CÁDIZ CF
El camaleón Cervera
Álvaro ha realizado un soberbio ejercicio de adaptación para que el Cádiz CF cambie su mal color y mire al frente sin complejos
Ay camaleón, ay camaleón, ay camaleón. No por cobarde sino por adaptativo. Álvaro Cervera ha realizado un soberbio ejercicio de adaptación para que el Cádiz CF cambie su mal color y mire al frente sin complejos , sacándole la lengua a los pesimistas; a esos 'optimistas informados' por el espanto de la temporada.
El símil con el símbólico animal de la Bahía realza su capacidad para no romper el tablero sino ensamblar las piezas , forzando lo mínimo, anteponiendo la realidad de su escuadra a su filosofía, las virtudes y especialmente los límites del plantel por encima de su idea principal de juego. Con sólo una naranja pretende hacer un zumo, no un daikiri. "Quiero jugar de esta forma porque estoy convencido de que este equipo se siente más cómodo así", no por deseo ni obstinación. Y esa es su máxima.
Hace fácil lo complejo. La tranquilidad que transmite el míster, mientras otros afrontaban este momento con cara desencajada, sonrisa nerviosa o mirada de terror, ha calado en un vestuario que se sorprendía con la actitud de sus primeros días. Parapetado tras sus gafas de sol y con su voz tenue y apagada, parecía que la cosa no iba con él. Mala impresión, acostumbrados a los gritos y los aspavientos. Otro intento fallido, uno más. Sin comprender que ese nefasto final de liga no escondía más que experimentos, ensayos de prueba-error, con el horizonte de las eliminatorias marcando su paso.
Al término del choque de Ferrol, Cervera sorprendía pues ese rostro no emitía demasiada alegría sino incluso malestar por el sufrimiento del final , por el gol encajado, lanzando ese mensaje de que esto no ha hecho más que empezar. Y felicitando a sus futbolistas y a Claudio Barragán al considerarles artífices de ese primer paso exitoso.
Sin embargo, esa victoria en A Malata porta su rúbrica a pie de página . Alejado de la contaminación indiscutible del entorno, revolucionaba el once en Carranza con una alineación insospechada. El joven, inexperto y prácticamente desconocido Carmona le arrebataba el carril a Juanjo, y Servando aparecía por la zurda. 'Tengo que conseguir que los tres centrales estén sobre el campo ', comentaba días antes. Por implicación, por competitividad. Arropándose en mediocampo, uniendo líneas para que no se descosiera un equipo apuntalado con alfileres, y con los puñales Salvi y Álvaro como auxilio ofensivo.
Fortalecía ánimo y moral pero seguía faltando el broche, la pajarita, el sombrero , ese último toque que marca la diferencia. El gol. Durante toda la semana rumiaba la manera de sorprender al Racing de Ferrol, de nuevo adaptándose a la situación. Para asombro de sus pupilos, cada vez menor pues el resultado respalda el trabajo, probaba con la inclusión de Machado en banda izquierda para hacer daño con la velocidad de Álvaro en punta de ataque, variando incluso el dibujo.
Con ese movimiento de apertura ganaba a Tena la partida de ajedrez. Jaque mate.
Quizás no saque a sus once mejores futbolistas, pues hasta para hacer la lista debe contar con la edad y el estado físico de unos futbolistas que al descanso ya se les enciende el piloto de la reserva . Ello le condiciona hasta los cambios, todos por obligación y no por decisión técnica. Sus peones se van cayendo a medida que avanza el duelo. Es lo que hay.
A Cervera le gustaría contar con un ariete corpulento pero no existe y en lugar de lamentarse apuesta a contrapié por la velocidad de Álvaro. Le encantaría alinear a un lateral zurdo con profundidad además de capacidad defensiva y no un parche como Servando, pero hasta el remiendo le ofrece ahora un aire 'cool'. Preferiría disponer de una plantilla amplia con mayores recursos y no sólo 16 (+2) jugadores para hacer la convocatoria y ahora esos pocos bien avenidos han consolidado un bloque. Querría un mediocentro mixto con la frescura de la juventud y la experiencia del veterano, y se la juega con el otrora desahuciado Mantecón al que ha recuperado para su aventura.
Y el camaleón soñaría con medir dos metros, tener dientes de cocodrilo y la fortaleza de un león, la velocidad del guepardo, la resistencia de un bisonte y la astucia del zorro, pero... ay camaleón.
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