OPINIÓN
Que no os engañen
La injusticia arbitral no debe cegar al cadismo de la plantilla que ha dejado su presidente
Lo siento, señores, pero a mí no me la dan. Ni me la van a dar con esto. Y que conste que fui el primero en pedir al presidente del Cádiz CF que retirase a su equipo en el descanso de Anoeta tras el mamoneo que se traen los de negro a cuenta del VAR, un invento del maligno que ha venido a cargarse lo poco puro que queda de un fútbol cada vez más artificial.
Aplaudí incluso en primera instancia la carta de Vizcaíno a Rubiales y seguí con la indignación varias horitas más, pero al llegar la noche, y escuchando voces neutrales considerar que igual en Anoeta se había obrado hasta bien por parte de los colegiados comencé a rebajar el calentón. Comprendí que la protesta del Cádiz CF estaba razonada porque lo de San Sebastián sólo era una gota más dentro de un lago, pero poco a poco, ya al día siguiente, visioné de nuevo la primera media hora del encuentro y... vi lo que vi. Un equipo zarandeado por otro de principio a fin y que con penalti o sin él nos hubiera pasado por arriba sin la más mínima complicación tal y como manifestó en rueda de prensa Álvaro Cervera.
Y por eso, no. No me la van a dar porque 'ya lo veo de vení' el discurso del club si el Cádiz CF, Dios no lo quiera, sigue su espiral hacia la zona peligrosa. Que no, que no. Porque ya veo a muchos aludiendo a esos hipotéticos cinco puntos más (o nueve, o los que quiera aquel que coja la calculadora) que llevaríamos en el caso de que los trencillas nos hubiesen dado la razón ante el Granada, Atlético o Elche con esos penaltis no pitados al Cádiz CF cuando se han señalado en otros campos.
Vizcaíno ya tiene coartada , pero no seré yo quien se la compre si llega el día. Dejó a su equipo en verano cargado de lastres y con apenas dos refuerzos de garantías (Negredo y Jonsson). Y llegó invierno y no sólo no ha traído a ningún titular indiscutible sino que ha dejado varias demarcaciones peor aún de lo que comenzó el mercado.
La campaña ya está montada y a ella se ha unido la mayoría, pero no, damas y caballeros, que no os engañen. Por supuesto, cada uno es libre de que se la den o no, pero si este equipo y este entrenador dejan de obrar el milagro que están consiguiendo, a mí no me vengan con arbitrajes.
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