Cádiz CF

Ojito con Chust

El esperado y lógico paso atrás dado por Garitano en el juego del equipo beneficia a un central que podría volver a crecer todo lo que ha menguado desde que el club lo firmó en propiedad

Chust acabó felicitado por sus compañeros el pasado sábado. ccf

Alfonso Carbonell

Cádiz

Las buenas casas han de tener buenos cimientos. Eso lo sabe hasta el peor estudiante de arquitectura que alguien se pueda echar a la cara. Hasta ahí, correcto. Y eso, llevado al fútbol, viene a ser lo mismo que no saber leer, como le ha pasado a un cabezota Paco López, que si ahora está sin equipo es por deméritos propios, además de por su indolencia a la hora de enterarse qué tipo de jugadores se iba a encontrar en Cádiz. Y, al igual que cualquier construcción ha de contar con una base fiable, lo mismo pasa con cualquier equipo de fútbol por muy ofensivo que quiera ser. Y estaba clarinete que no había que ser un cirujano de primera línea para atender lo que le pasaba aun paciente que estaba sangrando en manos del un negligente médico como ha sido el ya extécnico del Cádiz CF. Y si dos más dos son cuatro, la misma elemental suma había que aplicar a este conjunto amarillo ahora dirigido por un vasco que lo primero que ha hecho es quitar a un delantero, ordenar a sus laterales que no suban salvo superioridad manifiesta y cerrar todos los espacios posibles a todos los rivales que ya no se frotarán las manos ante las facilidades que se permitían con Paco López al frente.

¿Y quién sale ganando con esto achique de espacios y este paso atrás con orden dado por el equipo? Pues la defensa central, que ahora con tres hombres en el centro del campo en detrimento de un delantero, con los laterales en todo momento pendientes de cubrirles las espaldas y con el culete más cerca de su área ya pueden volver a respirar con mayor tranquilidad.

Y dentro de los centrales, como ya se vio en Primera División, se encuentra Víctor Chust, que el pasado sábado se convirtió en uno de los mejores de su equipo. Al valenciano se le vio en todo momento bien posicionado, al quite de que no le ocurriera como tantas veces le ha pasado con Paco López (Eibar o Huesca las más sangrantes), es decir, que no le cogiesen con suma facilidad las espaldas y haciéndose responsable en todo momento de la salida de balón y de anticiparse a los delanteros, a los que ahora domina mejor en su campo de visión al tener mejores referencias y menos espacios.

La mejoría de Víctor Chust debe verse como una de las mejores noticias de un equipo que, a pesar de su decepcionante debut con el nuevo entrenador, ha vuelto a la senda de la victoria y lo ha hecho cumpliendo un objetivo doble: el de la victoria y el de la puerta a cero.

Que Chust crezca con Garitano debe valorarse en su justa medida. Sin duda, que el valenciano recupere el tono físico adecuado, la confianza y ese sentido de la anticipación que empuja desde atrás a todo un equipo sería un paso imponente para el once amarillo, que como bien sabe su entrenador, antes de marcar tiene que tener más claro que no le marquen. Porque así se crece mejor. Y uno en empezar a volver a crecer ha sido un jugador que desde que firmó con el Cádiz CF no ha hecho más que menguar. Por eso, ojito con Chust que podría volver a venir en serio con el cambio de entrenador.

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