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Ya no queda tiempo ni para excusas
Independientemente del rival, el Cádiz de Pellegrino está obligado a sumar ante un Atlético de Madrid con la cabeza puesta en el partido de Champions ante el Inter
Ya puede presentarse en Carranza Batman o su némesis el Jocker que este Cádiz tendría que cargárselo a los dos como fuera. Ya sea por lo civil o por lo otro, pero es basiquísimo que se los cargue. A los dos. Porque de aquí a final de Liga el calendario no da tregua y lo medirá, entre otros, a los cuatro primeros actuales clasificados de la Liga.
El súper héroe de la Liga que se planta hoy en el templo cadista es el Atlético de Madrid, que vendrá herido y hasta sin capa, que la quedará en Madrid resguardando a la estrella del equipo, el francés Antoine Griezmann, quien se reservará con la mirada puesta en el choque europeo de la semana próxima ante el Inter de Milan tras perder en el Giuseppe Meazza por 1-0.
La misión no es fácil, no. Pero es la que hay. La negligente distancia permitida por equipo, entrenadores y directiva que se tiene con la permanencia obliga a casi que ni percatarse en el rival de turno que se ponga por delante de ahora en adelante. Todo lo malo que se ha hecho anteriormente está pasando factura y no queda tiempo ni para las excusas.
Por eso, no vale ya ni lo que antes podía valer para argumentar un tropiezo o un mal día. Ni el potencial del adversario, ni el estadio, ni el césped, ni el granizo, ni el frío de ahora ni el calor que está por llegar. Nada. Esto es lo que hay y a esto habrá que medirse sin ningún tipo de 'peros' porque no queda otra que hacer desde ya todo lo que no se ha hecho en más de medio año que el once amarillo lleva viéndolas venir para disgusto y sufrimiento de una afición que volverá a ponerse del lado de los suyos una jornada más. ¡Qué remedio!
Pero esta vez, la parroquia cadista tiene algo a lo que agarrarse para argumentar su ánimo de cara al duelo contra el equipo colchonero que viene a Carranza con la Liga perdida, eliminado de la Copa y con un 60% de posibilidades de irse al guano en la Champions. Esta vez, por primera vez en la corta y hasta el momento decepcionante etapa de Mauricio Pellegrino, el equipo amarillo ha dado razones, muy pocas, vale, pero algunas más que otras para valorar que por fin se está avanzando.
Los dos últimos empates conseguidos 'in extremis' y aplaudidos por la inercia de celebrar algo con lo que ya no se contaba, han dado un cierto empujón en lo anímico a un equipo que no podía ni debía soñar en firmar esos dos empates consecutivos antes de jugar dichos encuentros. Más allá de que lo recogido es harto insuficiente para enderezar el vuelo, no es menos cierto que por primera vez en la era Pellegrino se han podido ver brotes verdes en el juego de un equipo que se quiere de quitar de encima el patadón y tentetieso con el que ha afrontado prácticamente toda la temporada.
Sin duda, la suplencia de Chris Ramos en Carranza ante el Celta es más que una señal de que Pellegrino se ha percatado de que debía hacer algo más de lo que ya estaba haciendo Sergio y que continuó realizando él desde su llegada. Una jornada antes también sentó a Iván Alejo en lo que fue la primera de las tres medidas que han hecho modificar un poco el sentido del fútbol que quiere ir imponiendo poco a poco.
La entrada en el once de manera rotunda de Maxi Gómez, de Sobrino y ahora -desde que lo puso en Vallecas de inicio- de Kouamé le han dado otro aire a un equipo que comienza a interesarse por eso de tener el balón. Frente al Rayo, mediada la segunda mitad, el dominio de la pelota fue amarillo. Aquello duró hasta que se paró el partido y apareció el granizo para congelar las frescas ideas recién recuperadas.
Efectivamente, los encuentros ante el Celta y el Rayo Vallecano han dejado la sensación de que los hombres de Pellegrino no quieren morir antes de tiempo. Pero la victoria sigue sin llegar a pesar de esa leve mejoría. Es por eso que el entrenador argentino cuide la idea de seguir arriesgando en un once que no variará demasiado del que saltó de inicio en el campo del Rayo.
Así, Conan Ledesma renovará la confianza de su entrenador pese a su error de bulto de hace una jornada y se situará bajo palos para ordenar una defensa que repetirá con Iza y Javi Hernández en los carriles y Meré y Chust en el eje central de la defensa. Es de suponer que Kouamé repetirá en la sala de máquinas tras su buen papel en los minutos que salió frente al Celta y a la buena continuidad que demostró en Vallecas. El africano compartirá el doble pivote con el incombustible Rubén Alcaraz. Se podría vislumbrar un cambio en la banda izquierda con la entrada de Machis, ninguneado en Vallecas pero del que se depende en casa. El venezolano está llamado a hacer un gran partido y el escenario, ante todo un Atlético de Madrid, le viene a pedir de boca. En la otra banda, en la derecha, seguirá estando un Sobrino que va poquito a poco a más. Y arriba, la dupla atacante de los dos últimos encuentros y que forman el bético Juanmi y el internacional uruguayo Maxi Gómez.
Puede que el rival sea muy superior, pero las excusas ya no cuentan. La clasificación obliga a no mirar el presupuesto de los rivales ni el historial porque si se hace este Cádiz ya sería carne de Segunda. De momento, hay vida y la distancia no es insalvable, pero lo comenzará a ser si este duelo ante el equipo colchonero acaba con un 2 en la quiniela.
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