Pan y circo
No hay nada que celebrar
'Las promesas y las palabras deben medirse con sumo cuidado'
«Pienso seguir los próximos 20 años», «Hemos gastado el dinero previsto pero no estoy satisfecho, hemos comunicado mal», «Lucas Pérez va a hacer la mejor temporada de su vida»... éstas y muchas más constituyen el repertorio de grandilocuentes, altisonantes sentencias con las que el máximo dirigente del Cádiz burlaba la embestida de una comprometida rueda de prensa ante el incrédulo auditorio de una atónita afición.
Sonoras frases lapidarias que ya contaban con el majestuoso precedente del «no hay nada que celebrar», vertida tras la agónica y afortunada permanencia conseguida en Vitoria, que ya nos avisaba del descomunal grado de autocomplacencia y de alejamiento de la realidad en los que se desenvuelve nuestro presidente.
Aquella aseveración, al margen de marcar una incomprensible distancia con la justificada alegría de la hinchada, esbozaba también el compromiso implícito de embarcarnos en metas mayores, de que la auténtica celebración se aplazaba hasta la consecución de unos logros hasta ahora desconocidos en la historia del club.
Pero tanto en la vida, en general, como en el fútbol, en particular, las promesas y las palabras deben medirse con sumo cuidado, pues el inevitable vendaval de la realidad tiende a desmoronar quimeras y proyectos. Y esa implacable realidad dictamina que tras cuatro jornadas disputadas, el Cádiz es colista de la clasificación con cero puntos en su casillero y sin haber marcado un solo gol. Que el equipo desprende unas sensaciones tristes, nada halagüeñas, que tiende a descomponerse sobre el campo desde el momento en que se pone por detrás en el marcador. Que falta atrevimiento en el juego, confianza y muchas dosis de calidad. Por tanto, más que de sacar pecho o de emitir proclamas huecas y populistas es tiempo de análisis, de aprender de los errores y de humildad. La afición siempre será fiel a sus colores y, aunque sea por pequeñas cosas, como una buena jugada, un córner, un gol, una victoria o incluso una permanencia, estará ahí para festejarlo por todo lo alto. Y a ver si al final de esta campaña tenemos tan poco que celebrar como la pasada.
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