CÁDIZ CF
El delantero del Hércules Portillo, en el ojo del huracán
Lleva 4 partidos sin marcar, necesita cada 245 minutos y Herrero lo necesita pues no imaginan un 0-0 en Carranza
Javier Portillo es la estrella mediática del Hércules CF. Sin duda alguna. No el mejor futbolista, pero sí el más reconocido por la afición futbolística. El máximo goleador de las categorías inferiores del Real Madrid era en su época una de las más firmes promesas del balompié patrio, pero como tantas perlas se quedaron a medio camino.
En su juventud, además de ser el 9 del club de Chamartín, estuvo cedido en la Florentina, el Brujas, y así ha ido bajando peldaños hasta encontrarse en Segunda B. En una entidad histórica pero que como el Cádiz CF arrastra sus miserias en la categoría de bronce.
Portillo, en lugar de ser el ídolo de la hinchada blanquiazul, es su futbolista más discutido . Lejos queda ya su papel en el ascenso a Primera (marcó el gol decisivo en esa temporada). En este deporte solo existe el presente y el de Aranjuez, yerno del propietario del club herculano , está en el ojo del huracán.
Y lo está por méritos propios. El delantero acumula ya cuatro partidos sin marcar , y es que no ha anotado en ninguno de los choques del ‘play off’ de ascenso. Ni ante el Real Murcia ni en el Rico Pérez frente al Cádiz CF. Como apuntan en La Verdad, necesita 245 minutos para meter un gol, impropio de un ariete que ansía el ascenso de categoría.
Solo ha marcado nueve goles (en el Cádiz le superan Jona, Villar y Airam) e incluso llegó a estar ocho encuentros sin anotar . Su promedio es de 0,27 goles por partido . Un desastre. El problema es que su competencia, el exdelantero del Cartagena Fernando, tampoco ha estado al nivel y ni siquiera le ha quitado el puesto en el once inicial.
La figura de Javier Portillo está en entredicho. Su entrenador Manolo Herrero ya ha avisado de que el Hércules deberá marcar en Carranza pues no contempla un 0-0 en un duelo en el que los amarillos saldrán a morir matando. Y con los guarismos de Portillo es para preocuparse. Aunque siempre le quedará la carta de Chechu Flores.
