Real Sociedad - Cádiz

Anoeta abrió la cueva (3-0)

Dañina goleada encajada en San Sebastián para oscurecer un panorama de cara a dos últimas jornadas de infarto

Sorloth abrió el marcador. EFE

Alfonso Carbonell

Apareció el peor Cádiz cuando menos podía se le necesitaba. Pero vaya que si apareció. Y es una pena porque el escenario ha cambiado una brutalidad. Del sol de la primavera que brilló ante el Elche a la oscuridad que se ha abierto paso en Anoeta, escenario en el que el Cádiz se ha metido en una cueva de la que intentará salir, primero, este domingo ante el Madrid, día en el que si cae y el Mallorca gana su partido en casa ante el Rayo entrará de lleno en zona de descenso a falta de una jornada en donde iría a Vitoria sin depender de él mismo.

Es asombroso como ha cambiado el panorama en apenas una jornada en lo que todo ha salido mal para los intereses gaditanos. Comenzando por la victoria por la mínima del Granada ante el Athletic y acabando con el empate en el Pizjuán del Mallorca que desbordaba ya el pesimismo en parte de una afición que este jueves ante la Real ha visto como sus peores presagios se han convertido en realidad.

La derrota, justa donde las haya aunque llevada al límite en todas sus acciones claves, hace que el Cádiz deba tomarse este domingo el encuentro ante el Real Madrid como lo que es. Comprobado ya que no puede confiar en nadie que no sea él, el conjunto amarillo debe centrarse cuanto antes en recuperar la fe que se perdió por muchos momentos en Anoeta, donde se dejó ver algo que nunca se ha visto desde la llegada de Sergio al banquillo: impotencia y falta de confianza. Pésimas sensaciones de cara a afrontar un final de Liga donde debe aparecer el mejor Cádiz y desaparecer todos los miedos que han atenazado a un equipo que cuanto antes debe resetearse .

Volvió a rotar Sergio en su once con la intención de enmarañar algo más el centro del campo con la inclusión de Tomy Alarcón en la sala de máquinas para reforzar un centro del campo que compartiría con José Mari e Idrissi y Sobrino, por Alejo, en las bandas y con Álex algo más adelantado para enlazar con Lucas Pérez, el más adelantado de un equipo conservador. También hubo un cambio en la retaguardia, donde volvía Víctor Chust para suplir a Fali y colocarse junto a los indiscutibles Luis Hernández, Akapo y Pacha Espino con Ledesma en puerta.

Y así, con precauciones, salía el Cádiz ante una Real que se jugaba sus aspiraciones europeas tras cuatro partidos sin ganar, dos empates y dos derrotas. Pero ese aire defensivo sobre blanco no se plasmó sobre el verde, puesto que los amarillos salieron tan enchufados al partido que en apenas 30 segundos Idrissi ya probó fortuna con un lanzamiento desde 40 metros que no encontró puerta.

Muy activado, el Cádiz sorprendió a la Real en los primeros compases del encuentro y en apenas dos minutos ya había sacado un saque de esquina tras un nuevo robo de balón adelantado de los de Sergio.

Tan conectado estaba el Cádiz que José Mari se pasó de frenada al detener en falta a Rafinha y ver la amarilla en el minuto 3 de un partido que vio como al minuto siguiente la Real se presentaba por primera vez en las inmediaciones de Ledesma, pero el lanzamiento desviado y algo de Gorosabel se fue a las nubes cuando su mejor opción era un centro que no llegó para alivio del cadismo.

Gol de la Real

Diez minutos duró la Real en hacerse con el timón , los mismos que el Cádiz en adelantar la presión para entorpecer la salida de balón del equipo donostiarra pero sin conseguirlo. Poco a poco, los de Imanol Alguacil se fueron sintiendo cada vez más cómodos a la vez que David Silva comenzaba a escribir poesía libre de marca cada vez que tomaba la pluma. Al canario le llegó un balón cerca de la media luna con el que sirvió una buena asistencia a Sortloth, que con la zurda enviaba el balón a las mallas trsa colárselo por debajo de las piernas de Ledesma, que bien pudo salir al estilo argentino en vez de como lo hizo.

Era 18' de partido y el Cádiz recibía un mazazo que con el paso de los minutos parecía ser justo porque los txuri-urdin fueron un vendaval aunque, menos mal, sin pegada.

El gol no hizo más que abrir el teatro para aquel que quisiera ver la obra de Silva, que no se cansaba de repartir juego a sus compañeros, tan jugones como él-. Se gustaba mucho la Real mientras el Cádiz correteaba como alma en pena en busca de un balón que, cuando lo conseguía, no tenía otra que soltarlo ante la presión vasca.

Silva no se cansaba de abastecer de oportunidades a los suyos. Primero con un pase a Mikel Merino que, esta vez sí, tapaba bien Ledesma. Segundo con otro nuevo centro a la cabeza de Merino de Diego Rico, que remataba a las manos del arquero argentino, bien colocado. Y poco después, con una apertura a la banda para Gorosabel, que entraba solo por la derecha para pegarle a puerta encontrándose con la pierna de Chust, que enviaba a córner.

El Cádiz sufría lo indecible y apenas entraba en contacto con el balón. Y cuando lo hacía era para ponerlo en peligro, como con un fallo en la entrega en una zona caliente de Idrissi que estuvo cerca de convertirse en el segundo gol de no ser por la aparición de Luis Hernández, que apagaba el fuego tras interponerse a un atacante donostiarra que había recibido un balón de oro previo taconazo de Silva, que con razón lo han renovado un año más en Donostia.

Pudo cerrar su obra con un gol Silva de tener más puntería a diez minutos del descanso, pero su zurdazo, tras controlar en dos tiempos un envío de Gorosabel, se fue rozando la escuadra de Ledesma.

Gol anulado a Idrissi

Pasaba los peores momentos del Cádiz, que se veía empujado por el once donostiarra, que tenía a sus centrales metiendo bocados en campo contrario. Bien le pudo costar caro ese atrevimiento a los de Alguacil, que en el 42' veían como los gaditanos armaban un contragolpe tras un pase al espacio de José Mari a Alarcón para que el chileno dejara el balón en la media luna a Idrissi, que con un chut potente mandaba el balón al fondo de las mallas tras tocar en el larguero llevando la euforia al cadismo, apagada por la aparición de la escuadra y el cartabón del VAR.

Otra vez el maldito VAR aparecía en escena para aguar la alegría del Cádiz, que, eso sí, al menos supo cambiar la dinámica a una primera mitad que la acabó en el área local tras un par de llegadas que desembocaron en dos saques de esquina malamente botados por Lucas Pérez. Había partido y eso era lo importante.

El Cádiz entendió que debía cambiarle las cartas a la Real y volvió a salir con la misma agresividad que en la primera parte pero el camino recorrido fue idéntico, es decir, una primera ocasión amarilla y otro gol de la Real.

No era el día. Todo fue muy justo. Tanto el primer lanzamiento de Álex, que se fue a córner tras un rebote en Elustondo que desvió el balón para irse por la línea de fondo tras lamer el poste y minutos después, tras la enésima pérdida, el penalti de Alarcón sobre Silva, que cayó justo sobre la línea del área. Penalti y segundo tanto donostiarra tras materializarlo Januzal.

A este varapalo respondió Sergio con la entrada de Alejo, Alcaraz y el Choco por Alarcón, Idrissi y José Mari. Muy tocado en lo moral, el Cádiz intentaba asomarse al partido por más inercia que corazón, pero cerca estuvo de hacerlo con una ocasión del Choco Lozano que desvió a córner Remiro después de que el hondureño, muy forzado, chutase sin ángulo después de no estar al loro para conectar su cuerpo con la patada al aire de Elustondo. A la salida del córnero, el Pacha Espino lo intentaba a la desesperada con un zurdazo que no encontraba portería.

El 2-0 aplanó el juego de la Real, que dejó de maniatar a un Cádiz que lo intentaba sin la fe de otros días y, para colmo, con la mala suerte de perder al recién entrado Alejo, que se rompía para dejar sitio a Iza.

Pasaban los minutos sin la emoción que solían pasar desde la llegada de Sergio. Apagado por la superioridad manifiesta de la Real, el Cádiz parecía haber bajado los brazos en un encuentro desalentador para todos aquellos que vieron en el punto del Mallorca en Sevilla la bala que puede matar a un equipo que debería sumar seis de seis en estas dos jornadas finales.

Pese a esa falta de ánimos, el guion del partido obligaba a los de Sergio a buscar el gol con llegadas a bases de centros. Y desde luego no serían por saques de esquinas. Cerca estuvo de recortar distancias tras un centro pasado de Álex que Lozano rescató en la línea de fondo para meterlo en la boca de gol para encontrarse el despeje de un defensa.

Esa inercia hizo que las ocasiones llegasen a cuentagotas, como otra que llegó en el 85' trsa un cabezazo ganado por Negredo que prolongaba la jugada para que Álex empalmase alto casi que sin fe y con el cuerpo mal colocado.

Pudo hacer más sangre el noruego Sørloth en el 90' a pase de Portu pero Ledesma sacó una pierna para salvar un 3-0 que volvió a salvar poco después a cabezazo de Mikel Merino. Al final, llegó. Un penalti claro de Chust sobre Portu convertido por el propio atacante txuri-urdin ponía el tercero en marcado. Pero poco o nada ya importaba el resultado dado que pensar ya en el Granada resulta una quimera.

Dos jornadas le quedan al Cádiz. Este domingo recibe al Madrid, campeón de Liga que jugará con los suplentes pero al que no será fácil ganar para seguir dependiendo de sí mismo en el caso de que el Mallorca sume sus tres puntos ante un Rayo que ya anda de vacaciones.

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