Ignacio Moreno Bustamante - Cádiz CF
Demasiadas incógnitas en la operación Delphi del Cádiz CF
El presidente del Cádiz tiró ayer de discurso fácil, de cara a la afición, pero no desveló las claves de la operación, como el proceso de expropiación de los terrenos de Delphi a favor de Puertos del Estado
Un proyecto de más de 100 millones de euros «sin gastarnos el dinero de los futbolistas»
El Cádiz Club de Fútbol está obligado a buscar fuentes de ingresos más allá de los canales tradicionales . A saber, taquillas, televisión, traspasos de futbolistas o publicidad. Esas cuatro armas las poseen todos y cada uno de los clubes de la Liga de Fútbol Profesional. En el fútbol de hoy en día, para crecer de verdad, para asentarte entre los grandes, hay que ir varios pasos más allá. De hecho, el club cadista va muchos pasos por detrás de otros que, a priori, por afición o número de habitantes, no deberían estar a tanta distancia deportiva o económica. Equipos como Celta de Vigo, Villarreal, Real Sociedad, Osasuna… han sabido consolidarse en la élite del fútbol nacional, e incluso llegar a competiciones europeas. En todos estos casos la gestión de la entidad ha pasado por conseguir ingresos extraordinarios, al margen de los tradicionales.
Por eso, cuando el presidente del Cádiz abrió el debate del crecimiento del Cádiz Club de Fútbol por vías distintas a las habituales, personalmente me pareció –y me sigue pareciendo– una excelente noticia. Manuel Vizcaíno mostraba la ambición necesaria para, cuanto menos, intentarlo. Pese a tener que tomar decisiones difíciles. Una de ellas podía ser la del estadio. El Cádiz es de los pocos clubes de Primera que no tiene uno en propiedad . Lo tiene ‘cedido’ por el ayuntamiento y sólo para jugar los partidos cada dos semanas. Contar con un recinto propio, que además sirva para acoger otros muchos eventos el resto de días –«conciertos o la presentación de un nuevo coche a nivel mundial» ponía como ejemplo el presidente–, sin duda supondría un aumento importantísimo de los ingresos. El antiguo Carranza no cuenta con las características para ello y además no es suyo, por lo que plantear construir uno nuevo no era ninguna locura. Al menos desde el punto de vista estrictamente empresarial. Y en esas estábamos cuando el pasado viernes, el club sorprendió a propios y a extraños anunciando la compra de los terrenos de Delphi y e l inicio de las conversaciones con el alcalde de Cádiz para hacerse también con la propiedad del que llaman Nuevo Mirandilla.
Una operación que, de salir adelante, supondría que el Cádiz tendría miles de metros cuadrados disponibles en tres lugares distintos: el estadio Carranza, la Ciudad Deportiva El Rosal y la antigua factoría de Delphi. Ambicioso, sin duda. Difícilmente ningún otro club de España, incluidos Real Madrid y Barcelona, dispongan de tanto terreno para desarrollar sus proyectos. Ayer, el presidente y la alcaldesa de Puerto Real, acompañados por el representante del fondo de inversión que, aseguran, va a invertir cien millones de euros, daban una rueda de prensa para explicar su plan. Pero en lugar de despejar incógnitas, dejaron muchas más en el aire.
La primera. ¿Cuánto han pagado por los terrenos de Delphi a la administración concursal? No lo han dicho, pese a que ayer se les preguntó expresamente por ello. De hecho tampoco han mostrado ningún documento que acredite que la compra-venta se ha efectuado. Además, si saben perfectamente que sobre los terrenos de Delphi pesa una orden de expropiación a favor de Puertos del Estado, ya que hasta en tres ocasiones así se le ha comunicado a la administración concursal, ¿por qué han seguido adelante con el proyecto?
Conviene detenerse en este asunto porque es primordial. Las negociaciones de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, a través de Puertos del Estado, para integrar los terrenos de Delphi como ampliación de La Cabezuela comenzaron hace años. Precisamente, en época de José Luis Blanco (PSOE) como presidente, se hizo una oferta de tres millones de euros que se rechazó. De ahí que se iniciaran los trámites para hacerse con ellos por medio de la expropiación del Gobierno a su favor. Tal era entonces el convencimiento de que finalmente se integrarían que se construyó una terminal de tren de mercancías que ya está finalizada y que no tiene sentido sin esos terrenos industriales de Delphi. ¿Por qué no han hablado previamente con la Autoridad Portuaria?
Otra cuestión primordial es el uso del suelo. Actualmente está catalogado como industrial. El Cádiz habló ayer de forma muy ambigua, sin definir claramente qué actividades se van a desarrollar allí. Hablan de universidad del deporte (¿una universidad privada? ¿en convenio con la UCA?), tejido empresarial tecnológico, centro de eventos, ciudad digital… difícilmente se puede justificar como actividad industrial, por lo que obligaría a cambiar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Y ese trámite requiere de al menos un año y medio para su ejecución. Siempre que no haya alegaciones posteriores.
En cuanto a la inversión, afirmaron ayer que es de cien millones de euros, 30 del club y 70 que aporta un fondo de inversión, Mar Océana. La Ley obliga a que las inversiones de este tipo de fondos justifiquen un mínimo de un 7% de beneficios anuales. ¿Este proyecto es capaz de generar por sí mismo siete millones de beneficios al año?
Otra incógnita es qué ocurre con El Rosal. ¿Seguirá como hasta ahora, siendo prácticamente un centro de entrenamiento privado pese a que el convenio con Diputación firmado hace años por el presidente González Cabaña hablaba de lugar de entrenamiento de los equipos de fútbol base de la provincia?
Y finalmente el estadio. Un recinto deportivo municipal que, según afirma el propio Vizcaíno, el Ayuntamiento le ha ofrecido para que lo compre . Es decir, suelo público que pasaría a manos privadas. Justo lo contrario a lo que defiende el actual equipo de Gobierno municipal. Cierto es que ya lo hizo con la finca junto a la avenida transversal, vendida a una promotora para la construcción de vivienda privada. Pero hasta para el actual alcalde sería demasiado ir en contra de sus principios de forma tan flagrante. Sobre todo de cara a sus votantes, aunque si considera que electoralmente le sería más beneficioso hacerlo ya que se ganaría el favor del cadismo nada es descartable. Pero incluso así, ¿qué le vendería? ¿Las gradas, el terreno de juego y los metros de la tienda oficial, las oficinas y el futuro hotel? Porque el resto de instalaciones pertenecen a la Zona Franca y a diversos propietarios particulares.
En definitiva esta operación a tres bandas está cargada de incógnitas, muchas de las cuales probablemente nunca se despejarán . Ayer, tanto el presidente del Cádiz como la alcaldesa de Puerto Real lo único que hicieron fue tirar de tópicos y de mensajes de cara a la afición, pero sin entrar de verdad en el fondo de las cuestiones: «somos un club de la gente de la calle, con abonados de 70 euros detrás de la portería. El objetivo es que paguen menos todavía», «somos un club de Cádiz para la gente de Cádiz y la provincia», «El Ayuntamiento de Puerto Real es visionario», «Puerto Real está castigada y le hubiera puesto una alfombra roja y pétalos a este proyecto si me hubiera dado tiempo», «el alcalde es mi amigo y siempre nos hemos entendido»… palabras vacías que no aclaran el fondo de las cuestiones clave. Populismo de cara a la hinchada. Seguro que Manuel Vizcaíno conoce las verdaderas respuestas. Seguro que tiene ases guardados en la manga. Seguro que todo esto y mucho más se lo ha planteado y tiene estudiadas las posibles soluciones. Seguro que va cinco pasos por delante y ayer calló muchísimos aspectos que sólo él y sus colaboradores saben.
El problema es que, al no hablar claro, genera demasiadas dudas . Como cadistas, como gaditanos, todos queremos el crecimiento del club. Pero no a cualquier precio. No mediante una complejísima operación que más huele a especulación financiera o urbanística que a un deseo real de que el Cádiz, de verdad, se asiente entre los grandes del fútbol nacional.
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