Cádiz - Ovi3do
Van por libre y ganan (2-0)
Los goles de los reivindicativos gaditanos Iza y Chris Ramos le dan al Cádiz la primera victoria en casa ante un mal Oviedo que quedó anulado
El equipo amarillo se alinea de manera clara con un entrenador que estaba en peligro
El equipo está con su entrenador, de eso no hay duda. Las que sí se han abierto son las que se preguntan si quiere estar con la afición después de dos goles (el de Iza y el anulado a Alcaraz) en los que los de amarillo pasaron de la grada parar celebrarlo en las más intimidad, junto a su entrenador y en su banquillo. No andan contentos parece con el ambiente que llevan soportando desde el inicio liguero y quisieron dejar constancia de la forma más peligrosa. Sí es cierto que, una vez terminado el duelo, Alcaraz tiró de sus compañeros desde el centro del campo para agradecer los ánimos recibidos en un encuentro que acababa en victoria pero abría otro debate mucho más desagradable. Las cosas de este Cádiz, que no hay quien lo entienda.
Otros nueve cambios respecto a la revolución de Eibar. Solo los centrales Kovacevic y Chust se mantenían en el once amarillo, que por lo que se vivió antes y los momentos previos
Muy pronto se dejó ver el plan amarillo, que no era otro que mandar balones al área para los remates de Mwepu y Carlos Fernández. Eso sí, quienes los mandaban, Ocampo y Ontiveros, eran los primeros reclamos para Kouamé y los defensas. Y la verdad que bajo esta practicidad, el Cádiz impuso un poquito de la ley que le queda ante un Oviedo que, eso sí, cada vez que pisaba campo contrario dejaba ver que sus ideas eras más nítidas y claras. Vamos, como el Racing, el Eldense, el Zaragoza y tantos otros que han pasado por un estadio que este sábado, a pesar de la lluvia, era un volcán en erupción para temor de sus propios jugadores.
Dies minutos tuvieron que pasar para el primer disparo a puerta, obra de Alcaraz, que apostó sin mucho dinero con un tiro desde fuera del área que fue a parar a las manos de Aarón Escandell. Presionaba alto el Cádiz al Oviedo, que por mucho que por mucho que buscaba a Cazorla no lo encontraba. Y eso era bueno, sobre todo porque Ontiveros se le veía con confianza y juguetón a pesar del ambiente de guerra plantado en el ambiente. Pasaron otros diez minutos para ver otro acercamiento cadista. Ontiveros centró al al área muy bombeado para que Paquito Mwepu pudiera controlarlo y, muy forzado y a la media vuelta, mandar el balón al portero rival.
Pasada esa acción respondió el Oviedo, que lo hizo gracias a un error en el despeje de Iza que aprovechó Sebas Moyano para driblar al portuense y chutar con su izquierda desviado mandando el primer aviso a una parroquia que comenzaba a ver lo visto otras veces. Porque efectivamente el once carbayón empezó a irse hacia delante oliendo ya el miedo de sus anfitriones. Y es que, con los primeros pitos, florecieron las imprecisiones en los heridos cadistas.
Para colmo, una entrada fea de Rahim (merecedora de amarilla) sobre Ontiveros dejó al malagueño doliéndose en el suelo un par de minutos durante los que Carranza tragó saliva. Se levantó, menos mal.
Y menos mal porque entre él y Ocampo siguieron tirando del carro. Fue esta vez el uruguayo el que enfiló por su banda a la zaga asturiana para prolongar sobre Mwepu, que en su intento por marcar se quedó entre un disparo al segundo palo y una asistencia a la que Carlos Fernández no llegó. Antes, el charrúa se había marcado una pedazo de asistencia de espuela que el zambiano no entendió porque echó a correr tarde sobre un balón que era oro molido.
Comenzó a caer la intemerata cuando Kovacevic la pifiaba con un despeje que entregó a Sebas Moyano, que de primeras metió en profundidad para dejar solo a Alemao frente a David Gil con tanta suerte para los locales que el brasileño se trastabilló con la pelota aunque se rehízo para devolvérsela a su compañero, que de no ser por la aparición milagrosa de Iza, habría conseguido batir al arquero cadista.
Precisamente Iza se reinvindicaba al filo del descanso tras perseguir un pase largo de Alcaraz que mejoró Sebas Moyano con un mal control y un posterior resbalón que provocó al portuense para adentrarse hasta la cocina y definir al segundo palo creando una catarsis en un Carranza que se iba al descanso con uno arriba y con un cabreo importante con los suyos después de ver a Iza, en el campo, llevarse las manos a las orejas ante la grada de la que huyó para irse al banquillo, y a Fali, en el palco, encarándose con la grada que la semana pasada pitó al equipo.
Salían ambos equipos sin cambios a la reanudación y a los cinco minutos la tuvo Santi Cazorla tras una internada por banda derecha que llegó al otro palo, donde estaba el internacional, que tras controlar y disparar con el empeine vio como David Gil le hacía una magnífica parada.
El Oviedo parecía irse al ataque mientras que mediada la segunda parte Paco López refrescaba al equipo dando entrada a Sobrino y Escalante por los agotados Ontiveros y Carlos Fernández; antes entró Chris Ramos por Paquito Mwepu.
Gol anulado a Alcaraz poco antes de la sentencia
Lo cierto es que entre los cambios y un Oviedo desnortado, el Cádiz trató de controlar el balón y no le estaba saliendo mal puesto que pocas cosas pasaban en campo amigo. Y las que pasaban sucedían en el área astur, donde llegó el segundo en el 80' tras robar un balón con intensidad Sobrino que condujo bien hasta entregársela a Alcaraz después de un codazo de Escalante que revisó el VAR más adelante para dejar en nada el zambobazo que sentenciaba el partido aún con vida. Valió la celebración del catalán para volver a confirmar que este equipo se siente solo en su unidad ya que el mediocentro volvió a dirigirse al banquillo en clara señal de comunión equipo - entrenador.
Al poco, Ocampo y Kouame se retiraban para que entrasen Zaldua y San Emeterio. Y lo primero que vieron fue una falta botada por Alcaraz y cabeceada a gol por Chris Ramos, que otra vez se tapaba los oídos mandando el mismo mensaje que envió desde Castellón. Chris, que llevaba casi un año sin marcar en Carranza desde que lo hiciera ante el Sevilla en octubre del 23. Así está la cosa.
Con el encuentro ya sentenciado, Carranza por fin comenzó a disfrutar a pesar de ver a un equipo que se quiere desligar de una afición que lleva comiéndose auténticos bodrios desde hace más de un año. Va a ser que necesitan un psicólogo, sí. Mejor uno para el equipo y que tropecientos para una afición que ya no entiende nada.
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