Villarreal - Cádiz
Ya están para lo que están (2-0)
Dos errores groseros del Pacha en la primera parte le cuesta al Cádiz una derrota que también hubiera venido igualmente de otra forma
El Pacha hizo un partido para olvidar.
Este equipo ya está para lo que está. Y que no es poco. Los pocos guerreros que le quedan a Sergio no pueden permitirse el lujo de sudar sangre todos los días porque la poca que les queda debe caer sobre el césped de Carranza el próximo domingo ante el Celta o, Dios no lo quiera, sobre el del Martínez Valero en la última jornada.
Se podrán cargar las tintas sobre el Pacha Espino y sus pifias en defensa, sobre Sobrino y su falta de puntería en ataque o sobre quien quiera que sea, pero lo cierto y verdad es que hoy por hoy este Cádiz, o lo que queda de él, bastante tiene con presentarse vivo ante los suyos el próximo domingo electoral y tratar por todos los medios de poder doblegar a otro equipo que llegará en picado como es el Celta.
Y eso quue Sergio salió con todo lo que pudo ante el Villarreal. Y en parte, era lo esperado después del bochornoso encuentro que los suplentes jugaron en el Metropolitano y que tanto daño hizo al escudo, que no al equipo, que aunque cayó en el siguiente escalón en Mallorca puso reponerse en casa ante el Valladolid con una victoria que le acercaba a la permanencia.
Y las cosas parecían que irian distintas al Metropolitano porque no había pasado ni un solo minuto cuando el Cádiz gozó de su primera y magnífica ocasión después de que Sobrino le arrebatase a Femenia un balón con el que se coló dentro del área castellonense para dejárselo a huevo a Bongonda, que venía desde atrás pero que tuvo que disparar con su derecha para que Pepe Reina fuera al suelo para salvar a los suyos del primero.
Cinco minutos iniciales del Cádiz sorprendieron a todos menos a Pepe Reina, que fue el único de los suyos en salir enchufado. No era para menos puesto que cumplía el millar de partidos como profesional. Precisamente, el arquero volvía a emplear sus guantes para abrigar un balón disparado por Sobrino, algo escorado.
Pasados los primeros diez minutos, el Pacha regalaba a Roger la que en el primero minuto Femenia le entregó a Sobrino . El lateral charrúa era último hombre y tras dormirse unos segundos osó regatear al delantero groguet, que le robó el balón para presentarse ante Ledesma y querer ajustarle tanto el balón que se le fue fuera por poco.
Esa ocasión le dio al Villarreal el impulso necesario para comenzar a mandar sobre el césped en un encuentro al que parecía faltarle toda la tensión que deberá haber el domingo en Carranza ante el Celta. Parejo, en el 18', protagonizaba el primer disparo entre los tres palos pero su libre directo acababa centrado y en las manos de Ledesma, que no la tendría tan fácil un minuto después.
No contento con la primera, Espino la pifiaba poco después al no conseguir proteger bien un balón que Jackson se llevaba sin apenas inmutarse para sortear a Ledesma en el borde del área cercano al córner y conducirlo hasta la portería para fusilar a Luis Hernández, que nada pudo hacer desde el suelo y en la línea de gol. Y lo que eran las cosas, porque el gol del Villarreal llegó justo a continuación de un despeje de Femenia dentro del área local tras un gran centro de Alejo que pudo haber sido el 0-1 antes de que la continuación de una jugada que Pau Torres aceleró en largo para que Jackson, tras un leve contacto con el que se quitó de encima al Pacha, consiguiera el 0-1.
Le cayó a plomo el gol a los gaditanos , que si bien habían salido comprometidos y metidos en el choque veían como los Gerard. Trigueros, Parejo, Lo Celso y compañía comenzaban a manejar el encuentro como el que hace montoncitos de cáscaras de pipa mientras ve una película.
Y claro, el asedio no tardó mucho en hacerse presente entre tanto jugón. Manu Trigueros, tras una salida a la desesperada de Ledesma, enviaba al larguero un disparo que por poco deja liquidado a un Cádiz extraño, cansado, sin ganas, sin apenas fe. Y lo que sería seguramente, sin gasolina y con muchas averías. A pesar de ello, de todos esos hándicaps, en el 40' el Pacha Espino llegó hasta la línea de fondo para centrar un balón pasado y raso que llegó al balcón del área a Iván Alejo, que con calidad sorteó la entrada de un defensa y armó su pierna izquierda para conectar un disparo que Reina mandó a córner cuando se dirigía a la cepa del palo.
Y como antes, después. Tras esa ocasión llegó otra del Villarreal. Iza no se hacía con un balón ante Yeremi -que más adelante el VAR advirtió de ello- y sí se hacía con él Jackson, que abrió a banda para Gerard, que se deshizo de Meré con un recorte más que previsible y entregó una asistencia a Trigueron para que el capi groguet consiguiera el segundo de no ser por el VAR, que dejaba en nada el tanto por anterior agarrón a Iza. Pues vale.
Segundo regalo del Pacha y la sentencia
No agradeció el favor arbitral el conjunto amarillo, que ni por esas se dedicó a entrar a un partido del que le sacaba definitivamente un Pacha Espino que parecía estar jugando una pachanga de barrio con sus amigos que no un encuentro en el que su equipo se podía estar jugando la vida. El charrúa, ese que algunos dicen ver en equipos de alta alcurnia, le entregaba un balón a Gerard para que el internacional se lo diera a Jackson, que por segunda vez en el partido burlaba a Ledesma y conseguía la sentencia.
Tocaba Sergio en el descanso el equipo y dejaba descansar a Fede San Emeterio, con tarjeta, y sacaba a Rubén Alcaraz. Pero la segunda parte no varió mucho la temática. Al menos, al principio. El Villarreal, entre rondo y rondo, se presentaba como quería en las inmediaciones de un Ledesma al que muchos ya ven el año pasado en ese mismo estadio. El partido evolucionaba muy tranquilo para los intereses locales, que iban al tratrán mientras el Cádiz parecía coger aire para batallas cercanas. Un córner cabeceado por Escalante avisaba un poco a Reina, que poco después de ese saque de esquina tuvo que intervenir para poner su pie a un lanzamiento más bien sin ángulo de Sergi Guardiola.
La tarde iba de regalitos porque en el 55', Reina le brindaba un balón en la media luna a Sobrino al querer sacar el balón jugado, pero el de Daimiel se encontraba con la oposición de Lo Celso y no pudo siquiera ni abrir el regalo.
No era más que ilusiones para los cadistas esas acciones ofensivas porque en cuanto el Villarreal se ponía una mijita serio volvían los gaditanos a perseguir sombras. Gerard Moreno se marcaba dos gestos de calidad para, primero, a Alberto Romero, que con la puntera lanzaba al muñeco y segundo, para asociarse con Yeremi y acabar disparando a puerta sin cantar gol.
Y mientras seguía el baile del Villarreal, Iza se iba al banquillo con molestias y salía por él De la Rosa con la idea de adelantar más metros en busca de algo más que Parra.
Mediada la segunda mitad, Sergio seguía refrescando a los suyos y sentaba a Bongonda y Guardiola para dar entrada a los delanteros Negredo y el debutante Mwepo. Fue precisamente de las botas de Negredo desde donde llegaría la más clara para que Escalante, en el 77' pudiera haber recortado distancias pero la salida providencial tapó el disparo del argentino tras la genialidad previa del tiburón, que se inventó un pase desde la excelencia.
Volvió a tenerla otra vez Escalante tras un centro que no se esperó de Sobrino después de una jugada bien trenzada por los cadistas, que de haber estado más fino de puntería bien podrían haber llegado a la recta final del choque comprometiendo la fácil victoria castellonense. Y es que a tres para el 90' llegó una más, y única. José Mari, que acababa de entrar por Escalante, se revolvía dentro del área para buscarse un disparo que finalmente ejecutó para que de nuevo Reina sacara su manopla. El balón le llegó a Sobrino, que con todo para él y algo más colocado, mandó el balón por encima del larguero. Lo de este chico con el gol ya es un asunto para Iker Jiménez.
Le pudo caer el tercero al Cádiz tras una pérdida de balón en el centro del campo que acabó con Chukwueze yéndose de Ledesma pero encontrándose con Meré. Ya en el descuento, de nuevo el nigeriano se iba de Ledesma pero entre que se entretuvo demasiado y se resbaló acabó desperdiciando lo que podría haber sido la puntilla definitiva a un encuentro al que el Cádiz pareció entrar bien pero para el que nunca en realidad estuvo preparado.
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