Cádiz CF
El 'tatu' no se negocia
El chiclanero hizo una promesa que no dudó en cumplir gracias al entrenador que ascendió dos veces al Cádiz CF
Daniel de Alba Vargas es un chiclanero de alma gaditana y sangre amarilla. Dicen muchos de Chiclana que lo peor de San Fernando es que les quita la vista de Cádiz, esa ciudad a la que Dani asiste desde hace tiempo para animar como un brigada más cada quince días al equipo de su vida.
Ya era cadista antes de Cervera, pero ha sido conocer al técnico de los últimos y prolongados milagros del submarino para tatuárselo de por vida en una piel que se ha erizado infinidad de veces por culpa del señor de las gafas que se sentaba en el banquillo de Carranza.
Dani no dudó el pasado miércoles en asistir a la despedida del profeta de su religión, del que recibió un fuerte y sincero abrazo en cuanto lo vio acercarse a él en mitad de una multitud que lo proclamaba Dios del equipo amarillo por siempre, amén.
«Le enseñé el tatuaje a Álvaro y me abrazó, pero había mucho barullo», dice aún emocionado tras fundirse con el mesías. De
la despedida salió con una idea clara. «Ahora me voy a tatuar su firma», dice con el papel en la mano que Cervera firmó como pudo «en mitad de la bulla».
Pero a él le da igual. Es tinta dibujada por el profeta y así mismo aterrizará en su piel. «La firma está pelín regular, pero así mismo me la voy a tatuar», confiesa un cadista que se ha quedado sin Dios.
Y claro, cuando una persona se tatúa el rostro de otra la pregunta no se hace esperar. Y la respuesta es esta. «Lo que Cervera supone para mí es lo que ha implantado desde que llegó a los jugadores y a la afición. Su lema de la 'lucha no se negocia' este año se ha visto menos porque estos jugadores parece que han estado menos con él, pero todos estos años se ha visto mucha garra, mucha lucha y eso ha sido gracias a lo que él implantó».
Ahí va una #PromesaCadista si el Cádiz sube a primera me tatuo la cara del gafa en realismo
— Cerverismo👓👓👓 (@danicadista7) September 15, 2019
Dani no tiene el carnet de brigada (si es que lo hay) pero su voz acaba ronca cada domingo. Anima como el que más y para el cuadro central de la grada baja de fondo sur va cada día que toca Cádiz CF. «Me gusta mucho animar y vivir el fútbol de esa manera. Por eso me pongo ahí».
Y el tatuaje, ¿cuándo y por qué? «Me lo hice cuando el Cádiz CF subió de Segunda a Primera. Semanas antes puse que si subíamos me tatuaba al gafa en realismo. Y eso hice, cumplir la promesa». Y vaya que si la cumplió.
Su padre no dudó en decirle: «Tatúate la mí, cojones, la de tu padre». Dicho queda.
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