arandina - cádiz
Volver a caminar aunque sea en barro
El Cádiz, con su entrenador a la cabeza, llega a Aranda de Duero algo aliviado pero con la misión de volver a ganar
En Aranda jugarán los menos habituales.
Respira aliviado el cadismo después de contrastar que por Palma y Vigo andan dos equipos peores que el amarillo. Coge aire con fuerza Sergio, que vio peligrar su cargo justo en el momento en el que Gil Manzano le mostraba la tarjeta roja a Víctor Chust con más de medio partido por delante. Oxígeno y oxígeno a granel ha entrado en un vestuario que ha disipado las dudas existentes que había en torno a, ya se sabe, eso de la implicación, de la motivación, en definitiva, si los chavales de amarillo, en una ruidosa minoría, le estaban haciendo la cama o no al bueno de Sergio, al que se le critica que no tenga tan buena mano derecha como emplea la izquierda.
Y no, para hacer despertar a los jugadores del Cádiz no ha parecido, al menos hasta este momento, que sea necesario la llegada de un entrenador con mano dura. Los últimos encuentros, además de las pésimas sensaciones que despertaba el fútbol de los amarillos, dejaban en clara evidencia a futbolistas que parecían pasearse por el campo. Existía ese miedo y con razón, pero alabado sea Gil Manzano porque bastó una expulsión injusta para hacer reaccionar a un equipo que se levantó del suelo como un resorte. Y venga correr, y venga despejar, y venga sudar, y venga achicar balones, y venga sufrir... Porque fue así, atado al madero, como la vergüenza cadista salió a relucir para sumar un nuevo punto importantísimo para mantener la distancia con los equipos del descenso y un Celta que no indicó mejoría alguna para alivio gaditano.
Ambos empates ante Mallorca y Celta lejos de Carranza dejan las cosas tal y como estaban y con dos jornadas menos. Pero más allá de que el fútbol brillara por su ausencia, lo que sí recuperó el Cádiz CF volvió a ser su saber estar sobre el patíbulo. La pelota no juega como debiera, pero los hombres de Sergio no llegaron a temblar a pesar de lo feo que se pusieron las cosas tanto en Son Moix como en Balaídos. Hay hombres y eso ya es un plus para intentar evitar un naufragio que se ha evitado de momento pero que se mantiene cerca en el caso de que las cosas se vuelvan a dejar en el olvido.
Quitando tal vez algunos minutos de la primera parte ante el Celta, lo cierto es que el once cadista sigue careciendo de muchísimo fútbol. La excusa de la inferioridad numérica en Balaídos sirve para aplaudir la proeza de rescatar un punto, ok, si bien no para olvidar lo poco que el equipo tuvo el balón, lo fácil que lo entregaba y el pueril ataque que armó con un hombre menos.
De todo esto Sergio ha tomado nota y ahora intentará volver a solucionarlo de cara al próximo encuentro en casa ante el Mallorca, donde quizás no se jugará el puesto pero seguirá sin duda a un metro del abismo en el caso de perder o no ganar. Porque ya está bien.
El Cádiz no gana desde el viernes 1 de septiembre, que lo hizo en su casa ante un Villarreal con un jugador menos desde el minuto 20. La clasificación ya se ve que no hará todo lo que puede por dar alcance a los gaditanos viendo los desastres que se gastan en Almería, Granada, Vigo y hasta en Palma. Pero el caso, sin ser grave dado lo reinante en la parte baja de la tabla, sí que puede ser preocupante como la nave no enderece cuanto antes. Y no ya por lo que despierten o dejen de despertar los rivales, sino por la actitud de una grada, que es soberana y se ha citado en masa para apoyar este domingo frente al Osasuna,
Pero antes de que llegue la Liga, no estaría mal que este jueves el Cádiz utilizara su paso por la Copa para acostumbrarse a ganar. Y es que por no ganar, los de Sergio no fueron capaces de hacerlo en la primera ronda ante un Badalona Futur de Segunda RFEF. Esta tarde también le toca ante otro de la misma categoría pero que a diferencia del club catalán, este juega sus partidos en césped natural.
Por supuesto que el Arandina pertenece a una de esas categorías que están metida en el barro de las competiciones regionales. Y mucho más el club burgalés, que es actual colista de su grupo I, liderado por el Ourense. Además, al mal juego de este club presidido por la jefa de la oposición (PP) en el Ayuntamiento de Aranda de Duero se le une los problemas de impagos en una plantilla que habría preferido a otro rival que pudiera llenar con mayor seguridad las gradas del estadio y, así, cobrar con algo más de seguridad. En todo caso, Aranda de Duero será hoy una fiesta a la que debe unirse un Cádiz que necesita cuanto antes recordar lo que es ganar un partido. Y así, acostumbrarse para el domingo.
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