Cádiz Cf
Un poco de barro para tocar la realidad
El conjunto gaditano pretende endurecerse a través de un mercado de fichajes centrado en recuperar humildad y hambre
Garitano ya tiene un plan
Seguramente, a muchos aficionados cadistas le esté pasando según avanzan las fechas y van saliendo nombres de futuribles futbolistas para el once de Gaizka Garitano. De golpe y porrazo, entre la poca y triste actualidad que genera un club deprimido como es el amarillo, se cuelan en el día a día jugadores de poca talla y menos trayectoria. Así, y después de cuatro años en la elite y media temporada de preocupado sopor en Segunda División, de buenas a primeras el aficionado medio se ha percatado que la baraja de posibles refuerzos que sonaban en otros mercados se ha hecho más desconocida. En efecto, sí, el escenario ha pasado a volverse reconocible para esos aficionados que hace no mucho campaban por Segunda B en esa última travesía en el desierto que contó con Hristo Vidakovic, Jose González, Alberto Monteagudo, Ramón Blanco, Raúl Agné, Antonio Calderón, Claudio Barragán y finalmente Álvaro Cervera. Eran tiempos en los que a las webs de los periódicos se venían jugadores procedentes del Jaén, Villanovense, Lugo y muchos más clubes de Segunda B a excepción del Granada, donde gracias a la mano de Quique Pina podían llegar hombres a sueldo de un Primera para subir a Segunda.
Pues bien, pasados los años esta estampa vuelve a producirse casi cinco temporadas después que llegasen los Aridane, Salvi, Alvarito García, Migue González, David Sánchez, Peragón, Luque y tantos otros veteranos que llegaron en otros tiempos donde el barro se hacía presente en cada jornada para sufrimiento de una afición que ahora vuelve a aproximarse al fango entre la penumbra de la irrealidad y la certeza de la amenaza.
Valga el primer jugador que ya ha pasado el reconocimiento médico con el Cádiz CF para hacerse una idea de lo que toca, de lo que vuelve a tocar. Iker Recio, un central de 23 años que procede del Antequera, actual líder del Grupo II de la Primera RFEF, categoría de la que comienza a ayudarse el club gaditano para meter a marchas forzadas ese hambre que ha desaparecido de un vestuario que hace más de un año comenzó su descenso a los infiernos tras una aciaga temporada en Primera y una peor retoma de contacto con la Segunda.
Ya lo dijo hace no mucho todo un capitán del Cádiz CF como Álex Fernández. «A este equipo le hace falta hambre», vino a decir el madrileño, que cuenta ya con ocho temporadas de amarillo a sus espaldas para poder decir lo que se ve desde la grada y, por lo que parece también, se ha comenzado a ver también desde los despachos de Carranza.
Enero aún no ha abierto sus puertas, pero los primeros pasos que está dando la comisión deportiva cadista en manos del presidente no son otros que acercarse al barro para dotar de mayor humildad y ganas a un vestuario destruido por la riqueza de una elite equivocada.