Cádiz - Elche

La pizarra del Cádiz - Elche

Que el árbol del VAR no tape un bosque hecho añicos por el colista

Alfonso Carbonell

En cierta manera, el estrepitoso error del VAR ha tapado la calamidad del encuentro disputado por los pupilos de Sergio González, que si acaso estuvieron vivos y con espíritu ambicioso durante la primera media hora de juego. El resto, ruina.

Sergio repetía el mismo once que sacó en Mestalla ante el Valencia en un encuentro que se acabó ganando gracias a una cabalgada de Sobrino que acabó finiquitada por Alcaraz. Se jugó bien, pero siempre a merced del que disponía del balón, esto es, el Valencia de Gattuso, tampoco el paradigma de fútbol- control-

Sin olvidarse de la poca caliad del equipo amarillo, no hay que pasr por alto que en los últimos encuentros Sergio está dando un consabido paso atrás que recuerda a épocas pretéritsa. Su Cádiz ya no propone sino que se deja proponer. Mal asunto. O no, porque con lo que hay también habrá que entender al entrenador de Hospitalet como en su día se entendió a Cervera.

1. Arranque con pretensiones

Salía el Cádiz convencido de lo que se tenía entre manos y eso no era otra cosa que un colista defenestrado y con cuatro puntitos. Apenas pasó un minuto y los de Sergio se hicieron con el dominio. A los tres minutos ya habían llegado al área pequeña de Edgar Badía y a los seis llegó el gol de Brian Ocampo. El gol abría la lata y en condiciones normales se tuvo que seguir abriendo pero poco a poco los de Sergio fueron cediendo el terreno y la pelota, hasta que a la media hora llegó una trple ocasión del Elche.

Antes del descanso, Fali se iba lesionado y entraba Momo, que no tuvo su mejor día. Lógico, el chaval se está estrenando en Primera este año y es muy factible que tenga partidos como este último.

2. Cero intervencionismo

Según comenzó el segundo tiempo, Machin quitó del campo a Pere Milla, culpable como él solo de facilitar el golazo a Brian Ocampo, y metió a Fidel para darle al Elche el poder en el centro del campo junto a Gumbau y Mascarell, que pasaron por encima al centro del campo cadista. El dominio ilicitano iba in crescendo y Sergio fue incapaz de intervenir con algún cambio táctico que evitase lo que estaba por llegar y llegó.

Poco a poco, el Elche insistía e insistía y se veía de lejos que el empate estaba más cerca que el posible 2-o. A pesar de ello, Sergio dejó seguir creciendo al conjunto rival, que solo se percató de que tenía que hacer algo cerca del minuto 80, que hizo un triple cambio (Arzamendia, Diarra y Negredo por Álex, San Emeterio y Lozano) que no funcionó. Anteriormente, en el 62, Alejo había sustituido a Ocampo para que Sobrino cambiase a la izquierda y el pucelano se centrara en la derecha.

3. Se pudo ganar a la desesperada

Más que los cambios, lo que sí surtió efecto fue el arreón a la desesperada comandado por Alejo, que puso los centros, y Negredo, que en primera isntancia puso el remate y acto seguido asistía de tacón a Sobrino para que el manchego volviera a ofuscarse con su negación al gol.

Por el camino quedaba el error garrafal del VAR, algo que no debe tapar la verdadera realidad de un equipo muy inferior al Elche en cuanto a plantilla como a prácticamente todos los equipos existentes de la categoría. Es cierto que a Sergio se le puede achacar su nula influencia desde el banquillo cuando las cosas se tuercen, pero tan cierto es eso como que bastante está haciendo con los mimbres que tiene.

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