Cádiz - Sevilla

El 'show' de Soto Grado: perdonó la roja a Sergio Ramos en dos ocasiones

El colegiado del comité riojano realizó un arbitraje esperpéntico en el que perjudicó a los de Sergio González

Chris fue un auténtico dolor de cabeza para Sergio Ramos ANTONIO VÁZQUEZ

Pablo Vallejo

El Cádiz CF sabe muy bien lo que significa jugar con un futbolista menos durante gran parte de un partido. De hecho, le ha ocurrido en dos ocasiones esta campaña: ante el Girona por la expulsión de Machís y frente al Valencia tras la roja mostrada sobre Robert Navarro. Una decisión arbitral que, como es evidente, condiciona de forma inmensa el transcurso de un partido. Los amarillos pudieron comprobarlo a favor en el duelo ante el Villarreal, cuando Pedraza se fue al túnel de vestuarios en la primera mitad. Por lo tanto, el no señalamiento de una cartulina roja cuando es debido perjudica y manipula completamente un encuentro. Y, ante el Sevilla, los de Sergio González debieron disfrutar de superioridad numérica desde el minuto tres.

En ese momento, Sergio Ramos agredió a Roger Martí. Las imágenes son nítidas, claras y concluyentes. El central hispalense propina un cate al de Torrent y, sin embargo, César Soto Grado tan solo decide amonestarlo con una tarjeta amarilla. El primer gran error de un colegiado al que el partido y el ambiente del mismo le vino grande y demostró no estar al nivel para gestionarlo, cebándose especialmente con los que iban vestidos de amarillo. Otra cuestión es saber dónde estaba Del Cerro Grande, colegiado del comité madrileño que en esos instantes debía tener apagado el monitor del VAR porque en ningún momento se dignó a corregir el grave error de su compañero a pie de campo.

Ramos continuó sobre el césped y, afortunadamente para los intereses sevillistas, finalizó el encuentro de forma incomprensible. Corría el ecuador de la primera mitad cuando el Cádiz se desperezaba y trataba de armar una transición ofensiva rápida. Alcaraz buscó en largo a Chris Ramos, que hasta ese momento estaba siendo tremendamente superior a su tocayo de apellido Sergio, ganándole todas las acciones y tumbando de un plumazo todo el bagaje futbolístico del central. En esa carrera, el delantero se anticipa y es derribado con una zancadilla por el defensor sevillista. Una acción que no fue castigada ni siquiera con falta y que debió haberse señalizado para, además, mostrar la segunda amarilla a Sergio Ramos. Segunda acción en la que el ex del Real Madrid y el PSG salía de rositas, demostrando que su nombre y su historial sigue latente a pesar de no militar en el cuadro blanco. Sin embargo, a Soto Grado no le tembló el pulso para sacar amonestaciones a diestro y siniestro contra los jugadores amarillos, a los que castigó enormemente a la hora de pitar infracciones, pues el mínimo contacto sobre los sevillistas era señalizado inmediatamente como falta, mientras que para hacerlo a favor de los amarillos necesitaba mucho más.

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