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Sin pólvora a la guerra es imposible (3-0)
Chris Ramos perdonó dos ocasiones claras antes de que el Real Madrid despertase y ejecutara a un Cádiz digno hasta que aguantó en el marcador
Zaldua lamenta uno de los goles blancos.
Ir sin pólvora a una guerra es complicado, pero colarse en el Bernabéu sin comprarla viene a ser un chiste. Y eso fue lo que hizo Pellegrino, que despreciaba en su once titular a Juanmi y responsabilizaba todo el ataque a un Chris Ramos batallador hasta la extenuación pero sin la eficacia que todo un equipo necesita cuando su fuerte, además, no es el de originar muchas oportunidades.
Y pasó lo que ya ha pasado en no pocas ocasiones, que el Cádiz salió con un buen sistema defensivo al que solo le faltaba coronarse con un delantero que materializara alguna de las que podrían llegar. Y llegaron, vaya que si llegaron. Hasta tres clamorosas, pero en dos Chris falló y en otra Sobrino se encontraba con Nacho. El Cádiz aguantó hasta que el marcador se sostuvo, pero empezó a caerse justo después de que Chris Ramos fallase un mano a mano logrado por él pero ganado por un Courtois que bien puede asegurar que se ha reencontrado con el fútbol ante un ataque de lo más inocente.
Cuatro cambios hizo Pellegrino, que puestos a dar bandazos se pegó otro en en el estadio del campeón de esta Liga. Por eso, varió su once con cuatro modificaciones. Así, introdujo las novedades de Zaldua, Escalante, Sobrino y Javi en detrimento de Iza, Ousou, Juanmi y Pires. La verdad que estando como está el equipo, poco o nada importa los que salten al campo. Aunque en el banquillo se quede Juanmi, el jugador con mayor porcentaje goleador. Da igual. Este Cádiz no tiene ya nada más que demostrar porque ha quedado más que claro es igual de malo jugando quien juegue. Eso sí, en el Bernabéu, Pellegrino le daba por completo la responsabilidad del gol A Chris Ramos, que tendría detrás a Álex como mediapunta, Escalante y Alcaraz como pivotes y escorados en banda Robert Navarro y Sobrino.
Una vez más, al Cádiz se le presentaba un hueso menos duro de roer de lo normal porque al igual que Atlético o Barcelona en Carranza estaban con su mente en Europa, también el Madrid ponía en lance un once repleto de rotaciones, diez respecto al equipo que jugó en Munich; e incluso con jugadores recién salidos de la rehabilitación como Militao y Courtois. Por supuesto, la unidad B del Real Madrid no es moco de pavo, pero cuanto menos hay que dejar constancia de ello.
No habían pasado ni dos minutos cuando el Real Madrid avisaba por primera vez tras una internada por la izquierda de Fran García que metía el balón al primer palo para que Fali estorbase todo lo que no estorbó a Muriqi hace una semana para evitar el remata de primeras de Joselu, que pidió penalti sin que nadie le hiciera mucho caso.
No se quiso encerrar del todo el Cádiz, que al poco pisaba el área de Courtois tras un buen centro pasado al segundo palo al que llegó fresco Zaldua, pero la prolongación al centro y de cabeza no encontró rematador.
Embotellado en su área el Cádiz, el Madrid tocaba y tocaba sin cansarse hasta que Militao se probaba desde lejos con un zapatazo centrado que Ledesma desviaba uniendo sus manoplas. Las posesiones blancas eran largas, con ritmo, pero sin demasiada verticalidad y muy especialmente volcando el juego por la banda de Fran García o en las libertades que se tomaban Arda Güller o Brahim.
Se atrevió el Cádiz con una posición más o menos elaborada y de la que no pudo coger buena nota porque en una impreciso control de Chust, Joselu robaba la pelota para que Brahim se la jugase dentro del área gaditana, donde apareció jugándose el penalti Javi Hernández para darle fin a la aventura del atacante marroquí.
Aguantaba los primeros veinte minutos un Cádiz insulso, sin mordiente arriba ni nada de lo que se pareciera a ello. A veces, daba tanta penita el conjunto amarillo, que hasta Ceballos echaba el balón fuera en una contra que podría entrañar peligro tras ver en el suelo a Zaldua, que había chocado en un lance con Fran García.
Cuanto más se parecía el ataque amarillo a uno de infantiles, apareció por la banda derecha Robert Navarro para crear la mejor ocasión del encuentro. El extremo catalán prolongaba hacia Zaldua con un pase por encima de la marca para que el lateral vasco mandase un balón de oro atrás para que apareciera Chris Ramos que.... ¡ay, Chris Ramos! El gaditano puso el pie que no era y, además, de una manera fuera de toda lógica con lo que hizo que el balón se fuera por una dirección que ni una pitonisa hubiera visto.
Pasado el susto para los blancos, estos retomaron el guion original y de nuevo encerraron a los amarillos, cada vez más reforzados a cada minuto que pasara. Y es que según pasaban los minutos los de Ancelotti no eran capaces de irrumpir en el fuerte cadista en busca de una bandera a la que aún ni la había tosido.
Además, poco a poco, el Cádiz se iba empoderando en sus pocos ataques. Pasada la media hora Sobrino le ganaba el cuerpo a cuerpo a Militao, que lo dejaba tirado en centro del campo para galopar hasta el área de Courtois en compañía de Chris Ramos y el defensa Nacho, que fue quien le amargó a Sobrino el disparo cuando el manchego ya enfilaba con buen criterio al meta belga. Con esta ocasión, las dos más claras ya habían sido firmadas por los cadistas, que volvían a perdonar como el que tiene margen para ello.
A base de buenas coberturas y una solidaria acción defensiva, el Cádiz sostenía el dominio blanco sin muchos agobios. Solo un error en la salida de un córner de Ledesma le sirvió una oportunidad a Ceballos, que en su intento por buscarse espacio vio como su disparo salía difuminado entre la muralla amarilla y repelido finalmente por Conan.
Al poco del descanso, de nuevo una carrera de Robert Navarro inquietó a la parroquia local, que respiró hondo cuando tras el córner forzado por el catalán vio como el testarazo de Escalante no cogía puerta. Esa fue la última acción legal de un primer tiempo que acabó con una volea de Joselu alta a pase de Modric previamente anulada por fuera de juego, como casi estaba consiguiendo el Cádiz que se viera el Madrid.
Mano a mano de Chris Ramos y gol de Brahim
Sin cambios salían ambas escuadras a la segunda parte y sin gol volvió a salir Chris Ramos, que en el 49' de partido le birlaba la cartera a Militao para plantarse solo ante Courtois dejando atrás a Nacho aunque sin la claridad de ideas necesarias para eludir al meta belga, que le ganaba la partida provocando el estallido de júbilo en el Bernabéu.
Y tras esa tercera ocasión perdonada llegó el hachazo en el 50'. Modric encontraba a Brahim en el vértice del área para que el atacante merengue aprovechase un resbalón de Chust para perfilarse y disparar de rosca un balón inalcanzable para Ledesma. Quien perdona...
Se ponía por delante el Madrid y sin sus mejores hombres, que ya calentaban con el peto puesto en la banda del Bernabéu. Y ahora sí, ahora retomaba la idea inicial el Real Madrid y sin presión alguna se ponía a tocar y tocar hasta cansar a un Cádiz que esperaba la decisión técnica cuanto antes para salir de una rutina que le llevaría al ocaso.
La sentencia de Jude
Eran momentos de 'shock' para el Cádiz, que caminaba como grogui por el campo mientras en el campo entraba Jude Bellingham y Pellegrino metía a Iza y Pires por Zaldua y Álex con la esperanza de ... con su esperanza. Porque lo primero que vieron los dos refrescos como de nuevo la zaga amarilla se complicaba en demasía en la salida de balón para que Bellingham robase el balón y se lo diera a Modric, este lo prolongó a Brahim, que levantó la cabeza para asistir a placer al inglés, que en su segundo balón tocado levantaba a la grada y sentenciaba el encuentro.
Acabada la historia, Pellegrino hacía el paripé dando entrada en el 74' a Juanmi y Maxi Gómez por Sobrino y Chris Ramos, negados ante el gol en un partido donde corrieron como el que más y fallaron cuando la tuvieron. Dos minutos antes, Ancelotti había dado entrada a Vinicius, que quería sumarse a la fiesta que tenían montada sus compañeros, que cerca estuvieron de lograr el tercero tras un preciso y precioso centro con la exterior de Fran García al que no llegó en boca de gol Joselu.
Con la grada del Bernabéu cantando 'campeones, campeones', el Madrid hacía lo posible por darle otro gol a su parroquia, que si no llegó fue en parte a la participación de Conan en la obra maestra creada por Vini, que centraba de rabona a la cabeza de Militao, que veía como Ledesma enviaba a córner con la yema de los dedos. Al rato, volvía a responder a un lanzamiento de Modric.
Roto el partido y el Cádiz desangrándose, pudo llegar el del honor tras un saque de esquina cabeceado ligeramente alto por Maxi Gómez, que no marca ni rematando solo.
Pero el Madrid estaba empeñado en hacer ese tercero. Lo intentó Joselu, que cabeceó al palo; poco después el que se acercaba era Vinicius, que disparaba raso y centrado y poco después, y tras una ocasión aislada de Alcaraz, era Joselu el que remataba una contra fiera de Nacho, que tras recorrerse todo el campo le regalaba al ariete el tercero con el que Bernabéu cantaba campeones a la espera de lo que pasara horas después.
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