Pan y Circo
Golpe de realidad
'Las aspiraciones de alcanzar la cima clasificatoria han menguado de manera abrupta'
Un duro golpe de realidad supuso para la hinchada cadista ese, en cierto modo, inesperado empate frente al Castellón del pasado domingo. Muchas expectativas se habían creado con la marcha triunfal del equipo en las últimas jornadas, y hasta se había pasado del más desesperado pesimismo a dejarse arrastrar por un oleaje de expectativas tan optimistas que incluso ya los había que elucubraban cábalas con la cantidad de puntos y victorias que serían necesarias para alcanzar los puestos de eliminatorias de ascenso.
Pero lo vivido en este último duelo no es más que una muestra explícita de la idiosincrasia intrínseca de esta Segunda División, en la que cualquier resultado es posible y en la que su consabida igualdad puede sublimar el concepto del tópico para erigirse en comprobable realidad. Y ello, a pesar de que este último rival no se comportó sobre el césped como cualquier conjunto al uso de la categoría, cerrado atrás y expeditivo, sino que adelantaba ampliamente su defensa, ejercía marcajes individuales y siempre mantenía tres hombres en vanguardia. Pero para aprovechar esos espacios que el contrario ofrecía a sus espaldas había que afinar mucho en el toque preciso del pase y en la sincronía de éste con el desmarque. Pero, salvo aislados destellos, el Cádiz se mostró ayuno de finura durante toda la noche. Puso voluntad, nunca cejó en el empeño y a punto estuvo de conseguir una nueva victoria, aunque esta vez el empate hizo justicia en el marcador. Si bien las aspiraciones de alcanzar la cima clasificatoria han menguado de manera abrupta, la afición debe seguir disfrutando con un equipo que tan radicalmente ha cambiado su imagen, que ha sabido superar una dilatada trayectoria de sempiterno perdedor y convertirse, al fin, en un adversario duro, difícil de batir. Estos son los cimientos que permitirán alcanzar cotas mucho mayores.
