Cádiz CF
El regalo que Alejo se trabajó en silencio
El retorno del extremo al equipo sirvió para la suma de tres nuevos puntos y para que el pucelano volviera a sentir como la constancia tiene premio
![Alejo, en un entrenamiento.](https://s1.abcstatics.com/lavozdigital/www/multimedia/canal-amarillo/2024/09/25/alejsxs-RNrutYfANf7bmQiWfDyht2I-1200x840@abc.jpg)
Tiene el carácter que tiene sobre el campo y con ese es capaz de sacar de quicio tanto a las aficiones contrarias como a la suya propia. Consciente de que no le aportaba mucho ese temperamento se puso en manos de profesionales para que con sesiones de terapia y mucha conversación consiguiera rebajar esa rémora que le costó ser el jugador más tarjeteado de su equipo la temporada pasada siendo como es un hombre de ataque. Pero lo cierto es que este año al poco de entrar en el campo ante el Levante ya vio una por los mismos errores, es decir, una tarascada a destiempo, una protesta mal medida, una gresca, un empujón tonto a un contrario... Alejo debe seguir trabajando en pulir esa serie de desatinos que no le hacen ser un jugador completamente fiable. Y es que si los pule, raro sería que no fuera titular indiscutible. De hecho, y a pesar de los números tan buenos que ya vuelve a presentar su casillero, el vallisoletano tan solo ha jugado un partido de inicio y fue el de infausto recuerdo ante el Zaragoza en la primera jornada. Puede que ese lastre aún le siga pesando como a sus compañeros Caro, Diakité o Álex Fernández, que desde entonces no han vuelto a pisar la titularidad. Otros casos de aquel día fueron Roger (lesionado) o Matos (que sí ha vuelto al once felizmente tras un arranque más que dudoso).
Pero no todo el fútbol o la forma de expresarlo es malo en Alejo. No. Para nada. Todo aquel que se cierre en banda en criticar o censurar sus aportaciones al equipo entenderá tanto de fútbol como de la vida. Indiscutiblemente, el extremo derecho del Cádiz CF es un jugador único, ese que cualquier entrenador en apuros estaría encantado de contar con él al tratarse de una pieza que debería estar más cotizada de lo que está. Una frase que bien podría definir al juego de Alejo es la siguiente: cada vez que sale pasan cosas. Y no, no todas las que pasan son sanciones. Ahí están sus números para los que duden de él.
Y si Alejo lleva tantos años en el Cádiz CF no es por casualidad. Más allá de sus riñas, que las ha tenido, con el presidente; más allá de la división de opiniones que provoca en la grada, que las sigue teniendo; más allá de los goles y asistencias que aporta, que las sigue reeditando; más allá de todos, lo mejor con lo que cuenta este futbolista es por su constancia, por su preocupación por mejorar, por su empeño en hacer dudar a los entrenadores que de partida con cuentan con él, por su perseverancia, por su ahínco en demostrar cuando poco tendría ya que demostrar. Y todo eso se concentra en una palabra: profesionalidad.
Una prueba de ello, tiene miles, pero la más reciente es la última lesión muscular que tuvo unos días después del encuentro ante el Tenerife en el que fue determinante para que el Cádiz CF no se inmolase esa tarde en casa. Ganaban los canarios 0-2 y Alejo había entrado de revulsivo. Y vamos si lo fue. Para empezar, puso un centro raso al primer palo a su socio Chris Ramos, que como si nada se sacaba un penalti de su chistera para acercarse en el marcador gracias a la efectividad de Álex desde los once metros. No se quedó ahí Alejo, claro que no. Con el equipo lanzado y con Paquito Mwepu como principal referencia el ex del Getafe leyó bien lo que demandaba el partido y se sacó un portentoso centro a la cabeza del zambiano para que este empatase el partido y sacara el extintor para apagar el incendio que se iba cociendo en las gradas tras lo que iba siendo la segunda derrota en casa consecutiva.
Otra vez Alejo volvía a decirle al entrenador de marras que eso de apartarlo del once ni mijita. Es verdad que tiene un debate eso de si es mejor como revulsivo o desde el principio, pero eso será otro día...
El caso es que Ivi volvía a sacar rentabilidad al trabajo en la sombra que siempre está haciendo. Porque él no descansa. Y en esas estaba preparando el encuentro ante el Castellón cuando en un entrenamiento previo sintió unas molestias musculares que le hacían dirigirse a la enfermería. Como el club no dio datos oficiales, se pudieron leer noticias contrastadas de que la recuperación rondaría el mes. Nones. Al menos, cuando se habla de un jugador que saca horas extras de debajo de las piedras con tal de o bien cumplir con los plazos o bien acortarlos. Después, a toro pasado, el club dijo que estaba para dos semanas. Y la verdad se dicha, dos fueron.
Pasaron los encuentros de Castellón y Racing de Ferrol y en El Rosal ya estaba calzándose las de tacos el que siempre está. Pero está únicamente gracias a él. Bueno, y también al jefe de los servicios de recuperación del Cádiz CF, el fisioterapeuta Joaquín Acedo, con quien Alejo estuvo mano a mano hasta bien entrada la tarde del viernes con tal de que Iván se fuese bien engrasado al viaje hasta Cartagena, que se jugó en domingo. No es la primera vez que de manera voluntaria el jugador pucelano pide a los servicios de recuperación unas sesiones más de trabajo para fortalecer y endurecer las partes más doloridas de sus piernas. Su constancia, su sentido del trabajo, su ejemplo del deber es la bandera que le hace no desfallecer nunca. Y eso no es más que horas y horas de dolor en la camilla de la que sale más fuerte, con más ganas, invencible. Por eso, cuando el domingo de fútbol se le ve llegando una y otra vez a la línea de fondo, o intentando las veces que sean necesarias encarar a un defensa no lo hace por su forma de jugar, que también, sino que se lo permite hacer porque su cabeza le dice que puede. Es ahí donde se encuentran los regalos que su trabajo diario le concede.
El resultado no pudo ser mejor. Aunque bien podría haber estado para el once titular, Paco López se decidió por Ocampo en banda derecha y Ontiveros en la izquierda sentando a Sobrino. Esa primera decisión técnica no fue nada acerada dada la querencia del internacional uruguayo a irse a la banda contraria dejando completamente coja la derecha, esa en la que Alejo e Iza se entienden a las mil maravillas y hasta se reparten las tareas de ataque y defensa. Sabedor de su error, el técnico de Silla, viendo que su equipo estaba contra las cuerdas frente a un Cartagena que en estos momentos es carne de Primera RFEF, se acordó del gran comodín con el que cuenta. Y no se equivocó. Alejo salía al verde, recomponía el equipo y le daba la vuelta como a un calcetín al dominio del Efesé, que cuando se quiso dar cuenta ya había marcado el gol del triunfo Chris Ramos tras un caramelito que le había puesto Alejo con su izquierda y por la banda derecha, esa en la que ahora ha hecho méritos más que suficientes para que vuelva a ser suya desde el minuto 1.