cádiz - osasuna
No hay manera (1-1)
El Cádiz choca contra el VAR y el Osasuna tras adelantarse en el marcador con un gol de Roger a un centro excelso de Iván Alejo
Chris Ramos conduce el balón por banda derecha.
Que no hay manera. No hay forma. El Cádiz mejora, pero sigue sin ganar. Y además, vuelve a sufrir lo indecible en las segundas mitades, esa en la que el Osasuna pudo darle la vuelta al marcador con justicia pero que acabó empatando gracias al mal uso del VAR y al peor uso del sentido común de un estamento arbitral que sigue jugando con un cacharrito que nunca jamás se le tuviera que haber entregado por incompetencia e inexperiencia.
Al margen del VAR, del arbitraje y del Osasuna, hay que quedarse con un Cádiz que sigue reaccionando cuando ve venir el agua a la altura del cuello. Compite bien y hasta puede desnivelar la balanza si tiene algo más de tino en área rival y más aguante en las segundas partes. Un punto más y una jornada menos. Y Sergio sigue manteniendo un cargo en el que debe hacerse cada vez más fuerte.
Y que nadie se equivoque, con o sin VAR, el resultado justo hubiera sido el que ha sido. El Osasuna fue mejor a los puntos en la segunda mitad mientras que en la primera el que dominó fue el Cádiz.
Tiró de galones y obvió complicaciones Sergio y restableció la titularidad a Ledesma en detrimento de David Gil, que había sido el mejor de los suyos en Vigo. Junto al argentino bajo palos, el equipo previsto con Iza, Fali, Momo y Javi Hernández en defensa. Álex y Alcaraz en el centro del campo, Machis y Alejo en las bandas y Roger y Chris Ramos arriba. Estos eran los hombres con los que Sergio apostó de inicio y casi que si le dirían que con qué debería apostar al final con lo que tiene ahora mismo, redoblaría la apuesta.
Precisamente, uno de los menos queridos en la grada pero más cumplidor, Alejo. fue de los primeros en tirar del carro; primero con un disparo de media distancia que fue a las manos de Herrera y segundo con un pase al primer toque que Chris Ramos no recibió al cogerle a contrapié y por sorpresa.
Estos primeros arreones del Cádiz neutralizaron las primeras acometidas de un Osasuna que intentaba hacerse con el balón pero sin mucho peligro que encontrar.
Y como no hay dos sin tres, de nuevo Iván Alejo se hacía en su banda con un balón recuperado por Iza para internarse por la derecha, buscarse su pierna buena, coger un violín y mandar un centro con música al segundo palo para que Roger solo tuviera que poner la cabeza y, eso sí, colocar el balón al palo largo de un Herrera que nada pudo hacer con el platanito enviado al corazón del área por el extremo pucelano, que celebraba el gol como si fuera suyo. Y en parte, lo era. Vamos que si lo era.
Sobrepasado el minuto 20, el Cádiz comenzaba a compararse con ese equipo austero, sin chispa pero con control, de aquellas primeras jornadas en las que ganaba con solo llevarse al rival a su terreno.
No contento con dos de dos (Vigo y Carranza), Alejo volvía a sacar otro platanito, esta vez al saque de una falta, que fue cabeceado en plancha por Fali, aunque en ligero fuera de juego.
Llegada a la media hora, equipo y afición remaban juntos en pos de ese gol que terminase de convertir la olla a presión que pidió Sergio en una fiesta con la que desquitarse de tantos y tantos sinsabores que han tocado desde el 1 de septiembre. Y así, a fuerza de galope, de presiones, de solidaridad efectiva en la presión, y sin fútbol, así volvía el cadismo a respirar, a gritar y a disfrutar. No es tan difícil cuando sobre la mesa hay compromiso. Ya, después, después llegará el fútbol, pero lo primero es lo primero. Un inciso, en todo esto no metan a Darwin Machis.
Se iba colando en medio de la minifiesta gaditana el Chimy Ávila, que con un disparo desde la frontal ahogaba las gargantas amarillas de no ser por la aparición de Fali, que desvió ligeramente el balón a córner. A raíz de esa jugada cambiaron levemente las tornas y fue de nuevo el once rojillo el que empezó a volcar el campo hacia los dominios de Ledesma, si bien el argentino aún no había tenido excesivo trabajo.
Pasado ese mínimo dominio, el Cádiz volvió a la carga y esta vez por la banda de Machis, que ya era hora. El vinotinto se asoció bien con Javi Hernández para que el de Torrecera enviase atrás un balón con la mala suerte de que le llegó a la pierna zurda de Alejo, que envió el balón a las manos de Sergio Herrera poco antes de que se acabase la primera parte.
Quiso seguir con la misma tónica el Cádiz en la reanudación y como prueba fue el primer aviso que hacía Álex, pero el disparo del renacido madrileño no fue más que un pase a las manos de Sergio Herrera. A ese ataque le siguió otro, este a balón parado y del que Momo casi saca oro tras una jugada ensayada que acabó en un nuevo saque esquina.
Tuvo que reaccionar el Osasuna, que consiguió ganar metros y volver a acercarse al área de Ledesma, al que por fin probó después de un cabezazo bien peinado de Rubén García al que el meta argentino respondía de la mejor manera que sabe alejando el peligro... temporalmente. Porque no habían pasado ni dos minutos de esa acción cuando Conan volvía a erigirse en salvador al despejar un disparo a bocajarro del Chimy Ávila.
Empuje rojillo y empate
El Cádiz, como es marca de la casa, comenzaba a caerse pasados los primeros diez minutos de la segunda mitad y en vista a eso, Sergio quitaba a Machis y sacaba a Sobrino. Habría que correr igual atrás que hacia delante y ya se sabe que eso no es del gusto del internacional venezolano. De hecho, era de Machis la obligación de tapar al Chimy para que no centrase a Rubén García y más adelante no lo cubre en su entrada al segundo palo. El banquillazo no habrá quien se lo quite en Las Palmas porque lo suyo es para reflexionar.
Un mundo quedaba y el Cádiz se caía por momentos. El Osasuna seguía llegando y en la siguiente pudo ser mortal de no ser por Iza, que salvaba bajo palos el disparo a gol de Moi Gómez.
Era de justicia el empate, sí, pero no de la forma en la que Martínez Munuera quiso concedérselo al Osasuna, que se servía de un penalti no protestado por manos de Momo chivateadas por el VAR cuando el balón ya cogía dirección Zona Franca. Desde los once metros, Budimir transformaba el penalti.
Sergio intentaba reponerse del varapalo dando entrada a Ocampo, Lucas Pires y Maxi Gómez por Javi Hernández, Alejo y Javi Hernández para buscar de alguna manera aunque fuera fantástica. Y esa jugada la iba firmando otra vez el mejor delantero que tiene hoy por hoy el Cádiz, Roger, que recibió un balón de Sobrino raso para disparar al primer toque yéndose el balón lamiendo el palo largo de Herrera cuando el reloj sobrepasaba el 82' de partido.
Por los cambios o no, lo cierto es que el Cádiz supo echarse con orden al ataque y gracias a Ocampo y a Roger, el dominio era hasta cierto punto amarillo una vez pasado el vendaval rojillo que costó el empate. 'A por ellos, a por ellos', cantaba la grada y a por ellos que se iban los de Sergio, con mucho corazón y hasta con cabeza.
Se desgañitaba la grada pidiendo mano tras una contra conducida y rematada por Maxi Gómez, que tras sentar a un defensa buscó el pase de la muerte con un medio disparo que por no encontrar no encontró las manos que todo Carranza reclamaba hasta la extenuación.
El Cádiz conseguía acabar el partido en campo contrario, buscando el gol, pero ni Ocampo ni Momo lo lograron. Los de Sergio consiguieron, eso sí, finalizar el tramo final del partido sin pasar agobios y poniendo a resguardo un puntito que tal y como están las cosas por abajo es petróleo.
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