compartía mesa con Diego Patrón y Carlos Iglesias. Theo ha sido el narrador que más emoción le ha dado nunca a los partidos del Cádiz y además lo hizo en el pozo más oscuro, cuando el equipo de nuestra vida atravesaba el momento más difícil. Si la llama del cadismo luce hoy con fuerza, en parte es porque él contribuyó en aquellos momentos a mantenerla viva desde campos recónditos.

El único consuelo que me puede quedar ahora es que Theo se ha ido anotando un buen gol en la prórroga . Su corazón estaba maltrecho y, pese a ello, superó el coronavirus demostrando coraje y fuerza. Fue tras salir del hospital cuando creo que por fin la gente le demostró públicamente el afecto que le tenía , en una especie de reconocimiento tan cadista y popular como era él. Y tanto él como Ana y Carlos pudieron sentirlo. Se apresuró entonces a publicar su libro, algo que le hacía una ilusión particular y por eso agradezco especialmente su empeño a todos quienes hicieron posible que ocurriera.

Se marcha la voz que me unirá para siempre a mis dos pasiones de infancia y juventud: la radio y el Cádiz. Se queda mudo hoy el cadismo más popular y verdadero, el más sufridor, el más auténtico. Buen viaje, Theo .

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