Pan y Circo
Por el camino correcto
Tras más de un año de sinsabores y tribulaciones, por fin el cadismo esboza una sonrisa. Descendían los aficionados por los peldaños del estadio al terminar el partido frente al Mirandés y parecía una unísona multitud impregnada de una satisfacción casi olvidada, de esa alegría indisimulable que sólo regala una victoria convincente de su equipo.
Con la llegada de Garitano al banquillo, el Cádiz parece haber encontrado el camino correcto para erigirse en un conjunto competitivo, aguerrido y difícil de batir. Para ello sólo ha hecho falta que cada jugador ocupe la zona del campo que le corresponde, que se ajuste mejor el sistema defensivo y que se muestre mayor acierto ante el marco contrario. Acompañado todo ello de ese punto de fortuna que siempre debe aparecer en momentos decisivos y puntuales.
Con estos dos triunfos consecutivos los amarillos han dado un salto significativo en confianza, en creencia en las propias posibilidades, lo que les permite jugar de una manera más suelta, más fluida, más atinada. Ya parece no cundir ese miedo permanente al error, ese terror al fallo que sólo generaba agarrotamientos e indecisiones, con su consecuente encadenamiento de imprecisiones.
Pero esta celebrada felicidad que nos inunda debe ser moderada, contenida. Aún nos ubicamos en una zona clasificatoria donde el play off de ascenso se haya al doble de puntos que los que nos separan del descenso, por lo que ni se deben lanzar campanas al vuelo ni marcar otro objetivo inminente que el que la realidad nos marca: salir cuanto antes de la zona peligrosa. Sendas victorias que tampoco nos pueden hacer olvidar lo perentorio de los refuerzos en una plantilla tan desequilibrada de origen, en la que urge la llegada de un exterior derecho y de un delantero. Que la liga es larga y queda mucho por recorrer.
