Cádiz CF

Semana clave para Roger

El delantero sigue sufriendo de su tobillo y el quirófano vuelve a aparecer en el horizonte si no nota mejoría en los próximos días

Roger, junto a Sobrino y Chust. ccf

Alfonso Carbonell

Un auténtico calvario. Eso está pasando Roger Martí desde que en la primera jornada de Liga se lesionara. Parecía ser este su año de reencuentro con la sonrisa después de lesionarse en Las Palmas la temporada pasada tras verlo saltar de inicio ante el Zaragoza en la jornada inaugural. Todo parecía unirse para que el de Torrent volviera a sacar esa pistola que nunca ha terminado de empuñar vistiendo la camiseta del Cádiz CF.

La verdad es que Roger no ha tenido suerte a nivel personal en el conjunto gaditano, donde llegó como cedido por el Elche en enero del 23, un año que no olvidará fácilmente el valenciano. Y es que en enero de 2023 llega cedido al Cádiz CF, club con el que consigue felizmente la permanencia tras colaborar con algún que otro gol, pero volviendo a caer en la enfermería al poco de llegar. Se recupera y en agosto de ese mismo año firma en propiedad con la entidad que preside Manuel Vizcaíno, que le extiende un contrato hasta junio del 26.

Después de pasar su primera media temporada con el Cádiz CF, Roger comienza la 23/24 a pleno rendimiento y de nuevo marcando algún que otro gol, como aquel en Carranza a centro de Alejo frente al Osasuna. Un golazo. Sería el último que marcase en partido oficial porque a la semana siguiente (17 de diciembre del 23), en Las Palmas, sufre la lesión que le terminaría de llevar a un callejón sin salida. La mala suerte quiso que un rival, tras un salto, cayese sobre la pierna de Roger, que sufrió la rotura del peroné. El ariete abandonó el campo a la media hora de juego.

El parte médico del club amarillo fue el siguiente: «Para conocer el alcance de su lesión, este lunes ha sido sometido a pruebas médicas que han diagnosticado que sufre una fractura en el peroné y afectación de los ligamentos internos del tobillo. Se está barajando la posibilidad de realizar una intervención quirúrgica para estabilizar la fractura. El periodo de baja no se estima inferior a tres meses».

La carta que salió de la baraja fue la del quirófano. Mientras, el equipo sucumbió y acabó descendiendo sin su participación pese a que efectivamente se recuperó, no en plenas facultades, antes de que acabase la decepcionante temporada. Y llegó este pasado verano y comenzó como si nada. Además, la llegada de Paco López, entrenador con el que creció exponencialmente en el Levante, le daba mucha más motivación de la que ya de por sí tenía. Jugó bolos y en la primera jornada de Liga fue titular. Todo parecía venirle rodado por fin.

Pero no ha sido así. Como es normal, el debut amargó la vuelta por sus fueros del delantero, que completó los 90 minutos del peor partido que se le recuerda al Cádiz este año. Eso fue solo el principio de algo mucho peor. Al poco del encuentro, Roger comenzó a sentir dolor en su maltrecho tobillo. Y en efecto, algo no iba bien. Una de los cuerpos extraños que se le pusieron en la intervención anterior se había movido tras un golpe fortuito.

El valenciano fue intervenido en aquel entonces (finales de diciembre del 23) por el doctor Mariano Del Prado, del grupo Ripoll y De Prado, en la Clínica Ruber Internacional de Madrid. El comunicado dado por el Cádiz CF fue el siguiente: «El resultado ha sido un éxito, tanto en la fractura del peroné como en la rotura de los ligamentos internos del tobillo, que se han resuelto satisfactoriamente con una placa con tornillos y el anclaje de los ligamentos».

La mala suerte ha vuelto a cebarse con el ex del Levante, que incluso ha llegado a tener días de reposo absoluto en su casa, donde no está pasándolo nada bien al percatarse de que ni siquiera descansando y sin moverse el tobillo deja de molestarle. Gente próxima al jugador aseguran que ha llegado a doler de impotencia. Y no es para menos dada la tremenda ilusión con el que firmó por el conjunto gaditano.

A sus 33 años Roger se niega a capitular. La medida tomada en estos momentos es dejar pasar esta semana para confirmar si la mejoría no se produce. En caso de que siga estancada su recuperación no habrá más remedio que volver a abrir y recolocar de nuevo la placa que se ha movido y que casi ni le deja respirar. El pistolero aguarda en su cuartel y cuenta las horas que le quedan para volver a trabajar contra el tiempo.

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