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Y tras el parón, parados (2-0)
El Cádiz sucumbe ante un joven Valencia en un partido al que entró fatal y en el que para colmo jugó con uno menos desde el minuto 20 por expulsión de Robert Navarro
El que quiera hacerse trampas al solitario, que se las haga. Libre se es. Pero el que no vea que este Cádiz está mal, muy mal es que se está leyendo otro libro. Cierto es que otros libros que se están comiendo en Almería, Granada y Vigo son ciertamente más tenebrosos, pero esto del fútbol cambia como cambia el tiempo y si los de Sergio no espabilan las curvas serán cada vez más cerradas y quien sabe si una plantilla más que respetada al comienzo de Liga puede acabar descarrilando antes de tiempo.
No. Tampocoel que vea la roja de Navarro en el 20' como principal motivo de la derrota estará en el camino acertado. El Cádiz salió parado, a por uvas y muy debajo en intensidad e ilusión que un joven Valencia que cada vez que hubo algo serio sobre el tapete siempre salió vencedor. Las cosas en lo personal pintan mal para el Cádiz, que solo se libra porque en lo general hay alumnos más retrasados y solo repiten tres.
El Cádiz no gana desde el 1 de septiembre y lo lógico es que Sergio sepa ver que no solo están fallando los números, también las sensaciones. Al equipo le falta fútbol y le comienza a estar faltando corazón. Y eso si que no. Por no hablar de las atenciones de los jugadores. Si ante el Girona fue Machis el que no calibraba bien su entrada, ante el Valencia ha sido Navarro el que se pasaba de frenada. O aquí se ponen las pilas, se estudian a los árbitros y se va con los cinco sentidos a los partidos o el lío se lo acabarán formando ellos mismos. Sin necesidad de salir del Rosal.
Sergio dispuso un once previsible para todos menos para él si se lo hubiera planteado al comienzo de temporada. Los sancionados Alcaraz y Machis dejaban su plaza a Robert Navarro y Kouamé, dos hombres con perfiles muy distintos de los que el técnico hubiera preferido durante el mercado de verano. Sin embargo, son tantos los descartes que tiene en el centro del campo -Fede (lesionado), Alcaraz (sancionado) y José Mari y Álex (olvidados)- que no le queda más remedio que sacar de inicio al jugador nacido en Costa de Marfil, una apuesta de club a la que no le queda más remedio que ir adaptándose al tema con el tren en marcha. En cambio, en la banda zurda, el mal momento de Sobrino le abre las puertas a la promesa txuriurdin, un jugador atípico en los planes de Sergio.
Y si había urgencias por mejorar en el Cádiz, más aún las había en el Valencia, que desde el primer momento amontonó al Cádiz en su campo y comenzó a anestesiar a los de Sergio desde el inicio. Dos laterales recuperaba para este encuentro Baraja a ellos le debió el primer gol, que llegaba en el tercer minuto de juego. Thierry comenzaba una jugada en su banda que llegaba a la contraria, donde Amallah se asociaba con Gayá para que el capitán aprovechase el pasillo que le dejaba Alejo para presentarse ante Ledesma y elevarle la pelota por encima del cuerpo y adelantar a los suyos con una preciosa ejecución.
Y si mal andaban las cosas por el carril derecho, peor iban a andar por el zurdo. Casi sin tiempo para despertar, de nuevo el Valencia volvía a la carga pero el pase atrás de Hugo Duro era interceptado por la defensa cadista, que despejaba al grito de 'salimos' sin salir.
Tuvieron que pasar los primeros diez minutos para que apareciera el color amarillo sobre el verde de Mestalla y si lo hizo fue gracias a un advenedizo como Kouame, que con Escalante desaparecido, fue el que tomó el timón para intentar llevar el balón hacia delante. Algo que consiguió gracias a un centro de Alejo que acabó en un saque de esquina sacado sin mucha historia que contar.
Se encendió en ataque Alejo y de nuevo de sus botas llegaba otra opción de gol, pero el centro raso y al primero palo del pucelano no era enganchado por Chris Ramos, frenado por Mosquera.
Tras varias acometidas cadistas, volvía a sobresalir Diego López, que se marchaba de Fali hasta la línea de fondo para sacar un centro peligroso que fue abortado por un Meré muy acertado en su aparición.
No se había llegado al 20' de partido cuando este llegó a su defunción con la roja a Robert Navarro por un pisotón grosero a Pepelu tras hacer un caño a un rival y llegar tarde a controlarlo. No serían las únicas malas noticias antes de la media hora de juego porque al 25' de partido este moría definitivamente. Una maravilla de Thierry Correia por su banda, con rabona y vaselina incluida, sorprendía a Ledesma, que tocaba el balón lo suficiente para ponerse a huevo a Hugo Duro, que cabeceaba a placer la sentencia cadista.
Ante la inferioridad numérica, la segunda consecutiva, Sergio recomponía su debilitado once colocando a Chris Ramos en la izquierda y dejando como hombre más adelantado a Maxi Gómez, que por lo poco que se ha visto hasta el momento su punto fuerte no es la velocidad. Y el Valencia, aprovechando su instinto y las ganas que tenía de reconciliarse con su afición, fue a por más y se volcó sobre la portería de Conan.
Entre Fran Pérez y Diego López volvían loco a Javi Hernández, superado ya desde hace ya varios partidos. Con 2-0 en el marcador y un Cádiz sumiso, el Valencia concedía a los gaditanos un pasito atrás para tomar aire y no masacrarlos. A pesar de ello, la inercia era la que era y las llegadas ches no paraban. Entre otras cosas, porque la libertad de movimientos que tenían en el centro del campo Pepelu y Javi Guerra obligaba a los locales a adentrarse en campo contario casi que por querencia.
Empleó el descanso Sergio para cambiar dos piezas de un coche que venía gripado de hace tiempo. Dejaba en las duchas a Jorge Meré y Alejo y entraban para maquillar el asunto Lucas Pires y Álex. Recomponía su equipo con un 4-3-2 con Javi Hernández incrustado en el eje de la defensa junto a Fali y Lucas Pires e Iza como carrileros, un triple pivote (Álex, Escalante y Kouamé) y arriba Maxi y Chris Ramos.
Y lo cierto es que esas modificaciones templaron el partido para alivio de una afición cadista que ya se veía abriendo el paraguas. Para rematar el nuevo once, en el 64' Sergio refrescaba la delantera sentado a los que estaban para meter a Roger y Sergi Guardiola, que no mejoraron en absoluto el rendimiento general.
Poco a poco, y con la concesión de los anfitriones, el partido se fue deteniendo sin mayores contratiempos. El Valencia administraba sus esfuerzos y dejaba hacer al Cádiz lo suficiente para que no le inquietase. Por su parte, los cadistas casi que saludaban con agrado el nuevo y aburrido rumbo que tomaba el duelo para evitar una goleada que le pudiera poner la cara colorada si no es por la bandera blanca sacada por los de Baraja.
Pero eso fue hasta la entrada de Yaremchuck, que en el 77' le anulaban un gol de cabeza tras un centro de Gayá por un fuera de juego al límite. Al poco, de nuevo aparecía el ucraniano con ganas del tercero, pero la defensa cadista volvía a evitarlo salvando la goleada.
Como que espoleados por el ariete ucraniano, el Valencia afrontó los últimos minutos de juego en la búsqueda de este tercer gol para darle algo más a una afición que fue disfrutando de más a menos. Pero la inapetencia valencianista regresaba conforme se iba acercando el añadido y fueron esos momentos los que aprovechó el Cádiz para intentarlo con algo de criterio, pero un buen disparo de Lucas Pires era rebañado por Mamardashvili, acto seguido de nuevo el portero georgiano salía a las botas de Roger para evitar el disparo a bocajarro de Roger y en la última jugada del encuentro Sergi Guardiola volvía a encontrarse con el meta local.
Sin el gol del honor se quedaba un Cádiz insulso como casi siempre en una temporada que comenzó con seriedad y que está continuando con demasiada relajación. Es verdad que de momento la clasificación da un respiro y el colchón de puntos conseguidos al principio casi que restan importancia a unos números que dan vergüenza. Dos puntos de 18 posibles no son de recibo. No.
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