Opinión

Ni el momento ni la razón

José Mari, con sus declaraciones, vino a ser el típico que se carga una fiesta recriminando a deshora y sin mucho sentido

José Mari y Cervera se abrazan en granada. laliga
Alfonso Carbonell

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José Mari se marcó un 'Cristiano Ronaldo ' en Granada. Recuerden cuando el portugúes dijo en plena celebración de la última Copa de Europa del Madrid que se iba. Pues algo parecido hizo el roteño, el capitán de «la banda», como él mismo bautizó a un equipo donde el sacrificio y la solidaridad le da mil vueltas a la técnica y la calidad.

El roteño no estuvo afortunado y no lo estuvo porque no quiso estarlo . Todo parecía orquestado. Las cámaras de los medios oficiales del club, la respuesta más que meditada y la edición pormenorizada de sus palabras a través de los canales oficiales del equipo. Y ahí, sobre el césped de Los Cármenes, el capitán de la banda no tuvo otra que ponerse a repartir carnets de cadismo. Claro que sí.

No era el momento ni tampoco contaba con la razón. El momento elegido no era el adecuado. Es ese típico instante que eligen esas personas que no saben estar en una fiesta y que antes que pasarlo bien y disfrutar con todo el mundo se dedican a sacar trapos sucios y violentar al personal en mitad de globos y serpentinas.

Vaya por delante que desde un prisma periodístico me encantan estas actitudes porque se salen de lo normal y, claro, eso da que hablar y hace buena parte del trabajo a informadores y tertulianos.

El momento tampoco venía acompañado de la razón . Habló de jugadores que han vestido (y sudado) esa camiseta y también «de gente que en momentos difíciles del club se tiró del barco» en posible alusión a excadistas como Abraham Paz (que habla en Canal Sur) o Manolo Pérez (que lo hace en la Ser) y puede que también por Óscar Arias, que más bien fue empujado por la borda...

El discurso de José Mari parecía salir del corazón, pero estaba muy pensado y todo lo llevaba dentro desde hace tiempo. Mal por ese rencor, pero eso ya está en cada uno. Y además no es riguroso y hasta falta a la verdad. Porque, a saber..., por este Cádiz no daba un duro muchísimos de los que ahora hablan de milagro, un término muy bonito pero acuñado por la sencilla razón de que no había plantilla para lograr lo que se ha logrado. Y he ahí la clave. ¿Por qué se aplaude al que habla de milagro para sacar oro de lo que han hecho estos muchachos y se critica (a toro pasado, claro) al que ponía voz al pensamiento de muchos, sino todos? Pues eso, la demagogia y la hipocresía no solo está en política.

Y por cierto, de este fútbol no sólo dan ganas de bajarse del barco sino que a la hora de hacerlo realizar un doble tirabuzón invertido.

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