Pan y Circo
Lo que va de ayer a hoy
'Es sencillamente inexplicable este fabuloso giro que ha experimentado el Cádiz'
Los cambios que da la vida, los cambios que ofrece el fútbol. Es sencillamente inexplicable este fabuloso giro que ha experimentado el Cádiz desde que Garitano asumiera las riendas de su plantel. De ser un equipo que arrastraba la penosa losa de perpetuo perdedor durante tantísimos meses consecutivos, de descender de categoría con enojoso estrépito, de merodear por los puestos bajos de la tabla en toda la primera vuelta del presente curso, a ganar con absoluto merecimiento en campo del líder y encadenar, para asombro de todos, hasta nueve partidos sin perder.
Quién lo iba a pensar, quién lo podía prever, sobre todo cuando la posible ventana a la esperanza que ofrecía el mercado de invierno se clausuró sin refuerzo alguno, salvo la grata sorpresa que ha supuesto la irrupción de Mario Climent. Pero de un conjunto sin norte ni cohesión, que tan penosa imagen ofreció en tantísimos partidos, hemos pasado de manera fulgurante a volvernos a sentir orgullosos de nuestro equipo, a disfrutar de cómo disputa cada compromiso, de cómo le planta cara a cualquier rival.
Todos los jugadores han subido potencialmente el nivel de su rendimiento individual, lo que ha redundado en el alza evidente de un colectivo, al que ya se le ve jugar suelto y confiado, seguro y convencido de sus posibilidades. Sobre la base de la seguridad defensiva, donde Iza, Kovacevic y Chust se erigen en auténticos baluartes, y de un fluido centro del campo, al que la feliz aparición de Diakité le ha otorgado grandes dosis de equilibrio, se erige la monumental figura de Ontiveros que, pleno de confianza, todo lo intenta y casi todo le sale sobre el campo. Si a ello se suma el permanente trabajo en las bandas y la recuperación de ese puntal tan necesario como Chris Ramos, este equipo es muy distinto, aunque sigan jugando los mismos.
