Pan y circo

Atascados

Parece que el conjunto amarillo afronta los enfrentamientos a domicilio con mayor aplomo y tranquilidad que los partidos en casa

Chris Ramos. ccf
Pepe Reyes

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Ante la presencia masiva y entusiasta de su afición, el Cádiz volvió a decepcionar en su tercer partido como local que, como los anteriores, no fue capaz de ganar. Una decepción que tiene mucho de desasosiego, de desazón, de la pesadumbre que provoca constatar que lo que se ve sobre el campo no es sino real reflejo de lo que hay, de las limitaciones de una plantilla a la que falta solidez, calidad y equilibrio para aspirar a lo máximo. Contra el Ferrol, un equipo bastante justito, sólo se controló el juego durante los primeros veinte minutos, sin que tampoco se crearan clarísimas ocasiones de gol. Después, todo se fue diluyendo de manera progresiva hasta alcanzar un estado de impotencia futbolística, sólo salvada con un arrebato final de balones directos y desesperados hacia los dos delanteros amarillos. Que aunque poco ortodoxa y carente de elaboración, es solución acertada para generar peligro, sobre todo cuando las transiciones se atascan, las combinaciones se pierden y los desbordes individuales no existen.

Tanto Chust como Fali son buenos lanzadores en largo, y pueden buscar la espalda de las defensas contrarias con pases profundos a Chris Ramos y Mwepu, cuando ambos estén sobre el césped. Porque en el centro del campo, plagado de elementos en el plantel, no parece que exista alguien que sea capaz de meter un pase filtrado que desborde líneas, que experimente un control orientado hacia delante, que no se salga del consabido pase de seguridad hacia atrás o en horizontal. Casi toda la posible sensación de peligro que ofrece el equipo se nutre de los balones que le puedan llegar a Ocampos, aunque éstos en su mayor parte van al pie y no a la carrera del desmarque, por lo que las opciones de que el uruguayo salga triunfador de los regates quedan así muy restringidas.

Por lo contemplado en estas cinco jornadas, parece que el conjunto amarillo afronta los enfrentamientos a domicilio con mayor aplomo y tranquilidad que los partidos en casa, donde tal vez los nervios le atenacen. El domingo en Cartagena es buena ocasión para mejorar.

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