Pan y circo

¿Qué hace el Cádiz en Jerez?

Muchos aficionados capitalinos están que trinan con el 'hermanamiento' en una zona donde el amarillo no fue muy bien recibido en tiempos pretéritos

chapín

Alfonso Carbonell

No es más que una de tantas decisiones impopulares de un presidente populista. Pero todo lo que hace el señor Vizcaíno tiene su motivo. Este último, el del amistoso en tierras vecinas, habrá que ver con el tiempo si encierra un interés alejado del altruismo y en beneficio del Cádiz. Piensen un poco y acertarán.

Esta vez el presidente del Cádiz ha rizado el rizo porque no sólo ha molestado a un sector del cadismo sino que también lo ha hecho a otro sector del xerecismo, y por partida doble porque la que allí tienen montada no hay Dios que lo entienda.

A saber, desde hace unos años en la localidad hermana conviven dos Xerez. Uno es el Club Deportivo; el antiguo, el de toda la vida, el que este miércoles se mide al Cádiz y que juega en la Tercera RFEF. Y otro es el Deportivo FC, de nuevo cuño pero con el trasbase de los aficionados de toda la vida del anterior club que este año cumple 75 años, excusa que le ha permitido a Vizcaíno meter el dedo en la llaga acudiendo a su partido de celebración. La crisis económica del Xerez de siempre y las rencillas entre nuevos directivos y su masa social provocó que el xerecismo en bloque se fuera a ayudar en masa a la creación del nuevo Xerez Deportivo FC, que comenzó de cero y ahora milita en la Segunda RFEF junto al Cádiz B.

Pues bien, Vizcaíno ha tomado partido en esta guerra civil futbolística y se ha decantado por un club donde el Cádiz CF no era bien recibido antaño. Especialmente, y únicamente, desde que aquellos nueve infernales años en Segunda B pusiera temporalmente a ambos clubes en la misma balanza cuando el club amarillo siempre ha estado varias encima por historia, resultados y años en Primera División.

Por todo ello, que Vizcaíno quiera unirse o no a cualquier club de Jerez puede estar bien. Es más, en su política de hacer provincia lo lógico es que tenga también un acercamiento con el nuevo Xerez ya que estamos. Y es que el Cádiz de toda la vida nunca tuvo que ver en Chapín a un enemigo sino a un hermano menor, rebelde, pero menor. Un familiar al que ayudar cuando está en apuros, como es la situación actual.

El cadismo gana en elegancia y señorío -más allá de los intereses que busque el mandatario amarillo- con su visita a Jerez y ante todo, manda un mensaje que es el que debe ser más importante. Nuestros rivales no están en la provincia por mucho que en algunos lugares quieran vernos así, a nuestros rivales hemos vuelto a llegar por la puerta grande y ya nos codeamos con ellos (Sevilla y Betis) y a otros le miramos hasta por encima del hombro (Málaga). Hemos vuelto, piensen a lo grande y ayuden a los pequeños. Aúpa Xerez. El que sea o los dos, que aquí en Cádiz lo mismo nos da porque nunca os vimos como rival y sí como hermanos.

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