CÁDIZ CF
Carencias
Como ocurriera en la temporada anterior, parece que sobraran los dos últimos meses de competición
![Carencias](https://s1.abcstatics.com/media/deportes/canal-amarillo/2019/06/salvi-cadizcf-extremadura.jpg)
![Salvi se lamenta durante el Cádiz CF-Extremadura.](https://s1.abcstatics.com/media/deportes/canal-amarillo/2019/06/salvi-cadizcf-extremadura.jpg)
Resignada ante la impotencia, aturdida por la fatalidad, a la desconcertada afición cadista sólo la libraría ya de su estado de estupefacción, la casi imposible confluencia de un doble milagro. En primer lugar, que el Deportivo no gane en casa al ya descendido y desfondado Córdoba. Y el segundo milagro, más difícil de producirse todavía, consistiría en la verificación de un episodio que ha permanecido inédito durante mucho tiempo, casi echado en el olvido: que el Cádiz sea capaz de ganar un partido , aunque sea en la jornada final, acuciado por la necesidad y ante un rival que nada se juegue en el envite. Porque la sensación de solvencia, de confianza, que otrora transmitiera el equipo se ha ido diluyendo a medida que avanzaba el calendario y el reclamo de la meta se advertía más cercano.
Como ocurriera en la temporada anterior, parece que sobraran los dos últimos meses de competición , a los que se arriba cansados, tensos y con la pesada carga psicológica que supone sufrir el paso continuado de los encuentros sin conocer la victoria. Si bien es cierto que, frente al Extremadura, el equipo se vio atrapado en las inesperadas redes del infortunio, no lo es menos que mostró una incapacidad manifiesta para otorgarle fluidez al juego, crear fútbol y generar ocasiones de gol. Todo parecía abocado, una vez más, a que la solución apareciera mediante el arrebato aislado de una inspiración individual, a un soplo de genialidad salvadora. Pero ni Aketxe tuvo su día en los lanzamientos de falta ni Machís estaba ya sobre el campo. Por lo que todo se hubo de reducir al empuje incontrolado de once jugadores que, o bien equivocaban el camino de penetración o bien erraban en el postrero momento.
Nadie parecía atreverse a filtrar un pase entre líneas, a romper éstas con un cambio de orientación, a encarar a un contrario para encontrar una combinación con ventaja… Todo parecía previsible, lento, reiterativo. Carencias palpables que ha mostrado el equipo durante toda la temporada y que finalmente se han pagado con creces.