Cádiz - Atlético
«¡Silencio, que este árbitro es especial!»
El banquillo atlético aleccionó a sus jugadores en determinados momentos del encuentro
La intensidad con la que juega el Atlético de Madrid es tremenda. Pero es que juega al límite tanto dentro del rectángulo de juego como fuera. Más concretamente, donde más se vive el partido es en el banquillo, allí donde su entrenador no para ni un solo segundo. Ni uno.
Esto de la pandemia tiene sus cosas positivas para los pocos que pueden ir al estadio. Las voces de unos y otros se escuchan nítidamente y es muy interesante todo lo que se oye sobre el campy y especialmente los banquillos.
Desde el comienzo del encuentro se vio que no iba a ser un partido más. Y es que lo del Cholo es sencillamente, muy intenso. Increíble lo de este argentino, que literalmente no para de bramar desde su área técnica ningún instante. Ninguno, de verdad de la buena. Ni uno.
Además, por contagio o lo que fuera, el encuentro se convierte en un auténtico desconcierto . Los 22 jugadores no escapan de esa tensión y si el técnico sudamerica no cesa, ellos tampoco. Otro que no dudó en apuntarse al asunto fue Cervera, que estuvo mucho más activo que en otros encuentros en los que se le ve algo más calmado, si no sentado en el banquillo.
Simeone está encima de todas y cada una de las jugadas. De todas. desde un saque de banada a una modificación táctica. Y n o sólo eso, también recuerda consignas y advertencias que ha llevado repitiendo desde el primer día de la semana. Quien sabe si esa carga psicológoca de tener a un señor gritando desde una banda todo el rato no presiona a la figura arbitral en cierta forma.
Hubo un lance del juego algo más que táctico y fue en la priuera mitad después de que un futbolista colchonero se dirigiera al trencilla para recriminarle una acción en la que le pitaron falta en contra, la que no vio por cierto en una acción en la que Cala fue objeto de falta y que acabó en el primer gol colchonero.
Fue entonces cuando Simeone alzó la voz, de nuevo, a todos los suyos con una clara orden. «¡Silencio, que este árbitro en especial!», en clara alusión a que no se andaba con chiquitas. Y tanto que no se andó, pero con diferente lectura y en contra de los locales, que vieron como su primer penalti de la temporada se iba al limbo tras reivar unas manos de Koke dentro del área.