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Más sopor para seguir respirando (0-0)
El Cádiz neutraliza a la Real tras un nuevo partido aburrido y que termina con el quinto empate consecutivo de los amarillos
Hay veces que el aburrimiento es insoportable, sí, pero cuando este da la vida se puede soportar mejor. Y en esas está un Cádiz que sabe acordonar a sus rivales mientras respira en una clasificación que da pena hasta de verla. Pero da igual, esto del fútbol, y casi que de la vida, consiste en sobrevivir y al verdad es que el once cadista lo está sabiendo hacer de maravilla. No tiene ni un gramo de fútbol, pero le sobran ganas y tablas. Y puede que solo con eso le dé para salvar la vida en Primera.
Por delante queda un año 2024 que dependerá de que se complique del Celta. Y es que las sensaciones que da el Cádiz no son las mejores para pensar que pueda avanzar en el tablero. Eso sí, la vergüenza ha vuelto y ha servido para acabar 2023 fuera de la zona de descenso después de no ganar desde el pasado 1 de septiembre. Ahí es nada.
Once más que previsible de un Sergio que prefirió dejar un mal conocido que un bueno por conocer. Y en esa línea, mantenía a un lento e inoperante Víctor Chust en la defensa por delante de un sorprendente Momo y en la sala de máquinas dejaba a un nada influyente Álex antes que a un anárquico Kouamé. La baja de Roger la suplía con un previsible y triste Maxi Gómez que no hizo más que menos. Así que bajo esas premisas de conservadurismo volvía a salir un Cádiz aburrido que tan solo dejaba entrever algo de chispa con la entrada de Robert Navarro, al que ni las palabras de Alguacil le hicieron agitarse.
Y en base a ello, a esa inercia de estar ante su afición, es cierto que los amarillos salieron con intensidad, con ganas, sí, pero como siempre, con cero ideas de crear. Mucha intensidad, qué menos, para hacer lo mismo que lleva haciendo desde que empataron en el campo del Mallorca. Sopor a granel y no dejar manifestarse al rival. Presión alta para asfixiar y poco más.
A pesar de ello, la lógica impera y pasados unos primeros diez minutos de relativo dominio local, fue la Real la que comenzó a tirar los dados. De esta forma, fueron los vascos los primeros en acercarse por las inmediaciones de David Gil, si bien, sin la seriedad suficiente para presentarse como un equipo de Champions. Además, a falta de fútbol, este Cádiz de Sergio lleva tomando aire en mitad de un incendio desde hace un par de meses y precisamente por ello es capaz de crear ocasiones sin casi plantearlas.
Fue así como pasado el minuto 10 avisó a Remiro tras una llegada que acabó con una volea de Pires que terminó en córner. Acto seguido, Maxi Gómez, tras un lío en el área, no acierta a rematar a puerta.
Avisados los donostiarras, no dejaron pasar mucho tiempo para neutralizar a un envalentonado Cádiz. Los de Alguacil ganaban metros, sí, pero paulatinamente iban entrando en el juego que los de Sergio les preparaba. Tan mal jugaba la Real, que fue de nuevo el Cádiz el que volvía a llamar a la puerta de Remiro, pero en este caso un centro de Iza peinado por Fali y despejado por Zubeldia era despejado a córner por el arquero txuri urdin.
Los cadistas mantenían la presión alta y producto de ella llegó la mejor ocasión de la primera mitad tras un error en la salida de balón que dejaba a Chris Ramos solo ante Remiro, que impidió al ariete gaditano lo que se solo se puede impedir a un '9' sin gol. Y eso que es el pichichi del equipo...
Pasada esa magnífica ocasión en el 21', tanto Real como Cádiz se dieron al sopor a medida que los de Sergio se iban metiendo cada vez más adentro de su campo sin que los realistas incidieran demasiado en buscarle las cosquillas.
Convencidos de ser mejores y aleccionados por su entrenador, salieron al segundo tiempo los realistas con mayor ambición y voluntad de ser lo que son en comparación a un equipo hundido en sensaciones, pero con la vergüenza necesaria para mantener el tipo. Este avance en las voluntades hizo que a las primeras de cambio Sadiq tuviera en sus pies el primer gol, pero la aparición de Chust para evitar el fusilamiento a David Gil provocó el fallo en el remate del delantero africano.
No sería el único aviso de la Real en los inicios de la segunda mitad porque poco después era Brais Méndez el que se adentraba en el área gaditana buscando un pase de la muerte que fue desbaratado por Iza, siempre al quite.
Pasado ese arreón, los amarillos enderezaron el rumbo y avanzaron metros para no dejarse maniatar por el rival de una manera tan descarada e incluso humillante. Sin embargo, ese espacio ganado por los cadistas fue rápidamente aprovechado por los donostiarras, que en la primera contra que le dejaban hacer alarmaron a Carranza, que respiró tan pronto como Fali derribaba a Sadiq al borde del área.
La inercia del guion hizo que la Real Sociedad siguiera intentándolo hasta que en el 58' llegó la más clara después de un pase atrás de Kubo, que llegaba a la línea de fondo para levantar la cabeza y asistir al punto de penalti para que Zubimendi enganchase una volea que estrellaba al larguero para alivio de la parroquia local.
No estaba tranquilo Sergio viendo lo que veía y en el 65' hacía un triple cambio sentando a Álex, Navarro y Maxi Gómez para dar entrada a Kouamé, Sobrino y Sergi Guardiola e intentar que todo fuera como iba, es decir, aburrimiento a raudales y un rival de calidad neutralizado a base de sopor. Conseguido.
Y eso que poco a poco la Real intentó, y por momentos consiguió, el monopolio del balón, pero a decir verdad tampoco es que lo usase de una manera muy agresiva. Dominar, dominaba, pero crear, poco creaba. Es más, hasta fue el Cádiz el que más hizo por romper las tablas, pero un cabezazo centrado de Chris Ramos a centro de Pires era despejado a saque de esquina por Remiro.
Se acercaba la recta final del partido y el Cádiz, para variar, embarraba todo lo posible el duelo. Era la mejor manera de neutralizar a una Real que llevaba perdida sin darse cuenta mucho tiempo dentro del laberinto construido por los amarillos. Y en ese laberinto, era el once cadista el que más ganaba metros y hasta disponía de una nueva oportunidad, pero el disparo desde la frontal de Kouamé era despejado a córner por la zaga txuri urdin.
El final del encuentro dejaba al Cádiz con un punto más por encima de un descenso del que se sigue salvando a base de aburrimiento y no menos tablas.
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