cádiz - athletic
Misma película con distinto director (0-0)
Empate sin goles en el debut de un Pellegrino al que le queda por delante un duro y arduo trabajo al frente de un equipo encallado
Un punto con misma lectura. Más de lo mismo; los mismos hombres con salvadas modificaciones, las mismas interrupciones, el mismo aburrimiento, las mismas pérdidas de tiempo, las mismas desconexiones, las mismas acciones antideportivas que puedan causar algún que otro disgusto. Y todo, ante un Athlecti que saltó al verde plagado de suplentes y fatigado tras su gran partido ante el Barcelona en Copa del pasado jueves. El Cádiz vuelve a sumar y lo hace cerrando su portería, como le gusta a los entrenadores que acaban de coger mando en plaza. Pero o Pellegrino intenta cambiar mucho de lo que se ha visto ante el Athletic o su peregrinar por el banquillo de Carranza podría convertirse en un martirio.
Sobra decir que acaba de llegar y apenas ha tenido tiempo para presentarse a sus nuevos futbolistas, pero sobre el técnico argentino ha caído la responsabilidad de hacer jugar más y mejor a un equipo que sigue dependiendo en exceso de jugadores exentos de calidad y que ralentizan o empeoran cada proceso de jugada. Poco a poco, deberá Pellegrino ir añadiendo algo más de chispa a un once que podría haber firmado el mismo Sergio. De hecho, la película filmada este domingo en Carranza podría haberla rodado tranquilamente el hoy entrenador en paro.
Porque se esperaba algo más de un nuevo entrenador, pero el caso es que no quiso o no se atrevió Pellegrino en darle un vuelco a su primer equipo titular y la verdad es que en su estreno poco o casi nada tocó del equipo que solía marcar el sopor dejado por Sergio. De hecho, apenas se diferenciaba el once que saltó muerto al verde de Mendizorroza con el que quiso estrenarse el nuevo entrenador. Solo dos cambios posicionales respecto al que perdió en Vitoria. Iza y Sobrino relevaban a Zaldua y Guardiola dentro de un sistema agarrado al 4-4-2 en ataque y removido al 4-2-3-1 en defensa. O sea, más de lo mismo.
Y tanto que fue más de lo mismo. Al menos, en los primeros quince minutos dominados relativamente por un Athletic que controlaba el balón y el territorio ante un Cádiz muy juntito y que no se complicaba la vida en absoluto a la hora de sacar el balón de la madriguera.
Cierto es que a pocos entrenadores le gustaría debutar en un banquillo ante los leones de Valverde, tan cierto como que los que saltaron de inicio andaban algo más amaestrados ya que el Txingurri infravaloraba a los de Pellegrino y metía hasta siete cambios en su once como consecuencia del desgaste copero ante el Barcelona.
Aun así, los primeros compases del encuentro fueron para el Athletic, que entraba al campo apretando a un Cádiz ordenado y sin fisuras y que solo planteaba problemas a su rival mediante balones largos a Chris Ramos a la búsqueda de segundas jugadas con Sobrino, revivido por Pellegrino, entrenador con el que brilló en el Alavés como segundo delantero.
Un cuarto de hora había pasado de partido y el resultado a vista de cualquier aficionado cadista era más de lo mismo: sopor por un tubo y venga balones largos, interrupciones y juego subterráneo. Algo medianamente normal dado que no se esperaba un juego de fantasía de la noche a la mañana. El caso es que la película era repetida. El nuevo Cádiz avanzaba metros como el viejo, es decir, mucha guerra de guerrillas hasta contagiar a su rival a base de poco fútbol y desconexiones continuas.
Mordía por momentos más el conjunto cadista, que presionaba bien en la medular; producto de ello Robert Navarro se hacía con un balón para conducirlo endiabladamente al área contraria antes de ser derribado por Vesga. El libre directo era lanzado por Alcaraz, que veía como su disparo centrado era enviado a córner por Unai Simón sacando el uy de la grada.
Llegando a la media hora de juego, era Escalante el que se dirigió con potencia y calidad a marco contrario; el argentino dejaba atrás a Yerai y pasaba a Chris Ramos, que fue bien aguantado dentro del área por Vivian para lamento de una afición que aplaude el coraje del gaditano y entiende su falta de calidad.
Entre medias, Alejo y Alcaraz lo intentaban con disparos lejanos pero sin puntería. Esto hizo que poco a poco la impresión de dominio fuera local. En otra llegada, Alejo cabeceaba fuera un buen centro de Navarro, que a la siguiente disparaba desviado desde el vértice del área tras salir de un regate con facilidad.
La respuesta vasca a estas intentonas cadistas no se hizo esperar y fue Adu Ares el que avisaba a Ledesma con un disparo que no cogió puerta por pocos centímetros. Fue esta ocasión la que dio alas al Athletic, que volvió a maniatar al Cádiz a través de posesiones más largas y que solían acabar en el área de Ledesma, si bien el arquero argentino no tuvo que intervenir en ninguna.
Mientras, el Cádiz seguía a lo suyo y lo suyo no era otra cosa que enviar bombitas a Chris Ramos para que este prolongara a Sobrino. En una de ellas, le llegó un balón al manchego, que se revolvió bien dentro del área para empalar un disparo que fue repelido por Unai Simón sin excesivo peligro.
El guion de Chris Ramos era idéntico al que ya tenía con Sergio. Su cometido no era otro que forzar y forzar faltas cerca del área para que Pires la enviase a los músicos como epílogo a una primera parte de lo más aburrida.
No habían pasado apenas dos minutos de la reanudación para percatarse de que el Athletic entró con más hambre y decisión que el Cádiz. Y si por había dudas, al poco Valverde sentaba a Lekue, Vesga y Unai Gómez para dar entrada a Yuri Berchiche, Jaureguizar y Sancet y darle mayor énfasis a ese arreón con el que los leones quisieron evidenciar cuanto antes su lógica superioridad.
Minuto a minuto, el Cádiz se fue arrinconando en su campo mientras el Athletic monopolizaba el balón y casi que los ataques, si bien Ledesma seguía siendo un espectador más pero cada vez más inquieto dado el avance paulatino de los adversarios, que por fin probaron al meta argentino tras un centro chut de Jaureguizar que Ledesma enviaba a saque de esquina tras dudar más de lo debido.
Una falta de Alejo dejó Adu Ares sin partido, que dejaba su sitio a Nico Williams para refrescar las pesadillas de Iza. Sufría el equipo y sabedor de ello, el público de Carranza se levantaba de sus asientos para arrimar el hombro a falta de fútbol. Pues bien, bastó ese empujón anímico para volcar el campo a favor y ver a Unai Simón intervenir tras dos llegadas que no crearon los problemas deseados.
Visto esta reacción amarilla, Valverde agotaba sus cambios sacando a su delantero titular, Guruzeta, por un Villalibre sin influencia apenas en sus minutos en juego. Y si cinco cambios realizaba el Txingurri, el primero de Pellegrino llegaba pasado el minuto 70 y era para meter arriba a Guardiola y sacar a un inofensivo Sobrino.
Corrió como si no hubiera un mañana Robert Navarro, que era suplido en el 79' por Brian Ocampo. De una esperanza a otra. Y de un cambio a otro, porque a cinco del 90', Álex sustituía a Chris correcaminos Ramos, pero el desenlace del encuentro no iba a variar nada. De hecho, fue el Athletic el que acabó en campo contrario no sin asustar a la sufrida parroquia local, que veía como en los minutos finales Escalante le regalaba una falta fuera del área al Athletic tras zancadillear a Nico Williams, que poco después recibía un codazo malintencionado de Fali dentro del área que el árbitro dejó pasar con acertado criterio.
Acababa el encuentro entre bostezos y con la aprobación de un punto en el debut de Pellegrino al frente de un equipo que deberá seguir trabajando para mejorar un asunto que hoy por hoy se plantea negro.
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