Cádiz CF
Ocampo, ante su peor mejor día
Al uruguayo no le salieron las cosas en Castalia, si bien dejó una imagen más que esperanzadora para la sufrida afición gaditana
No fue el día del mejor jugador del Cádiz CF el del pasado lunes. No lo fue y eso que buscó que lo fuera. Bueno, en realidad, lo buscó él y todos sus compañeros. Especialmente, en la primera parte. Porque si de algo se ha podido percatar cualquier aficionado es que cuando se nublan las ideas en la sala de creación del once amarillo no queda otra que levantar la cabeza a la banda izquierda y mandar balones a Brian igual que se mandaban balones a Will en la exitosa serie del Príncipe de Bel-Air de hace ya un taco de años.
Al igual que pasaba con Darwin Machis cuando se cerraban las persianas de la creatividad en la medular, este Cádiz CF imberbe de Paco López tiene en Ocampo a su recurso más primario para crear ocasiones de gol. Y hace bien el técnico de Silla cuando cuenta en sus filas con uno de los jugadores más desequilibrantes de la categoría, sino el que más.
Pero en Castellón no tuvo su día. Tan mal se le dio en sus uno contra uno que ya con el partido encarrilado gracias a la imponente actuación de Chris Ramos, Ocampo fue de los primeros cambios del once gaditano. Y aquí es donde se apreció lo que más le puede gustar al aficionado. No le gustó el cambio a Brian Ocampo, que en cuanto vio su dorsal en la pizarra del cuarto árbitro juró en arameo tal y como se constató en su mala cara de camino al banquillo. Se fue enfadado y eso eso es síntoma inequívoco de que el compromiso ha vuelto.
Este amor propio, este enfado hay que verlo como lo que es. El internacional uruguayo está implicado por fin. Aunque no le salieran las cosas quiso ser protagonista en ataque y no se cansó de aislarse en su banda para pedir el balón y encarar. Una y otra vez. Nada, que no lo conseguía, pero ahí seguía empeñado. También se desfondó en defensa. Incluso cerca estuvo de cometer un penalti sobre Raúl Sánchez a la hora de defender un centro, si bien, estuvo más listo que torpe y el árbitro optó por el airoso 0jueguen, jueguen'.
Lo mejor del compromiso mostrado por el charrúa fue que el cabreo se le pasó tan pronto el equipo se embolsaba el triunfo. Ahí están las imágenes dentro del vestuario con sus compañeros festejando con una gran sonrisa una victoria que no hará más que incrementar su grado de compromiso con un equipo donde no lo ha pasado muy bien desde su llegada.
No fue su mejor día en el campo, en cambio puede que fuera el mejor para la afición al ver a su estrella dolida por no brillar donde todo el mundo quiere verlo.