Cádiz Cf
Paco López y la crónica de un cese anunciado
El técnico valenciano generó unanimidad e ilusión con su llegada, pero unos meses después se marcha con la incapacidad de solucionar, al menos, los problemas deportivos
Eder Sarabia ataca al conjunto amarillo
Paco López, durante una sesión de entrenamiento
Señalar a Paco López como el único responsable de la situación del Cádiz CF sería tremendamente injusto. Es más, señalarlo como el máximo responsable ya supone un debate amplio y con varios frentes abiertos. El valenciano se marchará del conjunto amarillo con la sensación de no haber comprendido aún la cantidad de dilemas y rompecabezas que coexisten en la entidad amarilla. Parece que de los mismos se ha ido enterando progresivamente, y ya en las últimas jornadas ha deslizado la opción de morderse la lengua o tragar veneno para no hablar de todo lo que quiere hablar, pero que nunca hará debido a su talante y a su elegancia.
La realidad es que, una vez analizado más del primer tercio de temporada, desde hace varias jornadas el final de Paco López era la crónica de una muerte anunciada. Déjenme hacer un pequeño paréntesis para agradecer a Gabriel García Márquez su lucidez y decisión a la hora de titular así a una de sus novelas cumbres. Es un recurso periodístico brillante para todos aquellos que queremos deja caer que «se veía venir».
En lo puramente deportivo, Paco López se ha equivocado enormemente queriendo confeccionar un bloque ofensivo y alegre, mirando para otro lado a la hora de subsanar las evidentes carencias en defensa. Un equipo débil, frágil, vulnerable, flojo, enclenque, endeble, inseguro. Adjetivos hay miles para querer decir que a este Cádiz le hacían goles con una facilidad pasmosa. Daba igual que los amarillos se mostraran superiores o inferiores en el juego. No se puede ir así por una categoría que trata de maximizar aciertos y, sobre todo, minimizar errores.
De la ilusión y la unanimidad generada con su aterrizaje a la Tacita de Plata a dejar al equipo al borde la zona de descenso a Primera Federación y, a falta de la disputa de partidos de los dignos competidores en este dudoso ránkin, como uno de los equipos más goleados de la categoría con 28 tantos encajados. 18 puntos en 18 partidos. Si las cuentas habituales, aquellas que hablan de la necesidad de llegar a 50 para salvar los muebles, no fallan, los números con los que se marcha Paco López del Cádiz CF son de descenso absoluto.
El enfoque futbolístico ha sido un error. Un error de cálculos, pero que obliga a reconocer que Paco López ha sido fiel a su idea. Equivocada, eso sí. Un pésimo balance defensivo que se traduce, por un lado, en errores individuales imperdonables (véanse los cuatro goles ante el Zaragoza, los dos ante el Málaga, etc) y, por otro, errores conceptuales de una plantilla que tiene totalmente harta a la afición. Álvaro Cervera, Sergio González, Mauricio Pellegrino y Paco López. Cuatro entrenadores en dos años. Algo tendrán que decir también aquellos jugadores que han participado en el fracaso técnico del cuadro gaditano.
Porque la complacencia de Paco López con los movimientos del mercado de fichajes ha sido, casi con total seguridad, su mayor error. Confiar en una serie de jugadores que tiraron la toalla hace varios meses y, a pesar de la confianza recibida desde la zona noble, siguen sin responder. A veces responden, pero su carácter intermitente impiden una regularidad que sería ideal para un deporte que te lleva a competir contra otro equipo cada siete días aproximadamente. Manuel Vizcaíno lo acuñó como «modelo continuista», pero la realidad es que, en algunos casos, no recibieron ofertas o las recibidas eran insuficientes para las demandas del club. Muchos jugadores pensaron que Florentino Pérez llamaría al teléfono de su representante nada más finalizar la temporada (que acabó con un 6 a 1 estando ya descendidos en Almería) y lo cierto es que por ellos no llamó ni el tato.
Paco López no supo separar el tóxico ambiente de sus tareas. Tampoco se lo pusieron fácil. Los burofaxes y otros movimientos no ayudaron para calmar los ánimos de una olla a presión que, semana sí y semana también, señala al palco. Por lo tanto, se podría decir que otro de los grandes errores del técnico valenciano fue no entender el momento en el que se encontraba - y se encuentra - el club amarillo. La distancia existente entre club y afición, la gestión de la situación de Koaumé, las lesiones, etc. Una pena, porque ilusión generó a raudales y su pasión futbolística era acorde a las exigencias de futbolistas que sí han demostrado comulgar con sus ideas. Pero esto no va de nada de eso. Va de ganar y, en el caso del Cádiz, no repetir los males endémicos de la historia cadista para no acabar en el tercer escalón del fútbol español. La solución será Garitano, aunque muchos problemas se mantienen de manera estructural en el equipo. El vasco deberá lidiar con ellos y, a final de curso, pedir la regeneración que Paco López no disfrutó.
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