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Sobrino, del ostracismo al desparpajo

A fuerzas de ponerlo, Pellegrino ha conseguido recuperar a un jugador determinante en las rectas finales de Liga

Sobrino, ante el Atlético. ccf

A. C

La temporada de Rubén Sobrino está siendo muy gris pero a medida que avanzan las jornadas y el manchego sigue siendo de la partida del nuevo entrenador comienzan a ver rastros de luz al final del túnel donde ha permanecido toda la temporada. Que se lo pregunten a Sergio, que nunca pudo darle continuidad a pesar de que ni Machis, ni Ocampo, ni Navarro comenzaron a estar en una Liga en el que el único de los extremos que estaba dando la talla era Iván Alejo, hoy suplente desde el encuentro en El Sadar.

Fue el primero de los jugadores a los que Mauricio Pellegrino guiñó haciéndole salir del ostracismo y entregándole la titularidad sin demasiada justicia. Aunque eso de la justicia deportiva era muy relativo en un equipo que, salvo Alejo, Alcaraz y Chris Ramos, todos podían ser potencialmente suplentes que titulares ya que el equipo nunca terminó de cuajar. Ni con Sergio, ni con Pellegrino en sus primeros cuatro partidos.

De hecho, cuando el cadismo se topó con la sorprendente titularidad de Sobrino en el debut en Carranza de Pellegrino ante el Athletic más de uno pensaba que la idea del entrenador argentino no era otra que recuperar a ese Sobrino goleador que triunfó en el Alavés y motivó el desembolso que hizo por él el Valencia, club del que llegó al Cádiz CF temporadas después. Pero no, Sobrino no sacó su mejor versión en Mendizorroza con Pellegrino, no; lo hizo con el Pitu Abelardo ya que en la etapa del argentino en Vitoria el manchego apenas jugaba.

Sin embargo, algo le quedó de ese jugador a Pellegrino, que no dudó en sacarlo de inicio en cuanto llegó dentro de un once que bien podría haber sacad el propio Sergio. No comenzó bien Sobrino, ni Sobrino, ni Pellegrino ni el propio Cádiz CF, que empataba los dos primeros encuentros (Athletic y Villarreal) y perdía los siguientes (Betis y Osasuna). Y lo que era peor, el equipo apenas mostraba nada diferente a lo que ya hacía con Sergio. Ningún gol a favor y cuatro en contra ponían contra las cuerdas al entrenador cordobés días antes de la final ante el Celta, en el que de nuevo apostaba por Sobrino en un once en el que entraba de primeras Maxi Gómez en detrimento de Chris Ramos. Y el Cádiz CF enganchó por fin a una afición que se fue ilusionada tras ver a su equipo empatar en un choque que fue superior a los golpes.

Se agarraba al once Sobrino de nuevo en Vallecas. Y no era fácil después del golazo de Machis y de la continuidad acertada de Robert Navarro en la otra banda. Y ya si, ya el de Daimiel comenzó a sentirse con el viento a favor porque comenzó a aportar al equipo más que colocación y orden. El manchego protagonizó alguna que otra entrada y hasta se atrevía con un caño a su par para forzar un saque de esquina. Bastaba esa jugada, ese lance, para advertir no solo en él sino en todo el equipo que la fuerza mental comenzaba a ser otra. Ese desparpajo en un jugador limitado cuando está en horas bajas le ha llevado a armarse de fe y por segunda semana consecutiva, ahora sí, resultaba determinante para servir un centro maravilloso con su pierna izquierda, la menos buena, a la cabeza de Juanmi par adelantar a los de Pellegrino, que ahora comienza a ver que todos estos cambios igual los ha hecho demasiado tarde. No obstante, mientras hay vida, hay esperanza.

Como la que ha entrado de lleno en un vestuario donde ahora se mueren por jugar desde la deportividad y el compañerismo. La flechita verde está hacia arriba y bien sabe de ello Sobrino, un jugador que debe estar llamado a volver a ser determinante en la cuarta permanencia consecutiva de su Cádiz CF.

Valga este empujón anímico en Sobrino para extenderlo en un equipo que, poco a poco, ha ido avanzando gracias a los cambios efectuados en el once y al trabajo mental que comenzó Pellegrino, que no dudó en ayudarse del coach Joseba del Carmen en los días anteriores al Celta, ese encuentro donde comenzó a darse mejoría en el juego del equipo y lo más importante, en la cabeza de los jugadores.

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