Cádiz CF
Mejores resultados que sensaciones
Los tres primeros encuentros de Garitano obligan a la prudencia antes que a la evaluación del entrenador
La crónica del último choque con el vasco en el banquillo

A ver, no se puede ni debe ser justos o injustos a la hora de evaluar y globalizar los tres encuentros que hasta el momento ha dirigido el nuevo entrenador del Cádiz CF, Gaizka Garitano. Más que nada, se trata de ser prudente. Sobre todo, porque es lo que llama a comportarse después de observar los primeros y no cómodos pasos que se tienen que dar con un equipo que tiembla con el balón en los pies y echa a correr huyendo cuando se pone por delante en el marcador. Porque a pesar de los no pocos veteranos con los que cuenta la cuestionada plantilla amarilla a este equipo le falta una madurez que solo se puede conseguir dese las victorias y el convencimiento de que lo que se está trabajando funciona.
Por todo ello, catalogar en estos momentos el trabajo de Garitano con una nota sería, además de arriesgado, injusto. Y no por el poco tiempo pasado ya que a Pellegrino se le vio las carencias desde ese debut inoperante ante el Athletic Club en casa (0-0) donde se leyó el más de lo mismo que trajo el técnico argentino. Y lo cierto es que el estreno casi un año después de Garitano iba siendo calcado al de su colega sudamericano, sin embargo, quiso la Diosa Fortuna que un defensa del Albacete resbalase para regalarle el primer triunfo de la era Garitano en Carranza. De hecho, puede que los más pesimistas se estuvieran acordando ese mismo día de otro debut, el de Raúl Agné, donde pasó todo lo contrario (0-1) después de que Bermúdez cediera el balón a Aulestia con tan mala suerte que el portero vasco se comió el balón en propia meta al el Jaén en Segunda B. En esta ocasión, quiso la suerte que el debut fuera más halagüeño que el del entrenador que acabó salvando la categoría en la penúltima jornada en El Palmar de Sanlúcar de Barrameda.
Eso sí, aquellos tres primeros puntos ante el Albacete se consiguieron tras un bodrio de encuentro, que son, si las cosas van bien, lo que le espera a un cadismo que, por otra parte, tiene el doctorado del aburrimiento tras los últimos años de Cervera en Cádiz. Por eso, desde luego que Garitano no debe preocuparse. O sí, por aquello de la impaciencia que le ha entrado a una afición que ya ni se soporta después del hastío al que le ha castigado una directiva que ha dejado de ilusionar para, directamente, enfadar.
Por eso mismo, la tarea del nuevo inquilino del vestuario amarillo no es ni grata ni sencilla a pesar de que, precisamente, es a la sencillez donde quiere recurrir para armar a un equipo herido. Simplificar las cosas para hacerlas más fáciles y ya, con el paso de las jornadas, ir avanzando en según qué ataque se quiera. Pero lo primero es lo primero y eso no es otra cosa que cerrar esa grieta defensiva por el que el Cádiz CF es de los equipos más goleados de la categoría. Y de momento, con más o menos fortuna, se está consiguiendo dado que David Gil ha encajado solo dos goles, y los dos de penalti, en los tres encuentros celebrados con Garitano al frente.
Si por ahí, por esa aparente seriedad defensiva de la que le ha dotado al equipo el nuevo entrenador, la cosa va algo mejor, no puede decirse lo mismo del ataque, donde se sigue dependiendo excesivamente de los mismos que antes; Cris Ramos fue el responsable de la victoria ante el Albacete, mientras que Ocampo y Ontiveros fueron los goleadores en los empates ante Burgos y Almería.
Poco a poco, el equipo parece ir dando pasitos hacia delante, lo que le ha servido para salir de los puestos de descenso que ocupaba cuando Paco López dejó de ser entrenador. Si bien, el calendario quiso allanarse en los dos primeros encuentros de Garitano, no fue así en la última prueba de fuego en casa del líder nada más y nada menos.
Al cadismo no le queda otra que confiar en su nuevo preparador técnico. Fríamente, puede decirse que hay más motivos para ser positivos que para no serlo, aunque con el mercado de invierno en la vuelta de la esquina será el presidente el encargado de darle a Garitano más utensilios para poder hacer que no hizo su antecesor. Lo que es evidente es que, hasta el momento, el equipo cadista sigue sin cerrar sus espacios todo lo que quisiera su nuevo entrenador. A pesar de ello, los resultados parecen más satisfactorios que lo que viene siendo la sensaciones, esas que no se separan demasiado de las que despertar el irregular Cádiz CF de Paco López.
Basta como prueba de esa relativa continuidad es analizar los onces que ha sacado hasta la fecha Garitano, al que no se le termina de conocer si se decanta por un 4-2-3-1 como dice la sensatez o por el 4-4-2 con el que terminó de inmolarse su antecesor en el cargo. La predilección por Koamé también es algo donde coincide el vasco con el valenciano, si bien por lo visto en la segunda parte ante el Burgos y a ratos frente al Almería parece claro que Ocampo y Ontiveros podrían jugar acoplándose el primero por la banda izquierda y el segundo en la mediapunta.
Habrá que estar atentos al desarrollo táctico de un entrenador que en el nuevo año tendrá la exigencia de que sensaciones y resultados vayan siendo mejores que en la actualidad.