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Rearmados
Buena imagen del Cádiz en el Villamarín en un partido que si bien pudo ganar también pudo perder
Chris Ramos le gana el salto a Bartra y adelanta a los amarillos.
Rearmados de moral, de juego, de puntos, de imagen, de todo. El Cádiz no se falló a sí mismo tras su estrépito en San Mamés de hace una semana y supo dar la talla en otro gran escenario. Y así, al margen del resultado porque de todo pudo pasar, mandaba el mensaje tranquilizador que su afición ansiaba tener. Hay equipo para todo. Por supuesto, para permanecer en Primera un año más, pero sobre todo para competir en cualquier territorio y cualquier rival. Cierto que el Betis no anda bien, pero tampoco andaba muy fino el propio Cádiz, que levantó cabeza en el mejor de los momentos y como tiene acostumbrado desde hace ya muchos años.
Se auguraban cambios en el once tras el rapapolvo de San Mamés y por la acumulación de tres encuentros en una semana. Esa era la excusa, pero Sergio seguramente tenía razones, y muchas. Como el banquillazo argumentado para Machis, que ya fue suplente en Bilbao y no es que lo arreglase mucho saliendo desde el banquillo. De hecho, el primer gol vasco vino como consecuencias de su pasotismo, ese mismo que no ha dejado pasar por alto su entrenador, que volvía dejar sentado a su mejor hombre en beneficio del único que dio la cal en la arena, Robert Navarro. El cedido por la Real no fue la única novedad ya que Meré entraba en el centro de la zaga supliendo a Luis Hernández y en la punta del ataque la ceguera goleadora de Roger lo dejaba a la sombra de Maxi Gómez, que a pesar de error clamoroso en la Catedral le tocaba debutar en el once que para eso vale lo que vale.
Comenzó bien el Cádiz, muy enchufado y como herido en su orgullo tras lo de hace una semana. Tan revolucionado salió que Alcaraz fue perdonado de una amonestación por agarrar el balón con las manos tras un leve roce con un Marc Roca, con el que se encaró sin razón alguna.
Se notaba el escozor de ambos equipos debido a sus últimas y dolorosas derrotas porque la intensidad que había sobre el césped del Villamarín se notaba en cada lance, en cada disputa, en cada discusión. A diferencia de lo ocurrido en Bilbao, el Cádiz salió muy valiente, con ganas de de hacerse con el balón, con transiciones rápidas y retrasándolo cuando no se podía pero sin sortearlo.
Con tanto ritmo, lo más lógico era que el encuentro entrara en combustión. Y así estuvo unos minutos en los que Alejo lanzaba al Cádiz por su banda y Rodri a los béticos. Pasaban los minutos y aunque los de Pellegrini intentaban ser los protagonistas con el balón, lo cierto es que eran los de Sergio los que una y otra vez se hacían con el mismo. Eso sí, tras varias posesiones la persiana amarilla se cerraba conforme se acercaban al área de Bravo.
Espabiló el Betis y lo hizo gracias a dos pérdidas gravísimas de Iza que casi cuestan un disgusto al Cádiz, pero el lanzamiento intencionado a la base del palo de Rodri era desviado a córner por Fali, peleado con todos menos con los de amarillo.
Se iba llegando a la media hora de partido cuando salía a relucir Ledesma, que atajó bien un disparo desde el suelo de Ayoze previo pase, con túnel incluido, de Bellerín.
El gol 500 del Cádiz en Primera
Una vez pasados esos diez minutos de dominación verdiblanca pasaron los de Sergio de nuevo al ataque. Y esta vez, con mayor dedicación y acierto. Fue en el 40' de juego y tras una recuperación de Javi Hernández como se comenzó a fraguar el gol 500 del Cádiz en Primera. El lateral jerezano mandaba a correr a Alejo por su banda, el vallisoletano se la entregaba a Maxi Gómez para que el ex de Valencia o Celta enviase un centro bombeado con la colaboración de Miranda para que Chris Ramos se mantuviese un tiempo en el aire por encima de Marc Batra y cabecear a gol sin que Bravo pudiera hacer mucho más que acompañar la trayectoria del balón con la mirada.
El gol recompensaba en cierta forma a la ambición y saber estar de un Cádiz que se fue al descanso ganando pero no sin ver como otra vez Ledesma alejaba el peligro tras la enésima internada con centro de Rodri.
Movía ficha el ingeniero y dejaba a los suyos sin un '9' de referencia como William José y sacaba a Abde dejando como hombre más adelantado a Ayoze. Dicho cambio no hizo mucho efecto en el Betis porque, de hecho, pudo llegar el segundo gaditano tras un saque en largo de Ledesma que Alejo prolongó para que le volviera a llegar a Maxi Gómez, que se descubría como un magnífico centrador mandando un balón al corazón del área que Bellerín, en su intento de despejar, mandaba el balón al larguero.
Sería la última cadista antes del arreón bético, que comenzó a adaptarse al traje de Pellegrini. Isco, pieza clave en ese nuevo engranaje, rompía líneas con un buen pase a Abde que el marroquí disparaba alto. Al poco, el ex del Madrid y Sevilla volvía a intentarlo con un disparo que se iba por poco.
Se acercaba cada vez más el Betis y fue en el 59' cuando llegaba el empate tras un centro al área que controlaba con la izquierda Guido Rodríguez y a la media vuelta se revolvía para sorprender a Ledesma con un golazo de quilates.
El gol no le importó demasiado a Pellegrini, que introdujo un triple cambio para darle mayor profundidad y empaque a sus ideas. Y la verdad que el dominio bético solo acababa de empezar porque al poco un centro de Miranda era cabeceado por Ayoze fuera.
Por su parte, Sergio sacó del campo a Maxi Goméz, Navarro y Alejo y entraban Roger, Sobrino y Machis para tratar de frenar las acometidas locales y darle una mayor hondura a su ataque.
Los cambios de unos y otros apaciguaron un tanto el duelo para respiro de los cadistas, que a pesar de ello seguían atrincherados en su campo aunque de vez en cuando, tras una imprecisión de Luiz Henrique, se dejasen ver por el área de Bravo, que vio como una cabezazo de Chris Ramos se iba por fuera por poco. La respuesta a ese ataque la volvió a tener Ayoze, pero su remate tras centro de Luiz Henrique no encontraba puerta.
Ya en el 86' Sergio retiró a un Escalante con calambres y a Meré para dar entrada a Kouamé y Luis Hernández en las puertas de un descuento de siete minutos que se jugaría a campo abierto y con aires de prórroga. Y lo cierto es que el Cádiz entró al mismo con buen pie, y hasta pudo marcar en dos ocasiones tras una contra y otra acción de Roger, que no encontró espacio entre las piernas de varios rivales. Y fin a las acometidas cadistas.
Fue el momento para San Jeremías Ledesma, que comenzó su añadido de ensueño rebañando un balón rematado por Isco de tacón cuando medio Villamarín cantaba gol con el malagueño el primero. Poco después, una cabezazo peinado por Ayoze se iba irremediablemente a la escuadra hasta que aparecía la manopla milagrosa de Conan, que salvaba a los suyos del segundo. En apenas cinco minutos, los béticos se plantaron hasta en tres ocasiones en el área pequeña, la última desviada a córner por Luis Hernández.
El pitido final ponía fin a los agobios cadistas, que hicieron un gran partido que si bien pudieron ganar de marcar en momentos indicados también pudieron hacer lo contrario de no tener un santo con coleta en la portería.
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