Ascenso Cádiz CF 1977

«Éramos una pedazo de plantilla»

Los veteranos que hicieron historia aquella temporada recuerdan, entre bromas, cuál fue la prima por ascender

Escobar, Rosado, Julio Puig o Mané, sentados durante el acto. francis jiménez.

Alfonso Carbonell

Recuerdos imborrables de una hazaña que ha sido recordada este lunes en el estadio Carranza. Allí se han dado cita muchos de los que entonces llevaron el nombre del Cádiz CF por toda la geografía española gracias a un ascenso conseguido en el estadio gaditano tras vencer (aunque poco importaba ya porque los resultados de la jornada también favorecieron) al Tarrasa 2-0 con goles de Ortega y Villalba.

Precisamente, uno de los goleadores de ese día en el que el Cádiz CF certificaba su primer ascenso de la historia , Villalba atendía a LA VOZ una vez finalizado el acto. «Los recuerdos son fabulosos; era el primer ascenso del Cádiz CF en su historia aunque ya se pudo conseguir temporadas atrás con Machicha, con quien también jugué».

Villalba, durante el acto.

De aquel encuentro ante el Terrasa, el roteño recuerda que se leionó justo después de marcar el gol, pero se queda sin duda con el ambiente de ese día. «La afición era para haberla vivido. Afición como la del Cádiz CF es difícil encontrarla. Estábamos concentrados en el Caballo Blanco del Puerto, y desde allí hasta el estadio estuvimos acompañados por cantidad de coches que iban con banderas apoyándonos para subir; sólo necesitábamos un punto para subir», rememora.

Aunque fue uno de los goleadores de ese día junto a Antolín Ortega, Villalba destaca por encima de todo el global de aquel año. «El gol, tanto el mío como el de Ortega, nos hacía falta para tener la seguridad para ascender. Fue un año colectivo fabuloso pese a una caída que tienen todos los equipos. Había unos jugadores increíbles y jugábamos de fábula, de memoria. También había jóvenes como Mané, que de no ser como es hubiera sido un crack».

Villalba pudo comprobar como «un ascenso da categoría a la ciudad y a la vista está que Cádiz es una ciudad admirada por todo el mundo y que se habla más de ella que otras como Elche, Pamplona o demás».

Mané y el reloj Omega

Precisamente, uno de los jugadores con más arte de ese equipo era Mané, que bromea con que «lo que más ha cambiado en el fútbol de hoy es el dinero que se gana». Y pone como ejemplo un botón. «Nuestra prima fue un reloj de oro que nos regaló a cada uno el presidente Enrique Mateos. Era un Omega que se lo regalé a mi padre». Ni un duro mas.

El ascenso «fue un aliciente para todo el mundo y recuerdo que todo el mundo se portó de maravilla. Poner al equipo en Primera fue muy bueno para la ciudad. Además, ascender era muy difícil», asegura.

Ya en lo deportivo, apunta que «aquel equipo era una maravilla. Ya lo era con Domingo Balmanya, con quien cerca estuvimos de ascender en los años que estuvo él como entrenador. Ya Enrique Mateos cogió un equipo que estaba casi hecho y que llevaba mucho tiempo jugando junto y se consiguió el ascenso».

Como no puede ser de otro modo, a Mané se le llena la boca de orgullo cuando se le pregunta por lo que siente a ser uno de los integrantes de ese Cádiz CF del primer ascenso a Primera. «Es para estar muy orgulloso. Yo, al ser 'Cádi Cadi', porque soy de 'Cádi Cádi', aún siento una alegría muy importantede formar parte de ese equipo con veteranos ilustres como Barrachina o Carballo. Éramos un equipazo».

Cuando se le pregunta por cómo fue la siguiente campaña, en la que se descendió, Mané cambia el rostro. «En primera ya se complicó la cosa. Pero bueno, fue el empiezo y ahí está la historia », dice con razón.

Muchos dicen de él que podría haber sido mucho más conocido de lo que si hubiera estado más centrado en el balón. «Eso dicen, sí, sobre todo mi amigo José María García. Pero bueno, unos dicen que si la pesca, que si lo otro... Cada uno que diga lo que quiera. Yo me divertí jugando», sentencia un hombre que considera clave aún hoy «la mezcla de veteranos con jóvenes de la cantera que tenía ese equipo».

Uno de los que portaba el regalo por aquel ascenso era Julio Puig, padre del central que jugó en el Cádiz CF a las órdenes de Carlos Orúe. Con su reloj en la muñeca como prueba de aquella 'prima' de Manuel de Diego, Julio Puig recuerda «que fue un año glorioso». Precisamente, cuenta que él se llevó un doble regalo, su ascenso y el nacimiento de su hijo Julio que años después cerca estuvo de ascender a Segunda con el mismo escudo. «Teníamos una pedazo de plantilla y tuvimos el apoyo del presidente Manuel de Diego».

imagen de familia de los jugadores y familiares de aquel Cádiz 76/77. francis jiménez.

Al frente de ellos estaba Luis Escarti, ayudante en el banquillo del entrenador Enrique Mateos. «Era complicado porque estaban el Rayo, el Sporting, el Oviedo, pero nosotros teníamos un equipazo porque de medio del campo hacia arriba teníamos Carballo, Ortega y Valle y después arriba teníamos con 20 años a Mané y Villaba, más la experiencia de Quino, la verdad es que también teníamos a un porterazo con Santamaría y atrás con Puig, Rosado o Cenitagoya. Se hicieron méritos sufientes para subir. Pero es que 44 años después todavía se recuerdan esos nombres,

Al frente de ese Cádiz CF estaba Enrique Mateos, que se apoyaba en los informes de los rivales de Luis Escarti y en el asesoramiento de Manolín Bueno , también dentro del cuerpo técnico.

Lo que fue el partido, Escarti recuerda que «estuvo controlado a medida que nos enterábamos de los resultados que nos favorecían. Eso hizo que nos relajásemos»

«La celebración fue un escándalo. No se podía andar por la Avenida... Fue impresionante. Era la primera vez que iban a venir a jugar la Liga el Real Madrid o el Barcelona y eso era un premio muy grande para la ciudad y la provincia», relata Escarti, que echa la mirada atrás para contar «que entonces teníamos que mirar a gente de aquí como Villalba, Mané o Ramón (Blanco) porque la cantera entonces tenía que entrenae en la playa o debajo de las gradas de fondo sur o incluso en las pistas de correccional».

Precisamente, uno de esos jóvenes de entonces era Pepe Mejías, que no se quiso perder el acto de los que al año siguiente (ya en Primera) comenzaron a ser sus compañeros. «Yo era el que ese año les hacía las cachitas en los entrenamientos con el filial y el que me llevaba las patadas. Ya al año siguiente, en Primera y con el equipo ya medio descendido, jugué debutando en Primera los últimos cinco partidos», dice el hoy embajador del Cádiz CF.

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