Cádiz - Córdoba
(Vídeo)Frío recibimiento al autobús del Cádiz
El conjunto amarillo necesita ganar para tratar de disipar unas dudas que parecen permanentes y abandonar así la zona roja de la tabla
La afición del Cádiz CF ya está abonada al horario de las cuatro y cuarto de la tarde. El cuadro que dirige Paco López ha disputado todos sus encuentros del mes de noviembre a dicha hora, y así lo hará ante el Córdoba y también el próximo fin de semana en su visita al Granada. Tan solo el duelo contra el Deportivo de la Coruña para cerrar el penúltimo mes del año se disputará en un horario distinto.
Una hora que altera de manera significativa los aledaños del estadio gaditano en los momentos previos al encuentro. La afición amarilla, conocida por apurar al máximo la hora de entrada al feudo, opta por llenar los bares de la capital para comer antes de acudir al escenario de la cita futbolística. Quizás por eso el recibimiento al autobús amarillo para medirse al Córdoba ha sido un tanto frío.
Por eso y porque el equipo no está acompañando en absoluto para que los encuentros en casa sean una fiesta. El aficionado se siente cada vez más desplazado y menos identificado con el club, y los resultados del conjunto que entrena Paco López tampoco invitan al optimismo. De hecho, el Cádiz afronta el duelo ante los cordobeses desde los puestos de descenso a Primera Federación. Un escenario inimaginable a principios de temporada y que ponen en entredicho, a pesar de que tan solo se ha disputado un tercio de campeonato, si realmente el objetivo amarillo es estar en la zona alta de la tabla a final de curso.
💛 ¡Ya estamos en el estadio!
— Cádiz Club de Fútbol (@Cadiz_CF) November 17, 2024
💪 Contando los minutos para el #CádizCórdoba. pic.twitter.com/1cvW9KVeSY
Otro punto interesante y que merece su debate es que la cantidad de recibimientos convocados en las últimas fechas, en momentos en los que quizás no eran merecedores para llevar en volandas a un equipo que lleva año y medio sin responder. Cuando algo deja de ser especial aburre y, en definitiva, desmoviliza a una afición que tiene como deseo prioritario que su equipo deje atrás las dudas y aborde las certezas en forma de victorias. Solo así la frialdad se transformará en calidez.