Cádiz CF

La reacción empezó en plena depresión

Sobre el césped de Ipurua, en pleno 'catacrocker', los preferidos de Paco López comenzaron a trabajar la victoria frente al Oviedo que amansa la tormenta

El equipo que jugaría este pasado sábado ante el Oviedo entró tras el 1-0 en Ipurua. l. v.

Alfonso Carbonell

Cádiz

Para salir de un 'katacrocker' no hay mejor cosa que tocar fondo y el Cádiz CF se fue al norte para tocarlo de lleno. Fue en Ipurua, donde los suplentes de Paco López hicieron lo mismo que hasta el momento estaban haciendo los titulares, es decir, decepcionar y perder. Sobra decir que la alineación de inicio no gustó mucho en la clase dirigente de un club que no quiere echar a su entrenador por nada del mundo, pero el once que salía frente al Eibar hacía replantearse ese pensamiento tan uniforme. Nueve cambios para jugarse el tipo. Suplentes a granel y dos debutantes en el once como los jóvenes Kovacevic y De la Rosa. Y las estrellas en el banquillo.

.Pero el caso es que la primera mitad el equipo amarillo no salió del todo mal. Como tiene acostumbrado, comenzó mandando territorialmente ante un Eibar que llegaba a la cita con el Cádiz CF después de haber perdido sus últimos cuatro encuentros. Era, por tanto, un duelo entre dos equipos faltos de confianza y heridos en su orgullo. Y de ese choque saldría vencedor el conjunto local, que se adelantaba en el marcador a la media hora abriendo por enésima vez la puerta de los miedos de un equipo que baja los brazos en lo anímico en cuanto se ve por debajo. Hubo una pequeña reacción en la segunda mitad, coincidiendo con la entrada de Ontiveros, Carlos Fernández y Ocampo, pero apenas duró unos diez minutos. El Eibar controló el encuentro y los minutos fueron pasando sin que el Cádiz CF se acercase a portería contraria. Es más, el conjunto armero perdonó el segundo en un par de ocasiones.

El pitido final dio paso a la tristeza una vez más. El vestuario amarillo volvía a convertirse en un funeral y aunque lejos de Carranza, el sufrimiento se hacía patente tanto en suplentes como en titulares. Sin embargo, en medio de esa depresión el trabajo seguía llamando. Había que entrenar. ¿Y dónde? Pues ahí mismo, en el mismo escenario donde todavía dañaban los ojos seguir mirándolo. Pero tenía que ser ahí.

Lógicamente, los futbolistas que acababan de jugar pasaron a las duchas mientras todos los suplentes que no entraron en juego hicieron una sesión de entrenamiento nocturna gracias a la hospitalidad del club armero, que cedió su estadio para que el Cádiz CF entrenase. Fue así como se decidió que se suspendiera el entrenamiento en la ciudad deportiva de El Rosal del jueves, previsto para las 13.30 horas. Una decisión que, por lo que se vio, no se comunicó al responsable de redes sociales del club, que ya había dejado programada una serie de imágenes para que saltasen en las cuentas del Cádiz CF pasadas la una y media de la tarde y así informar al cadismo de algo que no estaba sucediendo pero que sí recogía el plan de trabajo semanal.

Mientras algunos compañeros rumiaban la última en el silencio en el vestuario visitante de Ipurua, sobre el césped los Iza, Matos, Fali, David Gil, Alarcón o Alcaraz ya entrenaban con fuerza a sabiendas de que el sábado le tocaba a ellos salvar el pellejo de su entrenador. Todos ellos fueron titulares ante el Oviedo; bueno, todos no. El chileno Alarcón sigue esperando su oportunidad mientras que Fali se había borrado del encuentro debido a una tarjeta amarilla que vio en el banquillo por protestar que no se detuviese el juego al estar Carlos Fernández dañado sobre el césped tras recibir un pisotón dentro del área.

Dentro de la depresión existente, el presidente animó dentro de lo posible un equipo devastado pero que, sin darse cuenta o no, ya se estaba levantado sobre el terreno de juego de Ipurua.

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