El plan de Garitano en el Cádiz CF: orden ante la adversidad

Con cuatro partidos en su haber, ya sí que pueden comenzar a sacarse conclusiones del nuevo inquilino del banquillo del Cádiz CF. Y la primera que resalta a la vista es que este equipo herido comienza a sanar sus heridas; la primera, la más grave que tenía, la de la portería. David Gil ya sale parapetado y protegido por un equipo que ha vuelto a trabajar más la defensa que el ataque. Lo primero es lo primero y a eso es a lo que ha comenzado a poner remedio un entrenador que ha visto como solo le han marcado a su equipo dos goles y ambos llegaron de penalti.Muchas son los detalles y movimientos que se están viendo en este nuevo Cádiz CF de Garitano para afirmar que, efectivamente, el equipo se está haciendo más fuerte. El nivel competitivo ha vuelto a subir así como el compromiso de un equipo que ha echado por la borda todo lo que no signifique correr más que el contrario. Al olvido ha ido Kouamé, claro exponente de la desidia, y a la luz ha venido Sobrino, ejemplo idóneo de lo que es la honestidad en el campo. De uno se dice que tiene una calidad increíble, todo lo contrario que se dice del otro, pero lo que es un hecho es que con el manchego el equipo juega más unido que con otro que no ha conectado con sus compañeros. Al final los futbolistas son personas y las personas se suelen ayudar más cuando hay una buena relación entre ellas. Es fácil de entender.

Una de las sensaciones más evidentes de que este Cádiz CF va en el buen camino es los últimos minutos de sus dos últimos encuentros, disputados ante dos claros candidatos al ascenso como son Almería y Levante. ¿Qué pasó? Pues que el conjunto gaditano acabó ambos duelos jugando con un jugador menos por expulsión de, primero, Ontiveros y, segundo, Matos. Todo un trastoque para cualquier entrenador que busca algo más que protegerse.

«Estamos acabando con diez los dos últimos dos partidos y eso nos condiciona muchísimo; la lectura que se puede hacer de los últimos minutos es muy distinta porque se pasa de poder dominar y llegar al área contraria a tener que guardar el punto», argumentaba con razón Garitano, que vio como los suyos sacaban entereza y fuerza para mantener las tablas en los Juegos Mediterráneos de Almería y en Carraza ante el conjunto de Juan Calero.

No está teniendo demasiada suerte con los arbitrajes el técnico bilbaíno desde que se ha hecho con las riendas del equipo amarillo. Quitando en su debut, donde se encontró un penalti regalado -por el Albacete, que no por el árbitro-, en sus tres siguientes encuentros ha tenido que ver como Fede San Emeterio devolvía el regalo, en este caso al Burgos, agarrando y haciendo penalti por obra y gracia del VAR. Si eso fue legal a todas luces, no así puede decirse del polémico once metros que pitó el trencilla del derbi frente al Almería tras unas supuestas manos de Álex que solo vio él. Para colmo, en ese mismo encuentro, Ontiveros dejaba a los suyos con uno menos por picarse con un rival y discutirle algo al árbitro. Por último, la expulsión de Matos ante el Levante que Garitano consideró «surrealista».

Y es que el nuevo entrenador cadista no se escuda en esos posibles errores arbitrales, de los que dice que «no son jugadas polémicas, son jugadas inventadas». No obstante, como él tiene que hacer frente a las posibles consecuencias que se motivan cualquier circunstancia adversa del juego, es a lo que se pone. Y aunque su idea sea la de acabar con dos delanteros en el caso de que se siga con empate en el marcador, no tiene otra que guardar la ropa y, todo sea dicho, lo está haciendo muy bien dado que ha sabido armar a los suyos de un orden táctico con el que medirse a una adversidad que Paco López no supo tal y como se puede comprobar en su último encuentro en Elche, donde los franjiverdes remontaban al final del encuentro ante un Cádiz CF en inferioridad por la anterior expulsión de Ocampo. Y es que ante la adversidad, orden.