Opinión
Fali
'No nos quedemos mirando el dedo que señala la luna. El que quiera entender, que entienda'
Fali volvió a ser titular en Granada unos días después de recibir la pitada de su propia afición. Este artículo me imagino que no va a gustar a muchos, pero es lo que pienso. No lo hago con ánimo ni de ofender ni de provocar, pero sí de que se reflexione y practicar la sana libertad de expresión. El fútbol de hoy, a nivel de las categorías de Primera y Segunda División, claramente no es un deporte sino una actividad económica capitalista. Fíjense en los presupuestos anuales de los clubs, manejando cantidades que son mayores que la de la mayoría de las pequeñas y medianas empresas. Nada más que en derechos de imagen y de marca, cuánto representan. Los dirigentes del fútbol hablan ya abiertamente del porcentaje del fútbol dentro del Producto Interior Bruto de España. Esto se dijo, por ejemplo, en un acto oficial del Cádiz CF, por Javier Tebas, presidente de la Liga Nacional de Fútbol Profesional.
El fútbol ha dejado de ser un deporte. Hoy está compuesto por empresarios y unos trabajadores. Dentro de los trabajadores, los hay de diversas categorías, pero los visibles y que, además, son seña de identidad para la afición son los jugadores.
Los jugadores son unos trabajadores especiales puesto que su vida laboral es corta; deben pensar en su futuro, tienen una fama que no siempre es buena según el carácter, formación y juventud del jugador y deben de tener suerte con las lesiones. La excesiva profesionalidad, en el aspecto económico, hace en muchos casos que la profesionalidad se radicalice, que lleva a una frialdad con respecto a la empresa, o sea, el Club. En este sentido, me río mucho cuando jugadores besan un escudo en la camiseta porque creo que besan más que nada los billetes de 500 euros que otra cosa ya que cuando surgen una mejor oportunidad cambian de equipo.
Lógico, son trabajadores. Ejemplos hay muchos. ¿Qué aficionado no lo haría en su trabajo? En este tinglado económico en que se ha convertido el futbol, todavía quedan trabajadores que sienten su trabajo, lo que vulgarmente se denomina como que sienten los colores. Son buenos profesionales y buenos deportistas. En esta categoría está Don Rafael Giménez Jarque, conocido en este mundo como FALI.
Este futbolista, desde mayo de 2019, está vinculado al Cádiz CF. En estos años, ha mostrado tanto en Segunda como en Primera División su profesionalidad. Creo que es de los jugadores que motivan al que lo ve. Me resulta gracioso ver cómo se encogía en los saques de falta o de esquina como para despistar, ver cómo empujaba y animaba a los compañeros en los momentos malos; ha sido un jugador con sangre en las venas. Se apreciaba que además de gran profesional se comprometía con lo que estaba haciendo. Digo gran profesional recordando cuando cojeando seguía batallando en el campo, alguna vez incluso con alguna lesión quería seguir y cuando se recuperaba rápidamente, antes de lo previsto, para el siguiente partido. Algunos llaman a esto pundonor, otros amor a los colores y otros lo llamamos profesionalidad.
En su haber está lo que ha dado al Cádiz CF en su trabajo, en el campo de juego. Creo que ha habido varios años que ha sido una pieza clave de la plantilla. Esto no hay que olvidarlo. La historia esta ahí, para aprender, no para tirarla por tierra.
Es una gran verdad que el descenso ha supuesto un antes y un después del equipo, también en algunos jugadores. Fali no es el mismo, como todos los trabajadores. Hay elementos internos y externos que no te hacen rendir siempre al mismo nivel. Algunos lo denominan terminación de ciclo, otros que la curva va en descenso en el juego; yo lo considero normal. Pregunto ¿cuántos jugadores no han tenido una temporada peor que la media?
Fali ha demostrado que vive el fútbol, no es la frialdad de otros jugadores que bajan desde ataque a la defensa andando, además, se ha visto en el banquillo cómo salta y sufre sin jugar. El día en el estadio cuando saltó tras un gol, desaforado contra los aficionados, tiene que reconocer que se equivocó, se dejó llevar por la adrenalina.
No puede saltar contra los aficionados, por respeto, no debió hacerlo, sobre todo por lo que él ha representado para el Cádiz CF y el fútbol, como trabajador y deportista. Un error menor si se compara con los que son tan fríos o tibios.
Lo que no me parece es que se focalice los problemas de esta entidad en Fali. Cometió un error, sí, pero fuera del campo, y no en su mejor temporada, vale. Su compromiso profesional sigue de la mano de su corazón, aunque expresado esa vez de mala manera.
No considero justo que desde ciertos medios se ha agrandado el error. Fali no había asimilado ciertas críticas justas o no. Pregunto, en el partido, ¿cuántos se dieron cuenta de ese error si la mayoría estaban gozosos por el gol?, ¿las aficiones son intocables cómo se reclama desde cierto populismo mediático? Les recordaría que la afición no es algo uniforme y, por haber, hay un equipo de Primera que tiene en su debe dos muertes violentas de algunos aficionados y todos hemos visto imágenes de grupos de matones este año por las calles de supuestos aficionados de Segunda. ¿Todos los aficionados somos perfectos en nuestras actuaciones y no metemos la pata?
No quiero pensar que se pretenda hacer una cortina de humo, por el error de un trabajador, que tape los errores de los empresarios, ¿desviamos la atención de la clientela, o sea, la afición? La temporada no ha empezado bien para el club, esperemos que la gestión sea distinta y resuelva los entuertos.
Fali es valenciano, jugador que con 17 años estaba en un club de Catarroja, una de la poblaciones devastada por la gota fría. Creo que necesita ánimos y pasar página de su error. Es un profesional que ha dado mucho al Cádiz CF en su paso por este equipo. No olvidemos la historia, su trayectoria.
No nos quedemos mirando el dedo que señala la luna. El que quiera entender que entienda, que mire la luna, que ahí está el problema.