El Trofeo Carranza, de su histórico pasado a un futuro incierto

Llegar a los 70 años no es sencillo. Los achaques, los problemas, el trabajo, no cuidarse lo suficiente o cualquier situación de la vida pueden poner a más de uno en jaque antes de tiempo. Si bien es cierto cada vez hay más elementos, cuestiones o hábitos que alargan con relatividad nuestro nivel de vida, por lo que ahora todo parece más sencillo que antaño.

Como si de una persona se tratase, el Trofeo de los Trofeos, el Carranza, cuyo nombre sigue y seguirá vigente, ha llegado a ese número mágico del 70, nada más y nada menos. Un número que es mucho más que eso pues el torneo del verano gaditano ha sido capaz de sobrevivir, nunca mejor dicho, a esos achaques y enfermedades que azotan el seno de su señal de vida, esos males que hoy por hoy hacen del fútbol de verano una auténtica quimera.

Lo es porque así lo han querido los protagonistas del fútbol, ávidos de ganar más dinero y hacer giras por Estados Unidos o Asia, cobrar tres o cinco millones de euros por una pachanga del Clásico en Miami, a costa de los aficionados y hasta de los propios futbolistas, que sufren estos viajes y entrenamientos en lugares que requieren incluso una adaptación. No obstante, a éstos últimos les va en el sueldo este tipo de cuestiones.

Con todo, los torneos de verano se han visto entre la espada y la pared. ¿Seguir o no? ¿Mantener el formato de siempre o hacerlo de una manera más sencilla con la idea de seguir viviendo? Cuestiones que en estos años han hecho que por ejemplo el Teresa Herrera, el torneo de verano más longevo con 79 ediciones, haya optado por un cuadrángular bastante discreto con equipos de Primera Federación incluso. Oviedo, Leganés, Unionistas de Salamanca y el Deportivo, equipo anfitrión. Este ha sido el cartel del torneo gallego, muy lejos de lo que fue en su día uno de los grandes torneos del verano en España.

Situación similar ha tenido otro de los grandes trofeos del verano, el Colombino. La cita onubense ha cumplido 55 años, teniendo en cuenta que durante una serie de temporadas no se ha jugado, volviendo a disputarse precisamente hace unos días. Un encuentro entre Recreativo de Huelva y Córdoba ha sido el protagonista de un torneo que también gozó de buenos cuadrángulares en su día.

En el caso del Trofeo Carranza, nueve años más joven que el gallego y por tanto el segundo torneo en longevidad, ha vivido un poco de todo en los últimos años. De citas a partido único, a ediciones con equipos femeninos y hasta un par de triángulares, uno de ellos invento de los italianos del Cádiz en su día ante la incapacidad de organizar la cita gaditana. No obstante, el torneo ha sido fiel cada verano en tierras gaditanas. Tanto es así que ni en plena pandemia faltó, jugándose un partido ante el Atlético de Madrid, equipo que hoy por hoy sigue siendo el rey del Trofeo con 11 copas en su palmarés.

Queda claro que del pasado no se vive. El Trofeo ha sido lo que ha sido porque no han faltado los más importantes equipos del planeta, a la par que jugadores históricos, veáse Pelé o Cruyff, entre otros. La enjundia del torneo gaditano era tal que hasta que el Cádiz no subió por primera vez a Primera no fue digno de jugar del torneo gaditano, a finales de la década de los setenta. De ahí que muchas miradas estuvieran siempre en Cádiz cada mes de agosto. Jugar y sobre todo ganar el Carranza era síntoma de que podía ser una gran temporada para el equipo en cuestion, salvo para el Cádiz que siempre ha tenido esa leyenda de que Carranza ganado, mala temporada después. Las cosas de esta ciudad.

Un evento que lo ha trascendido todo en el fútbol español e internacional y que ha sido siempre un revulsivo social para la ciudad gaditana. De aquellas barbacoas en la playa a la cantidad de turismo que traía siempre el Trofeo. El epicentro del verano gaditano estaba en esos dos o tres días de fútbol en el viejo Carranza. Esas dos semifinales, el tercer y cuarto puesto junto con la gran final. Esos bonos de cuatro partidos para el Trofeo a modo de cartulina a la que le iban quitando los picos por cada partido presenciado.

De todo ello hoy queda el recuerdo, un presente distinto y un futuro incierto. Ese denostado fútbol moderno ha hecho que ver hoy por hoy un cuadrángular de calidad sea una quimera. Desde 2019 no juegan cuatro equipos el torneo y en aquella ocasión fueron equipos femeninos, todo un acierto, por qué no decirlo, del club cadista. El último cuadrángular masculino fue en 2017 con la victoria de Las Palmas ante el Málaga en la final.

Hasta ahora, un triángular, ediciones femeninas y sobre todo partidos únicos con el Atlético de Madrid como gran protagonista han sido las ediciones del trofeo. Equipo, el colchonero, que le ha dado siempre un respeto enorme al torneo gaditano, aunque hasta de la presencia constante del cuadro de Simeone (ha jugado el Carranza siendo meses antes subcampeón de Europa) se han cansado algunos cadistas, ávidos de criticar lo incriticable.

Así las cosas, ¿cuál es el futuro del Trofeo? Lo cierto es que será lo que quieran el Cádiz CF y el Ayuntamiento de Cádiz, institución que mantiene su ayuda en la organización del torneo. Desde el club cadista saben que es un torneo que no se pueder perder, sabiendo que cada vez es más complicado organizar este tipo de partidos. El cartel de este año, ante el Lazio de Roma, ha recuperado una solera importante, pues no deja de ser el equipo romano uno de los más importantes del Calcio. El futuro del Trofeo será lo que quieran desde el club y los aficionados cadistas, que también tendrán una responsabilidad importante a la hora de apoyar su torneo acudiendo a las gradas del estadio.

El futuro es incierto más por lo incapacidad de saber qué puede pasar que otra cosa, pero lo cierto es que el presente deja un torneo que sigue vivo, con parte de su solera perdida, pero entendiendo que el Trofeo Carranza será siempre, tal y como dice su himno, la copa universal.