Mundial
La España de Luis Enrique se quedó sin luz desde febrero
La salida del staff de Jesús Casas liberó de la obligada autocrítica interna a una selección que se ha estrellado en Catar sin hacer uso del balón parado, una faceta que dominaba el gaditano
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Las cosas no iban bien entre ellos y todo saltó por los aires el pasado mes de febrero . La Federación y Jesús Navas hacían un comunicado oficial para informar de que el gaditano dejaba de ser el segundo de a bordo en la selección de Luis Enrique.
Al margen estaba Luis Enrique, que ni tan siquiera se inmutó -ni en redes ni en persona- en agradecer los servicios prestados por el gaditano . Ojo, que en su primer comunicado Casas también hizo lo mismo al olvidarse del seleccionador en su lista de agradecimientos a la casa de la que estaba saliendo. Después, es cierto, rectificó en un tuit alegando su olvido y dándole las gracias al entrenador que lo hizo disfrutar tanto en el FC Barcelona como en la Selección.
Lo que quedaba claro es que la relación estaba rota. Nunca llegó a más. Ni broncas, ni nada parecido. Simplemente el feeling de antes ya no era el de siempre. Luis Enrique se apoyó muchísimo más en Rafel Pol en detrimento de un Jesús Casas que cada vez se sentía más secundario, menos importante, nada influyente. Si antes él era el que analizaba a los rivales, preparaba las jugadas a balón parado y mantenía una estrecha relación con los futbolistas en aquel tiempo veía como su participación en las decisiones era casi que inexistente. Ante esto, profesional como es, decidió cortar por lo sano antes de que la relación con el que lo fue todo para él llegase a peores.
Y decidió marcharse. Luis Enrique no dijo ni pío y solo cuando fue preguntado a una rueda de prensa por la salida de Casas manifestó de una manera breve y fría, como es él, que sí, que él había dado el visto bueno a la marcha y había aprobado su dimisión, convertida en una rescisión de contrato.
El tándem formado por Luis Enrique y Jesús Casas había llevado a la selección a las semifinales de la última Eurocopa pero a pesar de los buenos resultados que se estaban consiguiendo Lucho prefirió dejar de lado al gaditano y apoyarse en los hombros de otros técnicos que ahora han caído con él de una forma estrepitosa en el Mundial de Catar.
Pero, ¿qué perdió la Selección con la salida de Jesús Casas? «Muchas, muchas cosas», cuenta en petit comitet un directivo de la Federación Española, de esos que ya en febrero se temían lo peor tras la marcha de un técnico, el gaditano, que ponía la luz allí donde Luis Enrique solo tenía la oscuridad de sus pensamientos, esos tan obcecados que han llevado a la Selección a estrellarse contra un muro de realidad.
Lo que se dice en la Federación es que Casas ponía la autocrítica, el pragmatismo, la sensatez y la cordura que en ciertos momentos no llegan a los genios, encerrados en sus ideas hasta morir con las botas puestas. Como sucedió este pasado martes ante Marruecos.
Y hay más, si se atiende a lo que se dice dentro de la Federación. «El día que salió (Jesús) teníamos claro que se iba la crítica y el sentido común del staff. Luego, además, también nos dimos cuenta que se fue con él el balón parado».
Las palabras de este directivo no son baladí. Cualquiera que viera el cruce de octavos ante Marruecos pudo ver hasta la saciedad la cantidad de saques de esquina sacados en corto o como solo un centro de Carlos Soler, que no fue rematado, puso en peligro a Bono, que mandó a córner el balón. Los españoles gozaron de hasta ocho córners por ninguno de los marroquís. Y en ninguno de ellos se pudo sacar siquiera una ocasión meridianamente clara. También se sacaron no pocas faltas (14) y el resultado fue el mismo. Nada de nada y tranquilidad absoluta para la defensa norteafricana.
Si se tira de estadísticas con Casas al frente de la pizarra de la Selección el porcentaje de acierto ha bajado de forma alarmante. Siendo el gaditano el segundo de Lus Enrique y el encargado de los balones parados la Roja tenía un índice de acierto del 22% en las jugadas a pelota parada, algo que contrasta con el momento actual y partiendo de la marcha del gaditano, un triste 4,5%. Y en el Mundial para qué contar, del 0%.
¿Qué podía salir mal? Sin duda, en el fútbol, como en la vida, los acompañantes son algo primordial en cualquier relación. Y, sobre todo, es tan importante alguien que apoye y arrime el hombro como ese que recuerda los fallos para que no se vuelvan a cometer. Casas era esa voz, la de la autocrítica, esa que todavía en el avión de regreso a Madrid ni siquiera había entrado por la puerta.