Cádiz CF
Los 'Primera' dan el paso exigido
Manuel Vizcaíno ha doblado la apuesta por unos jugadores que están en deuda con un jefe que no ha parado de bancarlos a pesar del reciente fracaso
A la cuarta jornada, los pesos pesados refuerzan el relato del presidente
La foto vencedora de familia se pudo dar en Castellón.
Le tuvieron que defraudar bastante el año pasado cuando descendieron de categoría después de una segunda vuelta más que decepcionante. Su presidente les avalaba y ellos no respondieron. Ni con Sergio, ni después con Pellegrino. Pasó el mercado de invierno y Manuel Vizcaíno apenas sacó la de Ubrique porque confiaba, o decía confiar, plenamente en lo que tenía. Y fue que no.
Pasó el año en Primera más triste y desilusionante de los cuatro que se pasaron en la elite y ha llegado el retorno a la Segunda División. Para colmo de males, se bajó de categoría justo el año en que una gran mayoría de la masa social aplaudió a coro la confección de la plantilla en verano. Se llegó incluso a afirmar en no pocos foros que el Cádiz CF 23/24 era el mejor equipo de la historia de la entidad. La responsabilidad que recaía en el grupo era enorme. El primero en pagar tamaño batacazo fue el que dirigía la nave, el entrenador. La cara de Sergio, incluso en esas primeras jornadas en las que el equipo comenzó arriba de la tabla tras ganar dos partidos, perder uno (ante el Barça en Montjuic) y empatar otro hablaba más que su boca. El catalán, tan elegante, correcto y profesional como es, no las tenía todas consigo cuando escuchaba por todos lados que habían puesto en sus manos a los mejores. Y no era para menos porque era consciente de que la gente se quedaba con el atrezo y no con la profundidad de un armario que acabó siendo hueco y podrido.
Las cosas ya se iban torciendo para cuando llegó enero y la oportunidad de reforzar el plantel, pero el que manda dijo que nones, que el equipo valía. Y fue que no. Otra vez. Vizcaíno defendió a capa y espada a los integrantes de una plantilla que no tardaría en dar con sus huesos en Segunda.
Ha llegado otro verano y el pensamiento del máximo dirigente cadista sigue siendo el mismo. De hecho, quien sabe si se hubiera ahorrado alguno de los siete fichajes que finalmente ha realizado de no ser por el clima de tensión que se ha respirado en la masa social durante el verano. La llegada in extremis de Bojan Kovacevic, Óscar Melendo y Carlos Fernández no estaban contempladas dado el cariz que estaba tomando la campaña y en función de las ideas de un presidente que sigue pegado al relato oficial de que son los jugadores que el año pasado estuvieron en Primera los que han de tirar del carro y no los recién llegados.
Bajo esa responsabilidad, justa por otra parte, salía a competir esta temporada un equipo que olía en el ambiente que el asunto venía torcido desde el primer día. Tales presagios pesimistas se cumplieron de golpe y porrazo en el vergonzoso estreno liguero en casa ante el Zaragoza. No mejoraron demasiado en la segunda jornada. Tampoco en la tercera. Dos empates que evidenciaron que el equipo todavía no se hacía a la categoría. Y los de antes parecían prolongar la nefasta campaña del curso pasado. Aunque la primera parte ante el Levante y la reacción ante el Tenerife mostraba algún tipo de brote verde, lo evidente es que el once seguía sin carburar.
La prueba de fuego
Y llegó la primera gran prueba de fuego y sin los nuevos. Las bajas de Carlos Fernández, Ontiveros y Melendo dejaban a las claras toda la responsabilidad a ese bloque en el que Vizcaíno ha vuelto a apostar por encima de todo. Y esta vez sí, respondieron.
El primero de los consagrados por el presidente se encuentra bajo palos. Y eso que David Gil comenzó en el banquillo, pero los cuatro goles que Caro encajó en su debut le dieron la oportunidad al eterno suplente que este año, no tiene otro, quiere reivindicarse de una vez por todas después de competir sin éxito con Alberto Cifuentes y Conan Ledesma. En la defensa, uno de los puntos más débiles de este Cádiz CF, se encuentran tres hombres con una experiencia notable en el club como son los casos de los centrales Víctor Chust y Fali y el lateral multiuso Iza Carcelén, que ha sido ya utilizado por Paco López como lateral y extremo y por las dos bandas. Y si la defensa suena a lo mismo, qué decir del centro del campo, donde apenas han llegado refuerzos para ponérselo difícil a Rubén Alcaraz y Gonzalo Escalante. Y arriba, más de los mismo. Rubén Sobrino, Brian Ocampo y Chris Ramos como hombres más adelantados de un conjunto que apenas ha sido reformado en su regreso a una categoría en la que deben ser ellos los hombres que lideren un proyecto que de nuevo tiene más bien poco.
Además, y a la espera de que los fichajes vayan aportando ese aire fresco que todo equipo y afición necesita, en la segunda fila aparecen hombres de club como Iván Alejo, Álex Fernández, Roger o los canteranos De la Rosa y Paquito Mwepu. Esos son los hombres de Vizcaíno, que no se cansa de repetir que sobre ellos edificará el nuevo Cádiz CF que, más temprano que tarde, debe luchar por regresar a la elite del fútbol español. Todos ellos deben sentirse en deuda con un jefe que está poniendo la otra mejilla debido a su fe en su plantilla.
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