Cádiz Cf
La semana de Paco López
Sin la confianza de la grada y sin evolución en su trabajo, Manuel Vizcaíno comienza a plantearse que igual la confianza no tiene que ser intocable
Fali se inmola
Lo primero y más importante. Si es por Manuel Vizcaíno, Paco López tiene más crédito del que debiera tener. Y es que lo que más preocupa al presidente del Cádiz CF no son los resultados, sino el pésimo juego de los suyos. Han pasado diez jornadas y el ataque cadista se resume en balones a Ocampo, apariciones de Ontiveros y alguna que otra ocasión de Carlos Fernández. Los argumentos a favor del entrenador de Silla son más bien pocos, por decir algo. De hecho, lo que más le retiene en el banquillo cadista no es más que su contrato de dos años puesto que sus números en Carranza son lo peor que puede ofrecerse. No hace falta comparar, por mucho que se hable de la paciencia de Vizcaíno con sus entrenadores, que la trayectoria del actual técnico amarillo no es la misma que la tenían Álvaro Cervera y Sergio González, dos entrenadores que se mantuvieron en el cargo a pesar de que el equipo se metía en descenso tanto cuando militaba en Primera como en Segunda.
Paco López está en la picota más allá de que desde el club, donde desde hace semanas ya hay voces y opiniones que dudan notablemente del trabajo diario que está haciendo el cuerpo técnico del entrenador valenciano, se quiera vender y se venda un mensaje de total credibilidad en la persona de su entrenador. Pero no es así. Entre otras cosas, porque no puede serlo. Los bandazos que está dando el equipo, la falta de fe en jugadores que no están jugando y la nula presencia de nuevas ideas en el equipo hacen que se tenga que dudar sí o sí sobre si lo que está haciendo Paco López lo está haciendo bien.
En este Cádiz CF todo está fallando, comenzando por el entrenador. Sus ruedas de prensa son un claro síntoma de que el mensaje que quiere proyectar no es uniforme; lo que unos días es blanco, al siguiente es negro. Sus argumentos para explicar los continuos tropiezos de ese equipo suenan a excusas y ponen en evidencia la planificación deportiva que tanto ha defendido su creador, que no es otro que el que firma los finiquitos y los contratos.
Pero lo que no puede ahora, y él lo sabe por mucho que de vez en cuando lo deslice, es echar balones fueras y renegar de la confección de la plantilla. Y no puede porque él dio su visto bueno cuando firmó con el Cádiz CF y se ha mostrado en todo momento de acuerdo con lo que Vizcaíno y sus ayudantes Juan Caña y Juanjo Lorenzo han hecho. Y lo que han hecho es lo que han podido hacer puesto que los actuales jugadores del Cádiz CF visten de amarillo porque no han podido vestir de otro color por mucho que las puertas del club han estado abiertas para todos todo el verano.
Con eso llegó Paco López y con eso se atrevió a dirigir a un equipo que todos menos él sabían que no andaba bien de la cabeza dado el pesaroso último año que dieron en una de las Primera División más barata que se recuerdan. Por eso, que el entrenador actual del Cádiz CF viniese con los ojos cerrados sin antes no pedir un auténtica limpia del vestuario es responsabilidad única de él.
Vizcaíno mantiene su palabra, de momento. Una palabra que ya ha dado razones más que claras para que no sea tomada en serio dado que es un dirigente que se precia de «mentir si es por el bien del Cádiz CF». Es por eso que la fe inquebrantable que pueda tener hoy en su entrenador se quede en nada si este miércoles en Eibar vuelve a salir cruz en Ipurúa. Sin tiempo para negociar el finiquito ni hacer otro contrato, lo más razonable es que Paco López sea el entrenador en Carranza el próximo fin de semana y coincidiendo con la llegada del Oviedo. Un partido en el que si los amarillos vuelven a caer ante su público y se mantuvieran en plazas de descenso sería inevitable no pensar en ese pulgar hacia abajo a lo emperador romano de Manuel Vizcaíno.
Una semana tiene por delante para darle la vuelta como a un calcetín a la situación. Eso es lo que tiene Paco López. Y no más. Dos partidos ante dos equipos punteros de la categoría y que se encuentren en mejor momento que el Cádiz. Raro es el que no lo está. Tan solo el colista Tenerife, con 5 puntos, el Cartagena, con 6, y el Racing de Ferrol, con los mismos diez que lleva el Cádiz CF, que ya está metido en un pelotón muy comprometido.
Pero este año es distinto. El presupuesto es magno y se acaba de dejar la elite tras permanecer en ella cuatro. Removerse por puestos cercanos a la permanencia no puede ser lo mismo que hacerlo en Primera, a pesar de que el presidente Vizcaíno dijera en Vitoria que no había que celebrar las salvaciones en la máxima categoría. Por eso, ver a su club metido en este pozo no es plato de buen gusto para un mandatario que se lleva de forma impecable con su entrenador, pero al que no puede permitirle que siga por estos derroteros.
Dos partidos, dos. Esos son los que tiene Paco López para, mínimo, salir de la situación en la que se encuentra el equipo. A Vizcaíno, que no le está gustando lo que está viendo en absoluto y, como no puede ser de otro modo, está muy preocupado, ya se le pasa por la cabeza tener que dar esos giros de timón para encarrilar de nuevo al equipo hacia la normalidad. A favor del entrenador está que la Segunda es muy larga, demasiada para poder enganchar tres encuentros ganando y situarse cerca de los 'play off' de ascenso, donde ahora tiene toda la pinta de situarse un objetivo que nació en subir directamente. Eso, hoy en día, es una quimera.
Eibar y Oviedo marcarán el camino de un entrenador que irá a la guerra con la inquietud del gladiador que sale a la arena. Este miércoles, a las siete de la tarde, el Cádiz CF visita al décimo clasificado con 15 puntos; mientras que el próximo sábado, en Carranza y a las cuatro, llegará el séptimo con 16. Dos norteños para dar vida o ajusticiar a un sureño en manos de un valenciano. Así está la cosa.
