Pan y circo
Abertzales
Vizcaíno quiere a periodistas ultras del cadismo y, claro, eso está feo para cualquiera que haya estudiado de qué va esto
El mundo del periodismo está feo. Hasta ahí llegamos todos, pero que venga el presidente del Cádiz a manifestártelo con esos aires que tiene de haber descubierto el fuego pues mira, oiga, no.
«Los periodistas tenéis que ser abertzales del Cádiz», dijo el pasado lunes en la tertulia de Canal Sur que comanda Javier Lacave. Y tan pancho se quedó él, el muy sevillista.
No hace falta decir que Manuel Vizcaíno quiere una prensa servil, con rodilleras, que no rechiste. Y a fe que lo consigue. Otra cosa no, pero el sevillano sabe moverse bien a base de consignas, mantras y otras monsergas con las que tiene encandilada a buena parte de una afición que compra todo lo que sea con tal de que el nombre del Cádiz figure en Primera División. Y es lógico.
Pero el caso es que el presidente sevillista del Cádiz también sabe llevarse al bolsillo una buena parte de la sociedad gaditana con gestos que a otros les puede resultar, cuanto menos, sonrojantes.
Que el presi quiere cargar el Cristo de Cigarreras, ahí lo tiene. Que quiere cargar la Patrona; ¿qué palo prefiere, derecho o izquierdo? Que quiere salir en un coro; ¿delante o detrás? Cádiz es así, ¿qué vamos a hacerle? que diría Juan Carlos.
Su forma de trabajar y de ganarse al pueblo es algo tan respetable como discutible. Pero es ahí donde el presidente no juega con las mismas armas. Él, al que todos le guardan pleitesía, no soporta el debate. Él, que presume de canchero, no tolera la confrontación de ideas. No es raro que quiera y desee una prensa cadista abertzale y arrodillada a sus pies sin importar que muchos hayan estudiado una licenciatura.
Es cierto que en el periodismo abunda este tipo de sectarismo, pero sería altamente recomendable que el presidente del Cádiz no lo apoyase de manera tan evidente no se vaya a decir de él que es quien recoge las nueces...