ue Cádiz - Real Madrid
Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible (0-3)
El Madrid pasa por encima del Cádiz en una segunda parte donde los amarillos vuelven a quedarse en evidencia
Chris Ramos fue de más a menos, como su equipo.
Era un sueño y lo fue. Se pudo apurar durante los primeros 45 minutos, pero durante los segundos el sopapo del despertar fue tremendo evidenciando la fragilidad de un equipo que siempre va de más a menos y va en picado hacia un pozo donde hay más gente con peor tendencia. Eso es lo que le salva, de momento, al Cádiz, a sus aficionados, a sus jugadores y muy especialmente a su entrenador. Problemón gordo el que tiene Sergio, que ve con preocupación como se le aproxima en el horizonte dos encuentros de los que dependerá su cargo y buena parte de la temporada.
Vale que la enjundia del rival no da para sacar conclusiones muy drásticas, pero en la memoria de todos debe estar los tres puntos únicos sumados de los 27 últimos que se han jugado. Sea por lesiones o por lo que sea, el Cádiz necesita un cambio de rumbo que o lo da su presidente, su entrenador o un psicólogo. Porque los jugadores, a día de hoy, parecen que con ellos no va la cosa.
Salía Sergio con un 5-4-1 como alineó en el Metropolitano y lo hacía dentro del mismo con Álex Fernández en el centro de operaciones a la vista de que Escalante no debe estar ni para pedir permiso. Eso, o lo está pidiendo demasiado para jugar las dos finales que se se atisban en el horizonte en Son Moix el próximo miércoles y en Balaídos el siguiente lunes. El caso es que el técnico cadista tiraba de moderación y alineaba a algunos hombres que no suelen ser de sus más habituales para competir ante todo un Real Madrid y dar mayor dosificación a sus preferidos con la vista puesta en Vigo y Mallorca.
El comienzo del encuentro fue el esperado; el Cádiz salía con vehemencia e intentado acosar la salida de balón del Madrid y los de Ancelotti salían como podían, pero salían. Salían tanto que en apenas cinco minutos Ledesma tuvo que irse al suelo hasta en tres ocasiones para atajar centros rasos que le llegaban desde una banda u otra. Claramente, en cada momento, en cada mirada, en cada sensación se veía la superioridad cualitativa de los blancos y la ternura de los amarillos, que una vez pasados los primeros diez minutos sacaban a relucir sus pequeñas y animadas garras.
Así fue como se acercaron a las inmediaciones de Lunin. Javi Hernández, tras una falta de Nacho sobre Roger, enviaba un aviso que se iba ligeramente alto para decir que el Cádiz se había presentado al examen. Esa ocasión le dio alas a los de Sergio, que comenzaron a hacerse presentes en el campo contrario. La siguiente fue una oportunidad de Chris Ramos, que remataba alto de cabeza un servicio de Javi Hernández. Carranza se entonaba con los suyos olvidándose que en frente había una bestia. No importaba, al menos de momento. Y siguieron en su empeño. Otra vez el reconvertido central Javi Hernández enviaba un centro al área que en esta ocasión era cabeceado por Robert Navarro para que fuera a las manos de Lunin.
Y claro, la bestia despertó. Y lo hizo con una genialidad de Rodrygo, que en un principio no iba a jugar pero que lo hizo finalmente por unas dolencias en el estómago de Brahim. Y esas molestias se traspasaron al cadismo, que vio como su sustituto brasileño se buscaba un hueco dentro del área sorteando a los defensas cadistas para disparar a la escuadra y en el minuto 14 el primero gol merengue.
Parecía resuelto el encuentro tras este percance para los amarillos, pero lo cierto es que los locales se repusieron de la mejor forma posible aunque sin gol. Eso no bastó para que el Madrid quisiera hacer más sangre y cerca estuvo de lograrlo tras una gran combinación entre Carvajal y Bellingham que acabó con un centro del lateral rechazo a córner por Fali. La balanza parecía volver a volcarse contra el Cádiz, que se defendía como podía ante los ataques sibilinos de los madridistas. Esta vez fue Pires el que salvaba bajo palos un cabezazo de Rüdiger.
Los locales seguían en su empeño de presionar alto al Madrid y esto les servía para neutralizar temporalmente a los blancos, que si se fueron al descanso ganando por la mínima fue porque Roger no tuvo la suerte necesaria para meter a dentro dos disparos desde larga distancia, el primero desviado con una palomita de Lunin y el segundo que se fue rozando el larguero. Una pena.
Sin cambios salían uno y otro equipo a una segunda mitad que siguió por los mismos derroteros. De hecho, pudo marcar en posible fuera de juego Joselu, pero el delantero evitaba torpemente entrar en una jugada empezada por Bellingham y casi finiquitada por Rodrygo, que no entendió el disparate de su compañero por no intervenir en un gol claro.
El Cádiz metía en el 57' a Machis y sentaba a Navarro en el banquillo, sitio en el que aparentemente también debería estar un Ledesma mermado en sus isquios. Precisamente, fue el argentino el mejor espectador de una nueva obra de arte de Rodrygo, que encarrilaba la victoria blanca en el 63' tras remachar un contragolpe servido en bandeja por Chris Ramos, con un control malísimo en un contragolpe, y por Pires, con una pérdida que lanzaba a la locomotora blanca para sentenciar el encuentro.
Sergio volvía a cambiar y reconstruía su dañado equipo dando entrada a Maxi Gómez y Alejo por Chris Ramos y Chust y dibujando un 4-4-2 con el que cerrar un encuentro que se había puesto ya muy feo tras el segundo golazo de Rodrygo, posterior a un lanzamiento al palo de Modric.
Para colmo de males, pudo acercarse en el marcador el Cádiz, pero un lastimoso remate de Maxi Gómez en la boca de gol y con todo para él iba con un lacito para Lunin.
Con el Real Madrid desbocado hacia el liderato llegó el tercero tras una nueva arrancada de Rodrygo que le servía para asistir al británico Bellingham, que se adentraba en el área amarilla para cruzarle el balón a Ledesma con un zurdazo que bien haría en estudiar Maxi Gómez para marcar en Primera y no en El Palmar.
A pesar de la sentencia, el once amarillo seguía pretendiendo presionar la salida de balón de un equipo que ya le había pasado por encima justo después de salir de los vestuarios. Y es que los segundos tiempos del conjunto gaditano son digno para un estudio realizado por expertos en derrumbes.
Ya cerca del 78', Sergio dio minutos a Ocampo y sentaba a Ledesma para evitar malos mayores y darles minutos de competición a un jugador del que mucho se teme va a tener que tirar de él si no en Mallorca, en Vigo. O la rodilla de su extremo o su cargo. No le va a quedar otra. Incluso el charrúa pudo hacer el del honor pero su disparo fue desviado con atenta seguridad por Lunin. Nada que hacer y todo por hacerse.
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