Cádiz - Rayo
La pizarra del Cádiz - Rayo
Sergio volvió al 4-4-2 para medirse a un equipo que le iba a plantear cosas diferentes a las de Getafe o Granada
Si hay algo que está demostrando Sergio González es su apertura de miras y de ideas. El entrenador catalán no se deja etiquetar con ningún 'cliché'. Tan pronto quiere el balón como renuncia a él. Igual sube la presión que la retrasa. A lo mejor le da jugar por el centro, que por los costados. Y un día saca tres centrales y al siguiente dos. Así está funcionando un Cádiz lleno de alternativas gracias a un entrenador que cambia el dibujo según las necesidades y el rival. Este domingo ante el Rayo Vallecano lo volvió a demostrar.
1. Vuelta al 4-4-2
Tras dos encuentros jugando con un 5-2-3 ante dos equipos que también se posicionaron de la misma manera, Sergio volvió a los orígenes y dejó al Cádiz con un clásico 4-4-2 apostando por la delantera que tanto ha dado a este equipo con Negredo y Lozano, los dos máximos goleadores del equipo. Igualmente, recuperaba las bandas y todo el protagonismo que les quitó en Carranza y en Los Cármenes volvió a dárselo a Idrissi y Alejo.
Y con este bloque salió un Cádiz serio, y hasta cierto punto aburrido. De hecho, la primera mitad no fue toda la ambiciosa que el aficionado deseaba dadas las necesidades en la tabla. Sin embargo, el plan de Sergio funcionó a la perfección. Sabedor del esfuerzo copero realizado el pasado jueves, el Cádiz fue alargando con cabeza el encuentro para darle mayor empuje al juego tras los primeros 45 minutos.
2. Una victoria facilitada pero buscada
Mucho se está hablando de los errores del portero del Rayo Vallecano, Luca Zidane, en los goles del Cádiz. Y es cierto, el meta rayista pudo estar mejor, como lo pudo estar también el Cádiz, al que por primera vez en mucho tiempo le sonreía la fortuna con esas dos mejorables intervenciones. Dicho eso, para que un portero se equivoque el equipo rival debe hacerle llegar balones a su área. Y eso sí que lo supo hacer muy bien el Cádiz.
Sobra decir que los goles facilitados facilitaron a un Cádiz que para algunos pudo pecar de reservón incluso con el 0-0 cuando la victoria era cuestión vital. Sin embargo, Sergio no es aficionado y afortunadamente deja las pasiones en el vestuario para dirigir a los suyos con cabeza, mucha cabeza. Le pasó en Granada, le pasó ante el Getafe. Y ante el Celta. Por descontado que sabe que hay que sumar de tres en tres, pero para él, mientras hay vida, hay esperanza y de todos los presentes, es el primero que no da por muy malo el empate. De ahí que este Cádiz suyo nunca haya dado la sensación de ser un kamikaze en busca del triunfo. Y ya le tocaba ganar.
3. Triple pivote para guardar el resultado
Tras el 2-0 tocaba resguardarse y Sergio no tuvo ningún tipo de complejos en hacerlo. No quería ningún tipo de problema y para eso amarró el resultado sacando del campo a un delantero como Lozano para meter más obreros en el centro del campo. José Mari se situaba en la sala de máquinas junto a San Emeterio y Alcaraz y el partido se fue poco a poco encarrilando hasta su final sin demasiados agobios.
Ya a falta de veinte minutos refrescaba a San Emeterio por Álex -es vital recuperar al pelirrojo- y sentaba a Idrissi (autor del centro del primer gol y del segundo tanto) para dar entrada a Arzamendia, un geto del entrenador muy importante para que el paraguayo no se le vanga abajo tras su estrepitoso encuentro en Granada. Los cambios dieron más mordiente al equipo y se llegaba al final con los tres puntos en el bolsillo no sin añgún que otro susto.
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